12 may 2010
Los mercenarios de Blackwater se alistan para cuatro nuevas guerras
En grabaciones secretas obtenidas esta semana por el investigador estadounidense Jeremy Scahill, el presidente de la conocida empresa de mercenarios reveló planes para ejecutar guerras clandestinas en varios países del mundo. En las grabaciones, Erik Prince, fundador y presidente de Blackwater, explica que enviaría mercenarios para luchar contra “terroristas” en Nigeria, Yemen, Somalia y Arabia Saudita.
El periodista norteamericano Jeremy Scahill, autor de Blackwater: el auge del ejército mercenario más poderoso del mundo, obtuvo esta semana grabaciones en las cuales el presidente de la conocida empresa de mercenarios revela planes para ejecutar guerras clandestinas en varios países del mundo. En las grabaciones, Erik Prince, fundador y presidente de Blackwater, explicaba que enviaría mercenarios armados, con el visto bueno del gobierno de los Estados Unidos, para luchar contra “terroristas” en Nigeria, Yemen, Somalia y Arabia Saudita. El objetivo de esas misiones sería combatir la influencia de Irán en la región y, en el caso de Nigeria, "salvar" el petróleo que se pierde por los continuos atentados de la insurgencia nigeriana.
Prince, un fundamentalista cristiano de 40 años que fue miembro del equipo de operaciones especiales de la armada de los Estados Unidos, fundó la firma de seguridad Blackwater en 1997. La empresa fue una importante contribuyente de las campañas del Partido Republicano y Price, un protegido del ex presidente George Bush padre. El 2 de marzo de 2009 Prince anunció que abandonaba su puesto de director general de Blackwater. La decisión, adoptada a raíz del descrédito de la empresa por varias operaciones sucias desarrolladas en Irak, en realidad fue una mascarada: Blackwater cambió de nombre (ahora se llama Xe Services), pero sigue siendo la contratista privada más importante del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Cerca del 90% de sus beneficios actuales proceden de los contratos con el gobierno norteamericano.
En el reciente artículo de Scahill, Prince también revela información sobre las operaciones clandestinas que su firma está conduciendo a través de cuatro bases de “operaciones de avanzada” controladas por Blackwater en Afganistán. “Nosotros construimos cuatro bases militares, las equipamos y las manejamos”, dijo Prince. Una de las cuatro bases operadas por Blackwater, la FOB Lonestar, está a menos de 10 kilómetros de la frontera con Pakistán, lo que enorgullese a Price. “¿Quién más ha podido construir una base de operaciones de avanzada cerca de la ruta de infiltración de los talibanes?” preguntó al auditorio donde disertaba.
Permitir a particulares operar “bases militares” en un país extranjero en el contexto de una guerra es violatorio del Convenio de Ginebra y las leyes internacionales que regulan los conflictos armados. No obstante, Washington no ha suspendido las operaciones. Desde 2002, las agencias de Washington han hecho contratos superiores a los 2.000 millones de dólares con Blackwater y Xe.
En Irak, la compañía de Prince goza de impunidad absoluta, dado que los mercenarios que la integran no pueden ser juzgados, según el decreto firmado por el entonces procónsul Paul Bremen, al que los miembros de Blackwater protegían personalmente.
En diciembre de 2006, un miembro de Blackwater que estaba ebrio mató a un guardia del vicepresidente iraquí Adil Abd-al-Mahdi. En menos de 36 horas, el Departamento de Estado lo sacó de Irak, recomendando que la empresa de Prince pagara 250.000 dólares y pidiera disculpas a la familia del guardia. Al final, sólo les hicieron llegar 15.000 dólares. El servicio diplomático del Departamento de Estado afirmó que si se pagaba más dinero no faltarían los iraquíes "que se quisieran hacer matar" para cobrar recompensas de esa magnitud.
Según un reportaje del canal de noticias MSNBC basado en declaraciones de dos empleados de Blackwater ante la Corte Federal norteamericana, la firma utilizó prostitución infantil en su complejo de la fortificada Zona Verde de Bagdad. Los testigos añadieron que los niños fueron implicados en actos sexuales con miembros de Blackwater a cambio de un dólar, y Erick Prince, el dueño de la firma, "no logró detener el uso de prostitutas, incluyendo la prostitución infantil, por parte de sus hombres". En otras declaraciones a los miembros de la Corte, quedó expuesto el hecho de que la CIA contrató a Blackwater para un programa secreto de asesinatos políticos.
Pese a que la Casa Blanca ha venido sosteniendo que no tenía operaciones en Pakistán, en la grabación de las palabras de Prince obtenidas por Scahill, el presidente de Blackwater afirmó que estaba realizando operaciones secretas en ese país, con el financiamiento del Pentágono y la CIA, como parte de la “guerra contra el terrorismo”.
Prince, que no ha ocultado en el pasado su furibunda islamofobia, asegura que Blackwater está ejecutando activamente un plan “maestro” para organizar una rebelión chiita en la región. “No van a poder lograr resolver el problema (de Irán) con soldados uniformados. Es demasiado sensible. El sector privado, en cambio puede operar allá con huellas casi invisibles”, dijo Prince, agregando que el uso de contratistas privados para conducir esas operaciones contra Irán sería mucho más económico que una guerra tradicional. En el encuentro, calificó a los milicianos que luchan contra los Estados Unidos en Afganistán, Irak y Pakistán como "bárbaros salidos de las alcantarillas".
En su discurso, que fue pronunciado el 14 de enero en la Universidad de Michigan ante un auditorio integrado mayoritariamente por empresarios de la industria armamentística, militares en actividad y veteranos, en varias oportunidades usó términos peyorativos hacia los militares afganos que está entrenando su compañía, diciendo que Blackwater tenía que enseñar incluso "Introducción al uso del water closs".
En el caso de Nigeria, país rico en petróleo y gas, Prince también propuso la utilización de contratistas privados armados. Dijo que los grupos guerrilleros en el país han logrado disminuir dramáticamente la producción de hidrocarburos y alegó que los rebeldes roban medio millón de barriles de crudo por día. Prince no hizo mención a la oposición no violenta de poblaciones indígenas a la extracción de petróleo y la contaminación, ni se mencionaron los notorios abusos a los derechos humanos cometidos por corporaciones multinacionales del petróleo en Nigeria, que han provocado gran parte de la resistencia. La explotación petrolera de la multinacional angloholandesa Shell en el delta del Níger ha sido denunciada en incontables oportunidades. A pesar de que multitud de leyes y resoluciones judiciales, locales e internacionales, han exigido a Shell el cese de sus actividades contaminantes en la zona, la complicidad del gobierno y de las instituciones internacionales ha permitido a la compañía petrolera continuar con su actividad. Shell, además, ha sido acusada de financiar grupos paramilitares a los que se les atribuye la muerte de cientos de activistas sociales que pedían el cese de las operaciones de la compañía en el país. El escenario no podía ser más propicio para que Blackwater (o más correctamente Xe Services) haga los negocios sucios que propone Prince.
Ricardo López Dusil: Director periodístico de elcorresponsal.com. El artículo completo de Jeremy Scahill, en inglés, puede leerse en las páginas de la revista The Nation (Nueva York, Estados Unidos).
Tomado de Rebelión
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