Después del muro que construyó para separar a su territorio de Cisjordania, Israel comenzó a edificar una nueva valla pero en su frontera con Egipto, y cuenta con aval de El Cairo. Además, el gobierno israelí aprobó los planes el mes pasado para construir un campo de detención cerca de la frontera con Egipto para albergar a inmigrantes africanos indocumentados. Activistas locales repudiaron la iniciativa, señalando que viola flagrantemente el derecho humanitario internacional. "La idea de una prisión construida expresamente para inmigrantes no sólo es racista, sino que también contraviene los principios básicos del derecho internacional", dijo a IPS el presidente de la Organización Egipcia para los Derechos Humanos, Hafez Abu Saeda. El 28 de noviembre, el gabinete israelí aprobó la construcción de un campamento para albergar en forma temporal a inmigrantes que ingresaran a Israel desde el vecino Egipto. Según el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, el proyecto es parte de un más amplio plan para detener la "ola de inmigrantes ilegales" que ingresan al país en busca de empleo, aunque no dio más detalles. Israel señala que, en los últimos años, decenas de miles de africanos han ingresado ilegalmente a su territorio atravesando la frontera egipcia. Una vez en territorio israelí, estos inmigrantes son contratados por lo general como trabajadores zafrales en granjas y asentamientos, recibiendo relativamente bajos salarios. Esta afluencia "crece y amenaza el trabajo de los israelíes. Desafía en la cara al Estado y tenemos que detenerla", dijo Netanyahu. El límite entre Egipto e Israel es la principal puerta de entrada para los inmigrantes africanos, tanto refugiados políticos como económicos. La mayoría vienen de Sudán, Etiopía y Eritrea. Los intentos para cruzar ilegalmente la frontera, ya tensa debido a la proximidad con la franja de Gaza, por lo general terminan en choques fatales con la policía egipcia. A fines de octubre, un sudanés fue asesinado por las autoridades fronterizas egipcias cuando intentaba cruzar a Israel. Un reciente informe de la organización Human Rights Watch señaló que, desde 2007, funcionarios de frontera mataron a por lo menos 85 inmigrantes africanos, de los cuales 24 murieron este año y 19 el anterior. El primer ministro israelí, por su parte, subrayó que el centro de detención tiene el objetivo de albergar a inmigrantes indocumentados, no refugiados políticos. "No estamos deteniendo el ingreso de refugiados de guerra", dijo. "Estamos frenando el ingreso masivo de buscadores de empleo ilegales debido al grave impacto que tiene en la naturaleza y el futuro del Estado de Israel". Sin embargo, Abu Saeda cuestionó el derecho de Israel a hacer esa distinción. "El tema de quién es y quién no es un refugiado político debería ser decidido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que tiene el mandato de determinar si la vida de los inmigrantes está en peligro en sus países de origen", afirmó. También refutó las afirmaciones de Israel de que recibir a africanos representaba una carga económica. "Israel recibe a los falasha (judíos etíopes), así como a judíos de otros países, como Rusia, e incluso llega al punto de ofrecer incentivos financieros a inmigrantes judíos", dijo. "Entonces, ¿cómo pueden decir que los inmigrantes son algo malo para su economía?". La última semana de noviembre comenzó la construcción de una valla eléctrica de 250 kilómetros de largo en la frontera con Egipto. Funcionarios israelíes señalan que esta muralla, de 360 millones de dólares, incorporará alta tecnología de vigilancia. Un tratado de paz de 1979 entre Egipto e Israel limita específicamente despliegues militares y de seguridad en la frontera compartida. Sin embargo, El Cairo parece indiferente a los planes israelíes. El portavoz de la cancillería egipcia, Hossam Zaki, dijo que su gobierno ni aprobaba ni desaprobaba la barrera "mientras fuera construida del lado israelí". Además, describió el proyecto como un "asunto interno israelí" que ni amenazaba los intereses nacionales de Egipto ni violaba su soberanía. Pero el nuevo muro no es la única barrera de separación en la zona. El año pasado, Egipto creó un vallado subterráneo de acero en su frontera de 14 kilómetros de largo con Gaza para impedir el contrabando a ese territorio palestino. Desde que Israel –y luego Egipto—cerraron herméticamente su frontera con la franja en 2007, los aproximadamente 1,5 millones de gazatíes han dependido de túneles para recibir del exterior sus necesidades más básicas. "Se está convirtiendo en una región de paredes y cercos", dijo a IPS Ayman Abdelaziz Salaama, profesor de derecho internacional en la Universidad de El Cairo. "En los últimos 10 años, Israel, siempre obsesionado con su seguridad, se ha rodeado con muros y fortificaciones". "Pero ningún país en la historia ha sido capaz de construir murallas suficientemente altas para mantener fuera a quienes están determinados a entrar", añadió. Abu Saeeda coincidió, señalando que ninguna seguridad fronteriza podrá detener la inmigración mientras otros países sigan sufriendo crisis económicas crónicas. "En lugar de construir campamentos o vallados, la comunidad internacional debería promover el desarrollo de esos países para aliviar las causas de la inmigración indocumentada, esto es, el desempleo y la pobreza", afirmó. Esto quedó claro en una conversación que mantuvo IPS con un inmigrante de la occidental región sudanesa de Darfur, arrestado en El Cairo a comienzos de este año por intentar cruzar ilegalmente hacia Israel. "Mis primos entraron a escondidas y hallaron trabajo con relativamente buenos salarios, pero algunos fueron enviados de regreso a Darfur", contó a condición de mantener el anonimato. "A pesar de que fui encarcelado 30 días por haberlo intentado, estoy pensando en probar suerte de nuevo". "La situación en Darfur no va a mejorar pronto", añadió. Adam Morrow y Khaled Moussa Al-Omrani Tomado:ipsnoticias.net |
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