Rafael Febles
Valdría la pena comenzar el presente trabajo tratando de discernir acerca de lo que es un imperio, son varias las cosas que se deben reunir o acumular para tildar de imperio a un país o grupos de países; dadas las circunstancias por la que atraviesa hoy día el sistema capitalista y la expresión más visible de este en nuestro concepto, hablar del imperio norteamericano sin observar a la Unión Europea, nos luce como que algo falta en la apreciación justa y dimensional del espectro de alcances del poder mundial. Abundar en que significa ser imperio creemos no es necesario a estas alturas del juego, lo damos por descontado.
En trabajo anterior “Del Capitalismo sin Imperialismo”, del cual por cierto los críticos le cambiaron el título sin tan siquiera pedir permiso o hacer referencia a este, y según lo cual aprovecho para preguntarles, es una crisis en Norteamérica o en el mundo capitalista desarrollado, de tal manera que las cosas hay que comenzar a verlas con sentido pragmático y no del deseo porque desaparezca el imperio como tal. Es importante y muy importante que comencemos por evaluar si Estados Unidos está en la capacidad de continuar siendo el imperio (calificativo que le ponen otros), a no ser por la vía dura a pesar de los fracasos, sencillamente no podemos perder de vista lo que han advertido muchos incluyendo al propio Fukujama sobre la minusvalía del gobierno norteamericano en seguir sosteniendo el poder omnímodo de amo del mundo, voces como la del presidente de Francia, Sarkozzy, el llamado de Asia y otros líderes europeos para reconsiderar y modificar el sistema financiero internacional, inclusive algunas opiniones interesantes de valor, acerca del dólar como divisa de referencia mundial.
De lo dicho anteriormente, no me queda la más mínima sombra de duda a que el capitalismo sobrevivirá de esta crisis, lo que me atrevo a señalar y no es solo deseo es la virtual perdida de EEUU como denominación de Imperio, lo cual se traduce en un capitalismo sin imperio, todos los caminos conducen de nuevo a Roma y si la evaluación pertinente del porque de esta aseveración, nos está indicando que la situación interna del país del norte de América es de características severas en cuanto a su economía, como referencia ante el mundo y particularmente lo que en estos momentos están sintiendo millones de sus paisanos que sienten en carne propia lo que siempre les indujeron, ocurría en el resto del mundo.
Podemos analizar que el mundo multipolar en su existencia se traduciría en el fin del imperio llámese como sea el apellido que se le coloque y que la economía mundial pasaría a ser algo más democrático por decirlo de alguna manera, donde no haya un dominio único o un consejero que compra y se da el vuelto, la cuestión estaría en soportar cualquier teoría que afirme que el capitalismo puede seguir existiendo sin la connotación de un imperio en sus entrañas, a nuestra manera de ver, esta sería la interrogante a dilucidar en años venideros y de la cual y en forma particular me atrevo a vaticinar con los riesgos a los cuales me atengo desde ahora.
Por otro lado, y es necesario afrontarlo, es la lucha contra al capitalismo en cualquiera de sus formas y vertientes y que solo el socialismo podrá con sus variantes modificar el cuadro actual del intercambio mundial y la búsqueda de la justicia y equidad entre países y pueblos; dependerá de la calidad de los líderes que en el mundo tengan la fortaleza, dignidad y valentía de promoverlo sin complejos y sin contemplaciones. En todo caso nos suena igual al oído hablar de capitalismo sin imperio, que del fin del imperio, que por cierto el dejar de ser imperio no involucra que deje de ser capitalista, no les parece; lo importante acá más que un título es el valor agregado que debemos buscar para profundizar la lucha y hacer ver al mundo que el capitalismo jamás podrá ser humanista, demostraciones por doquier nos confirman tal aseveración.
Las propuestas acerca de la paz están íntimamente ligadas a esa lucha por un mundo mejor que solo lo puede ofrecer la ética socialista, la economía socialista y el ser nuevo socialista, lo que nos coloca al filo de los nuevos tiempos, ante lo cual debemos provocar una movilización mundial que advenga en nuevos liderazgos que hagan del mundo una mejor casa con toda la buena familia dentro.
Tomado de Aporrea
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