28 ene 2011

Una nueva verdad nace en el mundo árabe


Saeb Erekat, jefe negociador de la Autoridad Palestina, durante un mitin de ayer

Los Papeles Palestinos son un testimonio tan acusatorio como la Declaración Balfour. La "Autoridad" -uno tiene que usar este término entre comillas- Palestina estaba y está preparada para ceder el "derecho de retorno" de quizás siete millones de refugiados a lo que es ahora Israel por un "Estado" que podría llegar a ser, como mucho, sólo un 10 por ciento del Mandato Británico de Palestina.
Y mientras se revelan estos temibles documentos, el pueblo egipcio pide la caída del presidente Mubarak y los libaneses van a nombrar un primer ministro designado por Hizbulá. Rara vez ha visto el mundo árabe algo así.

Los Papeles Palestinos, para empezar, muestran con claridad que los representantes del pueblo palestino estaban dispuestos a destruir cualquier esperanza de los refugiados para retornar a su hogar.

Significa una afrenta para los palestinos enterarse de qué manera sus representantes les dieron la espalda. A la luz de los Papeles Palestinos, no hay manera de que este pueblo pueda creer en sus propios derechos.

Han visto en film y en papel que no regresarán. Pero a través del mundo árabe -y esto no significa el mundo musulmán- hay ahora una comprensión de la verdad que no había antes.

No es posible para la gente del mundo árabe el engaño interno. Las mentiras han terminado. Las palabras de los líderes -que son, desafortunadamente, nuestras palabras- han caducado. Somos nosotros los que los hemos llevado a este desenlace. Somos nosotros los que les hemos contado estas mentiras. No podemos repetirlas más.

En Egipto, los británicos amábamos la democracia. Estimulamos la democracia en Egipto, hasta que los egipcios decidieron que querían terminar con la monarquía. Entonces los encarcelamos. Luego quisimos más democracia. Fue la misma vieja historia. De la misma manera que queríamos que los palestinos disfrutaran de la democracia, siempre y cuando votaran por la gente correcta, queríamos que los egipcios amaran nuestra vida democrática. Ahora, en Líbano, parece ser que la democracia libanesa tomará su lugar. Y no nos gusta.

Queremos, por supuesto, que los libaneses apoyen a la gente que nosotros queremos, los musulmanes suníes detrás de Rafic Hariri, cuyo asesinato- creemos como dueños de la verdad- fue orquestado por los sirios. Y ahora tenemos en las calles de Beirut la quema de autos y la violencia contra el gobierno.

Y entonces, ¿hacia dónde vamos a ir? ¿Podría ser, tal vez, que el mundo árabe va a elegir sus propios líderes? ¿Podría ser que vamos a ver un nuevo mundo árabe que no esté controlado por Occidente? Cuando Túnez anunció su independencia, Hillary Clinton calló. Fue el excéntrico presidente de Irán el que dijo que le hacía feliz ver un país libre. ¿Por qué sucedió esto?

En Egipto, el futuro de Hosni Mubarak se ve más perturbador. Su hijo podría ser el sucesor elegido por él. Pero sólo hay un califato en el mundo árabe, y es Siria. El hijo de Hosni no es el hombre que quieren los egipcios. Es un hombre de negocios de poco peso que puede -o no- ser capaz de rescatar a Egipto de la corrupción.

El comandante de seguridad de Hosni Mubarak, un cierto Suleiman, que está muy enfermo, puede que no sea el hombre. Y mientras tanto, a través de todo el Medio Oriente, esperamos ver la caída de los amigos de EE.UU. En Egipto, Mubarak se debe de estar preguntando adónde podrá huir. En Líbano los amigos de EE.UU. están colapsando. Es el fin del mundo de los "demócratas"del Medio Oriente Árabe. No sabemos qué vendrá a continuación. Quizás sólo la historia pueda contestar a esta pregunta.

Nota de la traductora: La Declaración Balfour fue una declaración formal del gobierno británico publicada en 1917 en la que Gran Bretaña apoyaba la creación de un territorio judío en el Mandato Británico de Palestina.

Fuente

Robert Fisk
Traducido para Rebelión por Silvia Arana

Tomado: Rebelión.org/noticias

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