26 ago 2008

Morir por la libertad (la de las mujeres en particular) en Afganistán


Foto: Steve Mc Curry



Alain Gresh
Le Monde Diplomatique


Traducido por Caty R.*



Diez soldados franceses han encontrado la muerte en Afganistán en una emboscada tendida por los talibanes. Este trágico incidente debería suscitar, en las próximas semanas, un debate sobre la presencia de Francia en ese país en el marco de una misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El pasado mes de abril, el presidente Nicolas Sarkozy anunció el envío de varios cientos de soldados suplementarios. Esta decisión se tomó sin ningún debate serio, como señalé en su momento.


En los discursos de los dirigentes franceses se ve el resurgimiento de dos explicaciones para dicha presencia: Luchando allí defendemos la libertad en Francia; y, por otra parte, las mujeres afganas oprimidas nos necesitan.


El jefe del Estado explicó el 20 de agosto de 2008 en Kabul: «He venido para decirles que el trabajo que hacen ustedes en este país es imprescindible», dijo a los militares, «porque, en una gran medida, aquí se decide la libertad del mundo, ya que es aquí donde se está librando la guerra contra el terrorismo. Es el mismo argumentó que utilizó Estados Unidos para justificar su guerra en Iraq, de la que una de las consecuencias es el fortalecimiento de Al Qaeda en este país, que ha sido como un imán para miles de combatientes extranjeros.


Ahora Afganistán sustituye a Iraq en el discurso estadounidense. Y para el gobierno francés también se trata de «la guerra justa». Ahora bien, es más que dudoso que un nuevo compromiso de la OTAN dé buenos resultados en Afganistán; al contrario. En primer lugar, porque el gobierno instalado en Kabul es evidentemente ineficaz, corrupto y rehén de todos los señores de la guerra. Después, porque un compromiso mayor de Occidente en Afganistán convertiría al país en un imán para todos los combatientes deseosos de enfrentarse a Occidente y servir al discurso de Al Qaeda. Y finalmente, porque la historia ha demostrado, especialmente en Afganistán (los británicos y soviéticos saben algo de eso), y también en el resto del mundo, que la libertad y la democracia no vienen detrás de las bayonetas.


Por otra parte Sarkozy, en su discurso en Kabul, ha retomado una mentira sobre la mujer a quien se le había cortado una mano porque llevaba las uñas pintadas. Esa mentira ya fue denunciada por Christian Salmon en un artículo publicado por Le Monde: «Le paradoxe du sarkozysme» (La paradoja del sarkozismo), el 2 de mayo de 2008:


«La historia circula por Internet, desde hace años, en innumerables versiones. A veces la víctima es una niña de 10 años. Otras, es una mujer. La mayoría de las veces se informa de que los talibanes se 'conformaron', si se me permite la expresión, con arrancarle las uñas a la víctima. En la versión del presidente le amputaron la mano»»


«Es extraño que ninguna investigación seria haya venido a cuestionar las formas de difusión de semejante rumor. Hay una fuente que parece que es un informe de Amnistía Internacional, que data de 1997, en el que las conclusiones son mucho más modestas que los comentarios que ha inspirado: 'Por lo menos en un caso', escribía la organización humanitaria, 'el castigo infligido fue una mutilación. En octubre de 1996, los talibanes habrían seccionado la punta del pulgar de una mujer en el barrio de Khair Khana, en Kabul. Este 'castigo', al parecer, se le impuso a dicha mujer por llevar las uñas pintadas'. Sam Gardiner, un coronel del ejército estadounidense que ha investigado sobre la información de guerra de las campañas de Afganistán e Iraq, demostró recientemente que la 'historia de las uñas arrancadas' fue elegida cuidadosamente por Alastair Campbell, el consejero de Tony Blair, para ilustrar las violencias que ejercían contra las mujeres los 'estudiantes de teología' y se difundió masivamente para convencer a la opinión pública y a los gobiernos europeos reacios a unirse a la coalición internacional dirigida por Estados Unidos»


«La misma historia se difundió en Washington y Londres siguiendo un guión idéntico y a veces llegando a utilizar las mismas palabras. Desde noviembre de 2001, reveló Gardiner, 'la orquestación de la campaña en favor de las mujeres afganas mostraba sorprendentes similitudes en cuanto al momento y los escenarios utilizados en Londres y Washington'. El 17 de noviembre de 2001 Laura Bush, la primera dama de Estados Unidos, declaraba: 'Sólo los terroristas y los talibanes amenazan con arrancar los dedos de quienes lleven las uñas pintadas'. Y Cherie Blair, su homóloga británica, afirmó (en Londres, al día siguiente): En Afganistán, si lleva las uñas pintadas, pueden arrancarle los dedos».


La situación actual de las mujeres bajo el régimen del presidente Hamid Karzai, ¿es como nos la cuentan?


Un periodista del diario británico The Independent publicó, el 18 de agosto, un artículo: «The Afghan women jailed for being victims of rape» (Las mujeres afganas encarceladas por sufrir violaciones). El reportero había visitado la prisión de Lashkar Gah, una cárcel de apariencia medieval donde «dos tercios de las presas están condenadas por mantener relaciones sexuales ilegales, aunque en realidad son víctimas de violaciones (…) El sistema no distingue entre las que fueron violadas y las que huyeron con un hombre»


«Sentado en su oficina decorada con flores de plástico, optimistas carteles de las Naciones Unidas y fotos del presidente afgano Hamid Karzai, el coronel Ghulam Ali, un alto responsable regional de seguridad, explica gravemente que está de acuerdo con las autoridades en condenar a las víctimas de violaciones: 'En Afganistán, las relaciones sexuales ilegales, sean forzosas o no, son un crimen porque lo dicen las reglas musulmanas. Pienso que eso está bien. En el mundo actual hay muchas enfermedades, como el sida, que se pueden contraer a través de relaciones sexuales ilegales».


Y siguió con una serie de declaraciones que no tienen desperdicio…


Si la libertad de la mujer en Afganistán preocupa tanto a los occidentales, nos preguntamos por qué Occidente no apoyó al régimen comunista de Kabul entre 1978 y 1992. En ningún momento de la historia de ese país las mujeres disfrutaron de tantos derechos…


La idea de que es absolutamente necesario «responder» a cualquier ataque, sea el que sea, para demostrar que no claudicamos frente al terrorismo, se está cuestionando por informes estadounidenses que se acaban de publicar el 20 de agosto: «1998 Missile Strikes on Bin Laden May Have Backfired» (1.998 ataques con misiles contra Bin Laden podrían haber fracasado). En agosto de 2008, Estados Unidos, a raíz de los atentados de Al Qaeda contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania, lanzó misiles sobre Afganistán. Según una revista estadounidense, esas represalias podrían tener consecuencias negativas a largo plazo para los intereses de EEUU y pueden reforzar la alianza entre los talibanes y Al Qaeda.




*Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala.


Tomado de : Rebelión


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