“El extranjero” (1942) es una novela del escritor francés Albert Camus. En el ambiente posterior a la II Guerra Mundial, esta obra denuncia la carencia de valores del mundo contemporáneo. |
Este país que sostuvo como bandera la idea del crisol de razas, cíclicamente en el hoy expresa en boca de funcionarios la suerte de la intolerancia que resurge como parte del discurso neoliberal y que conlleva la intención de excluir a todo aquel que no sea blanco, apuesto y exitoso. Esta atribución de los paladines platinados, padres del progreso, que cargan la mítica idea de poblar estas latitudes desde la época de Neanderthal, esgrimen el argumento del indocumentalismo racista cuando la piel les es frotada por el conflicto irresuelto de una sociedad en la que se ven amenazados en la concentración de sus riquezas mixturadas con la frivolidad asociada a lo perverso.
Siendo así, me permito brevemente traer la reflexión teológica acerca de las palabras del patriarca Abraham cuando dice “Extranjero y habitante soy ante ustedes”. La exégesis se detiene en este versículo, insistiendo en la profunda idea de que todo hombre en su calidad humana habita únicamente la extranjería. Dicho de otro modo, acusar al otro de extranjero implica no reconocer la frágil condición de haber sido colonizado en los propios hábitos enajenantes, establecidos por los límites autoritarios de la condición discriminatoria. Inculpar al otro de extranjero es poner al descubierto nuestra propia alienación y asumir nuestra propia extranjería es dejar de ser extraños ante nosotros mismos.
Como hijo de polizontes indocumentados que llegaron a la Argentina en el año 1948, recomiendo la lectura de El extranjero, de Albert Camus, quien nos recuerda que los estigmas sociales denotan la insensibilidad, la desidia y el absurdo.
Daniel Goldman - Rabino
Tomado: Página 12
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