Cantautor uruguayo. Mario Benedetti y Daniel Viglietti unieron sus voces allá por el año 1978 y desde entonces ya nunca se separaron. Tiempo después, el músico sigue unido al poeta a través de sus textos y de su legado humano. Las dos voces, ahora fundidas en una sola, regresarán esta noche, a las 20 horas, al Paraninfo y el jueves a la Sede de Cocentaina con un concierto organizado por el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti. MARÍA POMARES ? Aunque parezca una paradoja, Benedetti estará más presente que nunca esta noche en el Paraninfo... Sí, es una situación impar en el sentido de que este concierto ya no será a dos voces como titulábamos nuestro recital y nuestro disco, sino a una voz, pero Mario estará presente a través de sus textos. A nivel personal, me sucede algo parecido, me siento sin Mario, pero también con Mario. La fuerza expresiva de su poesía, su ejemplo humano, su lealtad con los principios del humanismo hacen que, ausente su cuerpo, su obra siga trabajando y que, en mi caso, de algún modo, me siga acompañando como ocurrirá esta noche o como ya pasó anteriormente en México, Uruguay o Argentina. Al margen del trabajo "A dos voces" y el exilio, ¿qué más compartió con Mario Benedetti? La amistad sobre todo. Nos conocíamos desde finales de los años cincuenta, cuando él trabajaba en sus primeras obras literarias y yo, en mis primeras canciones, y ambos escribíamos en el semanario "Marcha". Luego, en 1978 nos encontramos en La Habana en medio del exilio, y descubrimos todo lo que teníamos en común. Poco después, nacía la idea de crear "A dos voces". Cuál es el retrato de Mario Benedetti que va a trazar esta noche en Alicante? Voy a recorrer diferentes trazos de los encuentros y los trabajos con él, y de las diferentes etapas de nuestra relación. También voy a acercar el recuerdo de gente que Mario admiró, y voy a incluir algún pasaje de amor porque él siempre luchó por defender la alegría como dice en uno de sus poemas. ¿La música siempre es el mejor aliado en esa defensa de la alegría? No sé si es la mejor, pero sí es cierto que la alegría siempre necesita que se la defienda en voz alta y con todos los instrumentos, y la música es uno de ellos, como la poesía. ¿Qué tiene Daniel Viglietti de trovador? El trovador es lo esencial en mí porque a través de la letra y de la música voy irradiando mensajes, pero no son mensajes informativos, sino cargados de emoción, aunque parece que ahora está fuera de moda. Siempre trato de decir ciertas verdades y reclamos pasados por la emoción de hacer un producto hermoso. No obstante, a veces al trovador le toca el hombre y le pide tiempo prestado, y otras veces es el comunicador el que pide ese tiempo. ¿Cómo se llega a esa fusión de música culta y popular que define su obra? Ése es un fenómeno del que no he sido demasiado consciente, pero yo lo definiría como una especie de mestizaje cultural. Quizás me venga de mis raíces. Mi madre, Lyda Indart, era pianista clásica y mi padre, Cédar Viglietti, era guitarrista y folclorólogo. Esas dos vertientes se me vinieron desde niño, de modo que es difícil separar todo eso. Su música siempre ha caminado de la mano de causas que ha considerado justas. ¿Hay algo más allá del compromiso? Todos estamos comprometidos, incluso Bush. El compromiso siempre está presente, lo malo es que, en ocasiones, es con el vacío, con la mentira, con la desigualdad o con el racismo. Ojalá todos estuviéramos comprometidos con la vida, con el cambio social, con la igualdad o con el camino hacia el socialismo verdadero. No obstante, la gran mayoría es gente linda y solidaria. Decía en una de sus canciones que "nunca oiremos tangos como los del tiempo aquél, pero hay que seguir cantando aunque ya no esté Gardel". ¿También aunque ya no esté Benedetti? Por supuesto. Es tal la miseria imperante en millones y millones de personas que la pregunta se contesta sola. Da vergüenza saber por cifras oficiales cómo se ha acrecentado la pobreza, y el abismo de desigualdad que existe, pero en América Latina no hay reservas para oponerse a eso, y de ahí se explica que haya gobiernos progresistas de diferentes estilos intentando hacer las cosas de otro modo. ¿Cómo se traducirá esa oposición en las elecciones del domingo en su país? Éstas son unas elecciones muy importantes porque, por un lado, votamos para que estos últimos cinco años de Gobierno progresista continúen y, por otro lado, hay dos plebiscitos, uno para que en las próximas elecciones los uruguayos residentes fuera del país puedan votar, y otro para anular la Ley de Caducidad y que así se pueda hacer justicia en este país con una ley que abarque a todos los terroristas de Estado de la dictadura. En "Canción para mi América" instaba a dar "tu mano al indio". ¿Sigue en vigor esa reivindicación en la actualidad? Por supuesto. Aunque esa canción es de 1961, sigue siendo necesario, como también lo es que seamos conscientes de que los pueblos indígenas nos sólo nos han dado la mano desde su lucha por la identidad o con experiencias como la zapatista en México o el Gobierno de Evo Morales, sino que nos han un abrazo de esperanza que está formando un tejido muy importante en América Latina. Tomado de Informacion.es
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