Foto: indymediapr.org
Lideró el grupo de cuatro nacionalistas puertorriqueños que en 1954 atacó el Congreso en Washington
El pasado primero de agosto falleció en San Juan, a los ochenta y nueve años de edad, la líder nacionalista Dolores “Lolita” Lebrón Sotomayor. Al día siguiente, fue sepultada en el Cementerio Santa María Magdalena De Pazzis, en el Viejo San Juan, dónde yacen, entre otros, los restos mortales de don Pedro Albizu Campos y el poeta español Pedro Salinas. Previamente, se celebró una misa en la Catedral de San Juan presidida por el arzobispo, monseñor Roberto González Nieves.
Lolita era natural del municipio de Lares, localizado en la Cordillera Central de la Isla; dedicó su vida a la lucha por la liberación nacional de Puerto Rico. Desde muy joven queda conmovida al conocer el caso, en 1932, del doctor Cornelius Rhoads, quien inyectó células cancerosas a puertorriqueños y expresó, en una carta, su interés de exterminar al pueblo puertorriqueño por ser, racialmente, “inferior”. También, en 1937 le conmociona la “Masacre de Ponce”, ocurrida el domingo de ramos, veintiuno de marzo. Tras una manifestación pacífica del Partido Nacionalista, diecisiete personas, incluyendo una menor de doce años de edad, son asesinadas en el municipio de Ponce por la Policía Insular de la época, cuerpo que recibió la baja de dos de sus oficiales; los heridos de la masacre se calculan en unos doscientos.
En 1941, se ve forzada a mudarse a la ciudad estadounidense de Nueva York en busca de una mejor calidad de vida. Cinco años después, en 1946, ingresa al Partido Nacionalista, capítulo de Nueva York. En 1952 lidera una protesta frente a las Naciones Unidas denunciando la reciente creación del Estado Libre Asociado (ELA) de Puerto Rico; es arrestada y encarcelada, por un breve período de tiempo, junto a otros nacionalistas de la ciudad neoyorquina.
El primero de marzo de 1954, Lolita Lebrón lidera la acción armada de un grupo de cuatro nacionalistas que atacaron el Congreso federal en la capital estadounidense. El propósito de la acción no era matar a nadie, sino denunciar la farsa del entramado colonial del ELA. Los otros tres integrantes del grupo eran: Rafael Cancel Miranda, Andrés Figueroa Cordero e Irving Flores Rodríguez. En la actualidad, el único sobreviviente de aquella gesta es Cancel Miranda, quien recientemente ha celebrado su cumpleaños número ochenta.
Aquella tarde de invierno, los cuatro suben al Ladies’ Gallery de la Cámara de Representantes federal y tras escucharse un “¡Viva Puerto Rico Libre!” y ser desplegada una bandera puertorriqueña, comienzan los disparos. Lolita inicia el tiroteo, disparando hacia el techo. Como consecuencia de los disparos, ninguna persona muere; cinco legisladores resultaron heridos. Los cuatro son arrestados junto a la bandera como “prueba incriminatoria” y la noticia comienza a difundirse por todo Estados Unidos como un atentado terrorista con el siguiente titular: “Terrorists attack us congress” (Terroristas atacan el congreso estadounidense). Tras ser arrestada, la joven nacionalista exclama a las autoridades: “I did not come to kill anyone, I came to die for Puerto Rico!” (¡No vine a matar a nadie, vine a morir por Puerto Rico!)
Ese mismo día, cientos de nacionalistas y otros “insurrectos” son arrestados de manera “preventiva” tanto en Puerto Rico como en las ciudades estadounidenses de, y entre otras, Nueva York, Chicago y Washington, DC. En la capital puertorriqueña, por ejemplo, arrestan y encarcelan, junto a otros nacionalistas, a don Pedro Albizu Campos.
El ocho de julio de 1954 concluye, en el Tribunal Federal del Distrito de Washington, el primero de los dos juicios que hubo contra los cuatro militantes. El juez Alexander Holtzoff sentencia a Lolita Lebrón a una pena máxima de cincuenta y siete años. El mismo día de su sentencia, ya en su celda, una guardia le tira un periódico para que lo lea. Al recogerlo del suelo, se encuentra la noticia de que su hijo Félix, de doce años de edad, ha fallecido ahogado, supuestamente, en un río de Puerto Rico. En 1955 se celebra, en la ciudad de Nueva York, el segundo juicio contra los cuatro del Congreso y otros nueve nacionalistas sospechosos de haber violado la “Ley Smith”.
En 1959, en Puerto Rico se funda el Movimiento Pro-Independencia (MPI). Juan Mari Brás, uno de sus máximos dirigentes, establece la política de no olvidar los nombres de los nacionalistas bajo rejas federales y luchar por su excarcelación. Finalmente, en 1974 se funda el Comité para la Excarcelación de los Presos Nacionalistas, presidido por Nelson Canals. El endoso a la campaña por la excarcelación cada vez va obteniendo más apoyo.
El primero de marzo de 1977, en el XXIII aniversario del ataque al Congreso federal, Lolita Lebrón recibe la noticia del fallecimiento en Puerto Rico de su hija Gladys. Bajo fuertes medidas de seguridad, llega a Puerto Rico para presenciar los actos fúnebres. Miles de compatriotas concurren al funeral clamando por su puesta en libertad. Durante el sepelio de su hija, Lolita manifiesta que “no hay victoria sin dolor”.
En 1978, Andrés Figueroa Cordero es puesto en libertad por razones humanitarias debido a su estado avanzado de enfermedad. Para aquel entonces, Lolita Lebrón se ha convertido en la prisionera política más “longeva” en todo el hemisferio del continente americano. En septiembre de 1979, y después de más de veinticinco años tras las rejas, el entonces presidente estadounidense James “Jimmy” Carter les otorga a Lolita, Rafael Cancel Miranda e Irving Flores Rodríguez la liberación sin condiciones. A su llegada a Puerto Rico, son recibidos por miles de compatriotas rindiéndoles honras de héroes nacionales. Lares, el municipio que viera nacer a Lebrón Sotomayor en 1920, recibe a sus héroes y heroína en una de las mayores manifestaciones públicas recordadas.
Desde entonces, los excarcelados continuaron envueltos en el movimiento por la lucha de liberación nacional de Puerto Rico. Irving Flores Rodríguez falleció en 1994. Lolita Lebrón vuelve a pisar una cárcel en el año 2001, después de recibir una sentencia de sesenta días por actos de desobediencia civil contra la Marina de guerra estadounidense, en la isla municipio de Vieques. En los últimos años, Lebrón abogó por que la lucha independentista se condujera por métodos no violentos, como por ejemplo, y entre otros, la desobediencia civil.
Borja Jiménez / Zenaida Vázquez (San Juan, Puerto Rico)
Tomado: LaRepúblicaCultural.es
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