15 nov 2009
Daños colaterales en Irak y Afganistán
Las otras bajas colaterales del guerrerismo norteamericano en Iraq y Afganistán
Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, honró anteayer a los veteranos y a los soldados norteamericanos caídos en combate, en una ceremonia en el Cementerio Nacional de Arlington, lanzó una frase que escamoteaba dos grandes verdades: la primera de ellas, es que todos ellos habían muerto como resultado de su enrolamiento en guerras injustas como las desarrolladas en Corea, Vietnam, Granada, Panamá, el Líbano, Afganistán e Iraq, para satisfacer las apetencias hegemónicas del imperialismo. La otra verdad es que, al expresar que: “Estados Unidos no los decepcionará”, Obama ocultaba la cruda realidad que viven los veteranos en esa nación, quien los ha usado como carne de cañón y luego los ha abandonado a su suerte.
Los veteranos, por tanto, se han convertido en víctimas adicionales, es decir, en otras bajas colaterales de las guerras genocidas desarrolladas por Estados Unidos, que ya suman más de un millón de ciudadanos iraquíes asesinados y de varios miles de afganos entre la población civil.
Para agudizar el tan candente problema que pesa sobre la sociedad norteamericana, se dio a echar de ver el 5 de noviembre pasado, que el Pentágono planea pedir al Congreso un fondo adicional de emergencia para la guerra de Iraq y Afganistán, mientras que el jefe del Comando Supremo, almirante Michael Mullen, había solicitado aún más dinero adicional a los ya autorizados 130 mil millones de dólares para esos fines. De la misma manera, el 13 de octubre de este año, se dio a conocer que Obama le dio un espaldarazo al envío de 13 mil efectivos añadidos a Afganistán, integrado por personal de apoyo a los efectivos en combate. De esta forma, las presiones del comandante militar de las tropas de EE UU, general Stanley McChrystal, pretenden elevar a 128 000 sus efectivos en Afganistán.
Ni a Obama ni al Pentágono les preocupan las bajas de jóvenes norteamericanos en Iraq y Afganistán, que ya ascienden a más de 900 soldados estadounidenses en territorio afgano y a cerca de 5 000 en Iraq. Estas bajas se unen a los cerca de 70 000 soldados heridos, que se han suicidado o han sido retirados del escenario de la guerra por diversas razones. Para la Casa Blanca y el Pentágono el mantenimiento de la guerra es primordial y está por encima de cualquier cosa, incluso por encima del drama social que viven sus ex soldados, para los que solo queda la satisfacción de ser admirados el 11 de noviembre y ser tratados como objetos discontinuados el resto del tiempo.
La celebración del Día de los Veteranos, estrenada el 11 de noviembre de 1918, y finalmente oficializada en septiembre de 1975, pasaría a ser simplemente el único día en que los ocupantes de turno en la Casa Blanca volteaban sus ojos hacia aquellos que usaron a su arbitrio, olvidándose de ellos los otros 364 días de cada año. Triste realidad que hoy pesa sobre la sociedad norteamericana y despierta lentamente un sentimiento antibelicista entre sus ciudadanos.
La Secretaría de Asuntos de Veteranos, creada en 1989, pasaría a ser el instrumento orgánico mediante el cual el gobierno estadounidense se encargaría de la atención a los militares que habían servido en sus guerras genocidas, pero en realidad poco o casi nada ha hecho por atender a los miles de desmovilizados que padecen de serios daños sicológicos, inadaptación social, desórdenes conductuales, falta de oportunidades y otros problemas como el desamparo social, carencia de atención médica y siquiátrica, beneficios y pensiones, así como una penosa exclusión social.
PARTICIPACION DE LOS VETERANOS EN EL MOVIMIENTO ANTIBELICISTA.
Hoy por hoy, el movimiento antibelicista en Estados Unidos va en aumento, nutrido por veteranos de las guerras genocidas norteamericanas a lo largo del mundo, por familiares de los soldados caídos en combate y por una parte de la sociedad que ha tomado conciencia de que las políticas belicistas de las administraciones han traído más pobreza que bienestar a la nación.
El movimiento de veteranos contra las guerras agrupa a los veteranos de la primera guerra del golfo, los desmovilizados de Iraq y Afganistán, así como a los veteranos de Vietnam.
No hace mucho, mientras Obama y McCain realizaban su último debate presidencial en la Universidad Hofstra, en Nueva York, fueron arrestados varios veteranos miembros de Veteranos de Iraq Contra la Guerra (IVAW), por el delito de pretender entregar a los contendientes sus legítimas demandas, entre las que se encontraban el retiro inmediato de Iraq, las reparaciones de los daños sufridos en ese escenario de la guerra y la solicitud de beneficios completos.
LOS VETERANOS ENTRAN A OTRO EJÉRCITO: EL DE LOS HOMELESS.
Mientras la institución denominada Ayuda de Urgencia al Ejército (AER), creada en 1942 para proporcionar apoyo financiero a las familias de los soldados participantes en contiendas bélicas, ha sido cuestionada por el manejo de sus fondos y por convertir la supuesta ayuda en préstamos onerosos, un reporte del Departamento de Asuntos de Veteranos señala que más de 336.600 veteranos de guerra han dormido alguna vez a la intemperie y 200 mil son parte del 20 % de los homeless en EE UU.
Según un estudio de la Alianza Nacional para Acabar con la Indigencia, dado a conocer hace dos años, una cuarta parte de los vagabundos en Estados Unidos es un veterano de las guerras, es decir, 195.800 veteranos militares sin techo, de un total de 744.313 vagabundos.
EL EJERCITO Y SUS MAQUINAS DE MATAR INCONTROLABLES.
Con sorprendente frecuencia, los soldados estadounidenses en activo y los veteranos desmovilizados se han visto involucrados en hechos de violencia que han sacudido a la sociedad de su país. Asesinatos múltiples y seriales, ataques sexuales, riñas, golpizas, violaciones, delitos de conducir en estado de embriaguez, tráfico de drogas, violencia doméstica, tiroteos, apuñalamientos, secuestros y suicidios, son algunos de los frecuentes delitos tipificados en sus casos.
El reciente suceso acaecido en la base Fort Hood del Army, la más grande base militar de EE UU, en el que fueron asesinadas al menos 12 personas y heridas otras 30, ha convertido en tema de actualidad el aumento de la violencia entre los militares norteamericanos, su peligrosidad hacia la población civil y cómo la frustración ha transformado también a varios veteranos en asesinos y homicidas. Paradójicamente, en este caso el homicida fue el comandante Nidal Malik Hasan, un psiquiatra experto en trastornos de estrés postraumático.
El 27 de septiembre del 2009, se dio a conocer que en la Cuarta Brigada de Combate de la Cuarta División de Infantería, ubicada en Fort Carson, Colorado, sucedieron atroces hechos que involucraron a una decena de sus efectivos, los que han sido arrestados por delitos que van desde asesinato, intento de asesinato y homicidios culposos. Todos ellos sufrían severos daños sicológicos y una descontrolada propensión a la violencia desde su retorno de Iraq.
Uno de los soldados, Kenneth Eastridge, quien se halla cumpliendo una condena de diez años por ser cómplice de un asesinato, manifestó a un diario norteamericano: “El Ejército lo hace retumbar en tu cabeza hasta convertirlo en un instinto: matar a todos, matar a todos. Y lo haces. Luego creen que simplemente puedes regresar a casa y parar”.
Estos hechos de violencia son reiterativos. Hace poco más de un año, tras un altercado, un soldado mató a balazos a su teniente superior y luego se privó de la vida. En otro hecho, Denard Manns asesinó en 1999, luego de violarla, a la asistente médico, Michelle Robson, en un apartamento cercano a una base militar.
La División 1 de Caballería tampoco ha escapado de hechos de sangre. En julio de este año el soldado Armando Baca fue acusado de asesinar a Ryan Richard Schlak. Ambos habían regresado a Fort Hood luego de participar en acciones bélicas en Iraq. Con unos días de diferencia el Jared Lee Bottorff fue acusado de matar a otro soldado de esta base al iniciarse una pelea entre ellos.
Otro hecho de asesinato fue cometido en la base Liberty, cerca de Bagdad, cuando un efectivo del Army asesinó a cinco de sus compañeros de armas.
LA FRUSTRACION COMO DETONANTE DE LA VIOLENCIA DE LOS VETERANOS.
Los miembros de las minorías han sido la base principal de la población que ingresa a las fuerzas armadas en Estados Unidos, unas veces intentando escapar de la pobreza y otras buscando reconocimiento social sobre la base de un controvertido gesto de patriotismo. Sin embargo, en vez de disminuir los niveles de exclusión social y discriminación, éstos aumentan al regresar de la guerra. La carne de cañón enviada a Vietnam, Afganistán e Iraq ha sido, en su gran mayoría, integrada por negros y latinos, así como una minoría de miembros pobres de la raza blanca.
Varios son los factores que contribuyen a la frustración de los soldados desmovilizados de las guerras.
● Se marcharon a la guerra engañados y siguiendo un falso patriotismo usado para reclutarlos, descubriendo después en el campo bélico las verdaderas razones por las que fueron enviados.
● Al regresar no fueron recibidos siempre como héroes, cargados de stress, alto nivel de culpabilidad por los crímenes cometidos y un bajo nivel de integración social.
● Las secuelas de la guerra y desórdenes conductuales provocaron que muchos nunca pudieran reintegrarse a la sociedad y conseguir trabajo.
● Muchos han tenido problemas de inserción dentro del marco familiar, con el creciente aumento de divorcios y problemas en el hogar como violencia doméstica, apatía y disminución de afectividad.
● La evasión de la realidad y los daños sicológicos han conducido a muchos al camino de la drogadicción y la violencia, a la alteración de la disciplina social y a la criminalidad sexual.
● La falta de trabajo y oportunidades, sobre todo para aquellos con daños físicos y sicológicos, los empujaron al abandono y al desarrollo de odios hacia los demás, a la pérdida de los lazos afectivos y a un bajo nivel auto estima.
● Junto a la propensión al suicidio, otros desarrollaron apego a formas incontroladas de violencia, convirtiéndose en asesinos y homicidas.
Junto a los crímenes cometidos por varios veteranos como el soldado Frank Ronghi, sodomita y asesino de una niña de once años en Kosovo, se destaca el caso de Jeffrey Glen Hutchinson, quien asesinó a su esposa y a sus tres hijos. Sin embargo, los casos más sobresalientes fueron los de Timoty McVeigh, asesino de cientos de personas en un ataque terrorista en la ciudad de Oklahoma, y del ex sargento John Allen Muhammed, conocido como el francotirador de Washington DC., y quien fuera ejecutado hace dos días luego de que el Tribunal Supremo de EEUU denegara su petición.
LOS DAÑOS SICOLOGICOS Y OTRAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.
Las secuelas de su participación en guerras genocidas, en las que se ha desplegado un alto nivel de salvajismo, ha provocado serios daños sicológicos en las tropas norteamericanas. De acuerdo con un estudio realizado en octubre de 2008 por el Centro Nacional para el Desorden de Stress Postraumático de Virginia, EE UU, cerca del 15 % de les efectivos militares norteamericanos participantes en Iraq y Afganistán padecen de stress post traumático, a la par que el 76 % de las mujeres militares han sufrido desde violaciones sexuales hasta distintos tipos de acoso.
Por otra parte, un estudio realizado por el Departamento de Asuntos para Veteranos reconoció que casi 300 mil veteranos de Iraq y Afganistán recabaron de ayuda de esta institución para tratarse de desórdenes mentales o secuelas de la guerra. Al respecto, muchos de ellos sufrieron los efectos de las propias armas químicas y biológicas usadas contra la población de los países invadidos. La propia Asociación de Veteranos Americanos de Vietnam, reconoce que 600.000 soldados se enfermaron a causa del agente naranja y de ellos han perecido cerca 238.000.
Por su parte 300 mil soldados involucrados en la Guerra del Golfo han desarrollado enfermedades que los han dañado permanentemente. El Dr. Asaf Durakovic, profesor de medicina nuclear en la Universidad de Georgetown, informó que decenas de miles de veteranos norteamericanos están enfermos y siguen muriendo a consecuencias de la contaminación radiactiva. Dijo que se hallaron remanentes de contaminación radioactiva en un 62 % de los veteranos, encontrados en test de orina, biopsias y otros estudios. Ellos mismos contaminaron a sus propias familias.
EL SUICIDIO COMO ESCAPE ENTRE SOLDADOS Y VETERANOS DE LA GUERRA.
El suicidio de soldados en activo, así como de veteranos de guerra se ha convertido en los últimos años en un fenómeno incontrolable. De acuerdo con Robert Ursano, Director del Departamento de Psiquiatría en la Universidad de Ciencias de la Salud, la causa principal es el stress postraumático, la baja adaptación, desórdenes conductuales, falta de beneficios y reconocimiento social, drogas y alcoholismo
Tal fue el grado de incremento de suicidios entre militares en activo que en una sola base militar de Kentucky, EE UU, el Fuerte Campbell, donde está acantonada la 101 División Aerotransportada, se suicidaron 11 efectivos en activo.
El 8 de Septiembre de 2008, 16 soldados estadounidenses de la Unidad 57, de la División de Transporte Aéreo, se suicidaron dentro de una base militar en Iraq, presuntamente como resultado de remordimientos por los crímenes cometidos por esta unidad contra niños y mujeres en el norte de Bagdad.
La alarmante cifra de suicidios entre soldados en activo fue de 143 en el año 2008, la cifra más alta en tres décadas desde que el ejército inició estas estadísticas. En el 2007 los soldados suicidas fueron 115, mientras que en 2006, fueron 102 los efectivos que decidieron quitarse la vida. Para el 2009 estas cifras pueden alcanzar un nuevo record.
Según el propio Departamento de Defensa cerca de 600 militares se han suicidado desde que comenzó la guerra en Iraq, lo que representa en números la pérdida de un batallón de efectivos, colocando al suicidio la cuarta causa de muerte entre las tropas norteamericanas.
Los veteranos que se han suicidado superan a los soldados en activo. Según el VA un promedio de 6,500 veteranos se privan de la vida cada año, casi 18 cada día.
El alarmante número de suicidas entre las tropas precisó al Pentágono a invertir una alta cifra millonaria, cerca de 50 millones de USD para investigar y prevenir el suicidio entre los militares en activo, apoyándose en investigadores, sicólogos y siquiatras de las Universidades de Harvard, Columbia y Michigan, así como el Instituto de Salud Mental. Por otra parte, también ha recurrido a centenares de expertos en el tema para evaluar a las tropas sobre el terreno.
HECHOS DE VIOLENCIA PERPETRADOS POR MILITARES EN BASES NORTEAMERICANAS.
Todo el mundo se ha conmocionado ante las atrocidades de los soldados norteamericanos cometidas contra la población aledaña a sus bases en diferentes países. Desde asesinatos, violaciones y otros abusos sexuales, desmanes y otros delitos, ponen hoy en tela de juicio la intención de EE UU de aumentar el número de bases militares en el mundo, especialmente en Colombia.
Según Ann Wright, ex militar y diplomática norteamericana, quien renunció a su cargo por objetar la guerra contra Iraq en el 2003, los EE UU deben aplicar mayor severidad con sus efectivos para frenar las frecuentes violaciones contra mujeres civiles.
En una entrevista concedida a Catherine Makino de la agencia Inter Press Service (IPS), el pasado 24 de agosto de 2009, declaró, entre otras cosas:
“Las mujeres que viven cerca de las bases militares estadounidenses en Japón deberían tener mucho cuidado pues hay muchas violaciones, ataques sexuales y violencia doméstica.”
“Los efectivos estadounidenses arguyen que las estadísticas sobre violaciones por soldados no son mayores que las que se producen entre civiles, pero ése no el punto. Los militares se jactan de orden y disciplina, y deben ser capaces de inculcarles a sus miembros temor a cometer este delito. El castigo debe ser una alta prioridad, y eso no existe en el ejército de Estados Unidos.”
Una prueba de las alertas de Wright tuvo lugar en el año 2006 cuando un grupo de cinco militares norteamericanos violaron a la niña iraquí Abeer Qassim Hamza al-Janabi, de apenas 14 años de edad, a quien asesinaron posteriormente en unión de sus familiares, incluyendo a otra menor de 6 años. Todos los implicados en este monstruoso crimen ocurrido en Mahmudiya, cerca de Bagdad, lo hicieron bajo el efecto de una desenfrenada orgía de sangre y alcohol.
Un año después, otro soldado norteamericano, el sargento Joseph Mayo, asesinó salvajemente a cuatro detenidos iraquíes, maniatados e indefensos. En dicho crimen participó también otro sargento, Michael Leahy, quien se involucró también en la matanza.
El Pentágono y la Casa Blanca son los responsable directos de tantos crímenes y frustraciones relacionados con sus tropas.
Quienes como el presidente colombiano Álvaro Uribe y otros mandatarios de América Latina coquetean hoy con Estados Unidos para fortalecer la presencia de efectivos militares bajo la falsa justificación de perseguir al terrorismo y al narcotráfico, estableciendo legislaciones que dan paso a su total impunidad ante la ley, serán cómplices de las atrocidades que están por cometerse contra la población civil.
La historia juzgará algún día a quienes, por mantener a toda costa un sueño hegemónico, convierten a sus soldados en máquinas asesinas cargadas de odio y frustración.
Percy Alvarado
Tomado de Cuba Debate
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