24 sept 2010

Francia: Quinta jornada de huelga general contra el recorte de pensiones de Sarkozy


Nueva jornada de protestas y paros contra la reforma de pensiones de Sarkozy

La reforma de las pensiones impulsada por Nicolas Sarkozy ha sido respondida nuevamente con movilizaciones y paros en el Estado francés. Ha sido la quinta jornada de protestas convocada por los sindicatos en lo que va de año y la segunda en sólo 15 días, y será seguida, con independencia de su resultado, de otras dos ya convocadas para el próximo octubre.

Los líderes sindicales han asegurado haber igualado el número de manifestantes del pasado día 7 en el que, según sus cálculos, se movilizaron cerca de tres millones de personas.

Desde el Ejecutivo francés, sin embargo, afirman que ha habido un descenso tanto en el número de huelguistas como de manifestantes y aseguran qeu seguirán adelante con la controvertida reforma.

Las movilizaciones se han desarrollado en más de 200 ciudades y los transportes públicos han funcionado con muchas perturbaciones a causa de la huelga.

Los franceses vuelven a protestar contra el tijeretazo de Sarkozy

Acosado por varios frentes (crisis con Europa a causa de la deportación de gitanos, secuestro de cinco franceses en Níger por terroristas islamistas y tres en Nigeria por vulgares piratas), Nicolas Sarkozy ha vivido una nueva jornada convulsa. Los sindicatos franceses han llevado a cabo su quinta jornada de huelgas y protestas callejeras en lo que va de año (la segunda en menos de quince días) para forzar al Gobierno a que retire su polémica reforma de las pensiones, que prevé retrasar la edad legal de jubilación de los franceses de 60 a 62 años y de 65 a 67 años la edad a la que deberán pasar al retiro los asalariados que, no habiendo cotizado todo el tiempo preceptivo, quieran jubilarse con la pensión completa.

No se ha paralizado el país (ni siquiera París) pero a juicio de los sindicatos, las manifestaciones han reunido, en toda Francia, casi tres millones de personas, 300.000 más que en la anterior protesta, celebrada el 7 de septiembre. El ministerio del Interior ha rebajado mucho esa cifra, hasta los 997.000. Y lo que es más importante, menos que los 1.120.000 manifestantes que este ministerio contó el 7 de septiembre. Hasta ahora, había reconocido que cada manifestación crecía con relación a la anterior. Hasta ahora. Es decir, a ojos del Gobierno, el movimiento de protesta tocó techo hace dos semanas, comienza a desgastarse y a desfallecer. A su favor se cuenta el ligero menor seguimiento de la huelga en los trenes, por ejemplo.

Los sindicatos, sin embargo, consideran que la jornada ha sido un éxito completo. Bernard Thibault, secretario general del sindicato mayoritario CGT, ha avisado: "Si Sarkozy no escucha, habrá nuevas movilizaciones".

La manifestación de París ha reunido a muchos sindicalistas a muchos funcionarios (profesores de instituto, de colegios, de universidad, médicos y trabajadores de los hospitales...), a muchos jóvenes, casi adolescentes, que, con una pegatina que rezaba 60 años, mi libertad, expresaban ya su temor por su jubilación futura. También ha acudido otra mucha gente: Jérôme Sagoin, un empleado de una empresa textil, aseguraba al paso de la manifestación parisina por el boulevard Saint-Michel: "No soy sindicalista, ni siquiera muy político. Pero esta es mi tercera manifestación este año. No vengo solo por lo de las jubilaciones: vengo porque no me gusta la injusticia y el racismo que propugna este Gobierno".

Los sindicatos decidirán mañana cómo continuar. El calendario corre en su contra: el próximo 5 de octubre, el Senado comenzará a debatir la nueva ley, que ya ha sido aprobada por la Asamblea Nacional. Será muy difícil que Sarkozy ceda: hundido en los sondeos, vapuleado dentro y fuera de Francia, el presidente francés ha hecho de la reforma de las jubilaciones una cuestión de principios. Los ocho sindicatos convocantes lo saben. Algunos de ellos, por eso, esperan contraprestaciones que no resulten puramente cosméticas. Una de ellas, citada estos días en la prensa francesa, consiste en que las mujeres, grandes perjudicadas de esta ley según las centrales sindicales debido a que muchas encadenan contratos poco duraderos y pasan años sin cotizar, queden exentas de tener que jubilarse a los 67 años para cobrar la pensión máxima.

Tomado: Kaos en la Red

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