Hoy estamos en la calle. Trabajadores del sector público y privado, jóvenes, jubilados... todos unidos contra lo inconcebible. Alzamos nuestra voz para exigir una vida digna. Se trata de una cuestión de legitimidad. El Gobierno presenta ante el Parlamento leyes que son aprobadas en unas horas, textos que anulan los convenios colectivos, que facilitan aún más los despidos, que reducen los salarios de los funcionarios, que suprimen medios de transporte públicos, cierran hospitales y universidades. Mientras tanto, el primer ministro invita a los líderes de los distintos grupos parlamentarios a reuniones privadas para poder así enseñar apretones de mano en la televisión y hacernos creer en un acuerdo. Nosotros nos negamos a seguir este juego, ya que consideramos que no puede tomarse ninguna medida sin la autorización previa de la sociedad. Y hoy la sociedad ha respondido : todos y todas a la calle.
¿Pueden una huelga general de 24 horas y una manifestación masiva cambiar las cosas ? Sí y no. No, si nos limitamos a combates "solo por la forma". Sí, si logramos convertir el miedo social en determinación y confianza. El clima puede cambiar : esto es a lo que tienen miedo los laboratorios del poder. Seguimos con la mirada puesta en Europa. Los estudiantes británicos no han logrado evitar el aumento de las tasas universitarias, pero las imágenes de su protesta se han difundido por el mundo entero gracias a internet y ahora los estudiantes griegos defienden aún con más firmeza el carácter público de sus universidades. Puede suceder lo mismo con los trabajadores. El mundo progresa así, sobre todo en tiempos de una crisis profunda como la actual. La juventud tiene que encontrarse en las calles de Europa para terminar con la apatía, para coordinar y radicalizar las luchas sociales. La izquierda tiene un papel que jugar en esta historia, ahora más que nunca.
Alexis Tsipras, presidente de Synaspismos
Traducción: Elvira Hdez.
Tomado: L`Humanité
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