Imagen: Juan Kalvellido
La existencia de los paraísos fiscales es considerada hoy un fuerte reto de la nueva arquitectura financiera que se requiere para erradicar las turbulencias monetarias en el mundo y crear un orden económico internacional equilibrado.
Reciben ese nombre los países que ofrecen una fiscalidad baja o nula a los depósitos realizados por extranjeros y sancionan a quienes revelen la identidad de los titulares de cuentas, incluso si es a petición de autoridades estatales.
Esta semana los paraísos fiscales salieron nuevamente a flote ante un pedido a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de hacer una evaluación de cómo operan los diferentes centros financieros globales respecto a los mecanismos existentes para combatir el fraude fiscal.
Tal solicitud, fue realizada por los organizadores de la Cumbre del G-20 (los siete países más ricos y los emergentes) que se efectuará el 2 de abril venidero, en la que el tema de la arquitectura financiera es parte fundamental de la agenda.
El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, afirmó que en la lista del G-20 debían figurar los territorios dependientes de la corona británica.
Juncker se quejó en una entrevista de que las islas británicas de Jersey, Guernesey o la de Man no están siendo sometidas a la misma presión que Luxemburgo, Suiza o Liechtenstein por su comportamiento como paraísos fiscales.
Consideró que la voluntad de esa agrupación de buscar un mayor control sobre la crisis financiera mediante una reglamentación más rigurosa para una regulación monetaria efectiva, choca con esos intereses.
El gobernante fundamentó su argumentación en el hecho de que no se pueden reglamentar los mercados financieros en una parte del globo y en la otra no.
Entretanto, el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrck, calificó de inaceptables y desproporcionadas las diatribas lanzadas desde Suiza contra él a raíz de su crítica a la falta de cooperación por parte de ese país en cuanto a la eliminación de los lugares ideales para la evasión fiscal.
El gobernante fundamentó su argumentación en el hecho de que no se pueden reglamentar los mercados financieros en una parte del globo y en la otra no.
Entretanto, el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrck, calificó de inaceptables y desproporcionadas las diatribas lanzadas desde Suiza contra él a raíz de su crítica a la falta de cooperación por parte de ese país en cuanto a la eliminación de los lugares ideales para la evasión fiscal.
A la sazón, la ministra suiza de Exteriores, Michelena Calmy –Rey, manifestó esta semana el enojo de su país tras haber sido señalado como paraíso fiscal por la OCDE, y calificó de no transparente la lista elaborada por ese organismo.
Luego de aseverar que Suiza no clasifica en esa categoría, también negó que la nación no coopera al respecto, y aseguró que podría figurar, si existiera, en una relación de quienes luchan contra el blanqueo de dinero.
Roberto Salomón
Tomado de Prensa Latina
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