3 dic 2011

Julio Castro: Editorial de El Popular. Derechos Humanos


Maestro Julio Castro
Los restos hallados el 21 de octubre en el Batallón 14º de Infantería Paracaidista son del maestro Julio Castro. La verdad sigue abriéndose camino y se recuperó el cuerpo de otro de nuestros compañeros desaparecidos.

Hace poco más de un mes que el hallazgo de restos óseos y un zapato en un terreno lindero al Batallón 14º de Infantería en la zona de Toledo, Canelones, nos conmovió a todos.

El equipo de Antropología de la Universidad de la República, coordinado por José López Mazz, encontró el cuerpo en la trinchera 208, luego de meses de trabajo.

Un mes después, el trabajo de la Justicia y la colaboración, como siempre, de familiares y organizaciones de DDHH y también del Poder Ejecutivo, permite conocer la identidad de los restos hallados. Julio Castro se convierte así en el tercer desaparecido cuyos restos son encontrados en unidades militares, los dos primeros fueron Fernando Miranda, en el Batallón 13º de Infantería y Ubagezner Chávez Sosa, en una chacra de la Fuerza Area.
Una vez más, dolorosamente, los hechos muestran que quienes denunciamos secuestros, torturas y desapariciones, siempre dijimos la verdad y que quienes los negaron, desde la derecha militar, civil, política y mediática, mintieron siempre o fueron cómplices de la mentira.

La sevicia de quienes conocían los hechos los llevaron a mentir sistemáticamente durante 34 años. Cuando brindaron datos ante la Comisión para la Paz en el año 2002 reconocieron la detención, que antes habían negado, durante la dictadura llegaron a decir en respuesta a las denuncias que Julio Castro se había ido del país, pero dijeron que sus restos habían sido incinerados y arrojados al mar. Mintieron otra vez y lo siguen haciendo.

El hallazgo de estos restos y su identificación son, por si hacía falta, una muestra dramática de la imperiosa necesidad de seguir las investigaciones, de seguir la búsqueda, de perseguir sin desmayo la verdad. Es una tarea de todos. De la Justicia, por supuesto, del Poder Ejecutivo, también, de los Familiares de Desaparecidos y de las organizaciones de DDHH, del movimiento popular; en realidad de la sociedad toda.

La verdad es una fuerza poderosa, remueve, coloca las cosas en su lugar. ¿Qué dirán ahora los legisladores blancos y colorados que llegaron a sostener que el hallazgo de los restos era una maniobra política de la izquierda para que se evitaran las prescripciones? ¿Serán concientes Pedro Bordaberry y Jorge Gandini, pero no solamente ellos, de la pequeñez humana de sus dichos? ¿Asumirán las consecuencias de sus afirmaciones para la democracia y la convivencia social? ¿Seguirán a pesar de todo defendiendo a la impunidad y a los impunes?

Maestro, sindicalista, militante.

Julio Castro era maestro, escritor, periodista y militante sindical y político. Como maestro tuvo una destacadísima actuación en el estudio y la propuesta para la educación rural, tanto en el ejercicio del magisterio como en la elaboración de propuestas pedagógicas, aún hoy sus libros y propuestas son considerados modélicos. Como periodista fundó, junto a Carlos Quijano, varios medios de prensa como El Nacional y Acción, pero se identificó para siempre con Marcha, de cuya dirección participó hasta la clausura de la dictadura. Fundador de la Federación Uruguaya de Magisterio y participante de los congresos de unidad sindical, también militó, en su condición de periodista, de la Asociación de la Prensa del Uruguay. Proveniente del Partido Nacional, enfrentó la dictadura de Terra y estuvo preso durante ella. Se vinculó a la izquierda y participó activamente en la fundación del Frente Amplio.

Enfrentó el golpe de Estado desde el primer día y tras sufrir la clausura de Marcha se integró a las labores de la resistencia. Fue secuestrado en la calle el 1 de agosto de 1977, conducido a un centro clandestino de detención ubicado en la calle Millán 4269, donde ahora hay una cooperativa de vivienda, brutalmente torturado, asesinado y su cuerpo sepultado en el Batallón 14 de Infantería de Toledo. La lucha inclaudicable de su pueblo lo rescató 34 años después.

Esa es otra dimensión que conviene explicitar: de qué seres humanos estamos hablando. La represión, de todo el aparato estatal, estuvo dirigida contra maestros, maestras, profesores, escritores, músicos, obreros, técnicos, militantes democráticos. Solamente para concentrarnos en los tres desaparecidos cuyos restos fueron hallados, Miranda escribano y profesor, Julio Castro maestro y periodista, Chávez Sosa obrero y sindicalista; del otro lado, sus represores y verdugos Gavazzo, Silveira, Medina. ¿Hace falta profundizar?

Esa es otra dimensión que debe estar presente que debe ser asumida por el cuerpo social. En esa dimensión también la historia ha sido contada al revés.

Verdad y justicia.

La identificación de los restos de Julio Castro muestra que la verdad sigue siendo posible. Que deben seguir las investigaciones. Que la mentira y el terror se derrumban. Que tienen que seguir las denuncias, que la Justicia tiene que seguir actuando, que el Estado todo debe apoyar las investigaciones.

Pero la verdad tiene una consecuencia insoslayable: la necesidad de justicia.

El terrorismo de Estado no debe quedar impune, no puede quedar impune.

Seguimos diciendo la verdad y seguimos reclamando lo mismo, nada más, pero tampoco nada menos, ni un poquito menos.

Hoy llegue a los familiares del querido maestro y compañero Julio Castro un abrazo solidario y conmovido. Y a los familiares de todos los compañeros y compañeras que siguen desaparecidos nuestro compromiso para seguir buscándolos, para recuperarlos de la mentira y del silencio cómplice.

Tomado: PCUMadrid.blogspot.com

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