Decenas de personas buscan metales pesados en las aguas fétidas del fondo del mayor vertedero de basura de la ciudad de Guatemala, conocido como “la mina”. Cientos de trabajadores informales escarban diariamente entre la inmundicia en busca de objetos valiosos para vender. Al grupo se le conoce como los “mineros” y se exponen a un peligro extremo debido a los deslaves. Pero muchos de ellos ganan alrededor de 150 quetzales ($20), casi el doble del salario mínimo diario del país.
Al fondo de este barranco se da una confluencia de circunstancias únicas: de un lado está el límite del basurero general de la ciudad, con montañas de desperdicios que nunca dejan de crecer, rebosarse, caerse y avanzar ganando espacio.
Del otro, la salida de un túnel que arroja con fuerza un gran caudal de agua procedente de la red de alcantarillado de la ciudad.
Tomado: Periodismo Humano.com
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