8 sept 2011
Cruce de versiones sobre dónde está Khadafi
La huida había sido permitida, con la OTAN impidiendo llevar a cabo ataques aéreos, para evitar un baño de sangre en la captura de los restantes bastiones del régimen en el país: Sirte, Sabah y Bani Walid. Con la partida de Khadafi y sus acérrimos seguidores, la larga impasse terminaría con los revolucionarios haciendo entradas pacíficas en las ciudades.
Por lo menos algunos del convoy provenían de Sirte, sostenía la nueva administración del país, el Consejo Nacional de Transición (CNT). Fathis Baja, un funcionario, afirmaba que una cantidad sustancial de oro y efectivo había sido robada de la sucursal de Sirte del Banco Central de Libia. “Eran diez vehículos transportando oro, euros y dólares que cruzaron desde Jufra hacia Níger con la ayuda de los Tuareg (hombres de la tribu) desde Níger”, dijo.
Ali Tarhouni, el vicepresidente del CNT, dijo que su gobierno aceptaba esta historia, aunque no estaban seguros todavía de que Khadafi fuera un pasajero. Un vocero del ala militar de los rebeldes, Abdelrahman Rusin, añadió: “Esa es la forma en que Khadafi solía viajar acá, de manera que no me sorprendería si fuera él”. Admitió que no sabía si eso había sucedido.
El ex vocero del régimen, Moussa Ibrahim, que se supone que está escondido en Bani Walid, negó que Khadafi hubiera huido. En un llamado telefónico a la estación siria de TV Al Rai, insistió en que “el Guía gozaba de excelente salud, planeando y organizando la defensa de Libia. Estamos luchando y resistiendo por Libia y por todos los árabes. Todavía estamos fuertes y somos capaces de dar vuelta la tortilla de la OTAN”.
Burkina Faso ha sido el receptor de la generosidad de Khadafi cuando estaba en el poder y su gobierno ha dicho que lo recibiría “si él lo desea”. El país, junto con Níger, es un firmante de la Corte Penal Internacional, que ha emitido órdenes de arresto para el ex líder y Saif. Pero ambos también pertenecen a la Unión Africana, que les ha pedido a los países miembro que desestimen las órdenes de arresto.
La versión de la partida de Khadafi fue presentada por oficiales del ejército en Francia y en Níger. Pero los gobiernos de ambos países se negaron a confirmarla e insistieron en que desconocían el paradero del ex líder. Esa también era la posición oficial de las autoridades de Burkina Faso, quienes negaron que supieran algo sobre la llegada de un séquito libio. Los funcionarios estadounidenses dijeron anoche que, hasta donde ellos sabían, el ex dictador estaba todavía en Libia. Hablando públicamente por primera vez desde que fue nombrado representante especial del Reino Unido a Libia, Dominic Asquith dijo que todavía necesitaba clarificar los informes más recientes.
“Tenemos informes de los últimos días sobre un número de fuerzas pro Khadafi que tratan de irse del país”, dijo. “Espero que apunte a un hecho subyacente, que es que muchos de las fuerzas pro Khadafi se están dando cuenta de que el juego terminó. El primer ministro dejó en claro ayer en el Parlamento que tiene que enfrentarse a la Justicia, pero ése es un tema libio.”
Ya hubo una movida confirmada por la ruta hacia Níger utilizando un corredor desierto desde Libia; de Mansour Dhao, el jefe del destacamento de protección personal de Khadafi, y otros diez altos funcionarios el domingo. De acuerdo con fuentes militares francesas, esto era para preparar el camino para un convoy más grande, dirigido por tuareg que habían estado luchando para el régimen, con la operación coordinada por el general Ali Khana, el jefe de las fuerzas leales en el sur.
Según una fuente, Khadafi y Saif debían unirse al convoy en el camino y seguir a Burkina Faso. Ayer, un asistente de Nicolas Sarkozy, el presidente francés, dijo: “No tenemos una indicación específica de que Khadafi esté ahí”. El enviado de Níger a la ONU en Ginebra, Adani Illo, señaló las dificultades de rastrear a la gente en un terreno semejante. “La zona del desierto es vasta y la frontera, porosa”, dijo. “Un convoy de 200 a 250 vehículos podría ser una gota de agua en un océano”.
El coronel Roland Lavoie, el jefe de voceros de la OTAN en la base de operaciones libias en Nápoles, afirmó: “Nuestra misión es proteger a la población civil de Libia, no rastrear ni buscar como blancos a los miles de líderes, mercenarios, comandantes militares y gente desplazada internamente del ex régimen, que huyen”.
Hasta anoche, la única visión confirmada de alguien viajando en el convoy era la de un despeinado líder tuareg, Rhizza ag Boula, que una vez condujo un levantamiento contra el gobierno de Níger financiado por Khadafi. La gente local aseguró que muchos de los automóviles tenían cortinas corridas en las ventanas traseras. La partida de las fuerzas de Khadafi de tierra libia no resolvía el enfrentamiento entre los rebeldes y los leales. Se llevó a cabo una reunión en una mezquita en el pueblo de Wishtata entre los mayores de Bani Walid y los combatientes rebeldes. Uno de los mayores dijo que la ciudad estaba “dividida en dos grupos: el primero, la mayoría, quiere paz; el segundo es gente que está implicada con el régimen ya sea por sangre o por dinero y son cobardes”. No pudo explicar cómo cobardes podrán mantener una ciudad de 50.000 habitantes por tanto tiempo.
Kim Sengupta / Desde Wishtata
De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Tomado: Página 12.com.ar
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