Presidente cubano pide un debate valiente y critica la falsa unanimidad basada en la simulación y el oportunismo. |
Desde principios de noviembre la población cubana en los barrios y centros laborales está discutiendo los lineamientos políticos de la economía que marcan el rumbo “hacia el futuro socialista” en el que nadie quedará desamparado y no “hacia el pasado capitalista y neocolonial”, indicó Castro en el que será la planificación y no el libre mercado el rasgo distintivo y no se permitirá la concentración de la propiedad.
El Partido dirige, no administra
El presidente cubano tiene entre sus objetivos la institucionalización de la revolución como garantía de continuidad del proceso y en este discurso apuntó a que el Partido Comunista de Cuba (PCC) debe “dirigir y controlar pero no interferir en las actividades del Gobierno” para así el Partido recuperar su “condición de vanguardia organizada de la nación cubana y fuerza dirigente superior de la sociedad” como marca la constitución socialista refrendada en la Isla en el 2002.
Reconoció que entre el Partido Comunista y el Gobierno faltó cohesión, organización y coordinación y en medio de las “amenazas y urgencias cotidianas descuidamos la planificación a mediano y largo plazos, no fuimos suficientemente exigentes ante violaciones y errores de carácter económico cometidos por algunos dirigentes”.
Sin copiar modelos pero sin ignorar experiencias de otros países, se construirá un consenso nacional que para Raúl Castro se debe forjar en un debate valiente y criticó “la falsa unanimidad basada en la simulación y el oportunismo”.
Aprovechó el encuentro para anunciar que el sexto congreso del PCC se realizara del 16 al 19 de noviembre del 2011, en el que los jóvenes tendrán un gran protagonismo avalados por la “autoridad moral” de la generación histórica sobre el concepto de que “el socialismo es la única garantía para seguir siendo libres e independientes”.
El secretismo esconde los fallos
Una revolución nacida en la adversidad frente a una potencia como Estados Unidos fue creando una cultura defensiva que justificó en muchos casos el secretismo para no darle balas al enemigo, pero según el presidente cubano esto no puede incluir las cuestiones que definen el curso político y económico de la nación, para ello animó a poner sobre la mesa toda la información y los argumentos que fundamentan cada decisión.
Para poder “explicar, fundamentar y convencer al pueblo de la justeza, necesidad y urgencia de una medida, por dura que parezca”, el reto es desmontar esta barrera psicológica para generar un debate “sin ataduras a dogmas y esquemas inviables” según reconoció el propio presidente cubano.
Raúl Castro instó a un cambio de mentalidad a los cubanos que los aleje del “excesivo enfoque paternalista, idealista e igualitarista que instituyó la Revolución en aras de la justicia social", pero también a los cuadros dirigentes les pidió que los acuerdos del Gobierno deben cumplirse y no convertirse en letra muerta, para ello "redoblaremos la constancia y la intransigencia ante lo mal hecho", anunció Castro.
Guillermo Nova | La República | La Habana
Tomado: La República.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario