Los socios que no ratifiquen el tratado no tendrán acceso a ayudas del fondo de rescate europeo. |
Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) se reunieron ayer en Bruselas, en una cumbre que estuvo signada por una huelga general belga, para aprobar el nuevo tratado que refuerza la disciplina fiscal en la Zona Euro. Esta iniciativa es impulsada por Alemania y el Banco Central Europeo. El objetivo del acuerdo no es otro que ganar la confianza de los mercados financieros y evitar nuevas crisis de deuda con una mayor disciplina presupuestaria. Finalmente, según informó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, el tratado llevó la firma de 25 de los 27 socios de la UE. El Reino Unido ya había anunciado que no participaría y la República Checa no lo suscribió. Muy suelto de ropa, el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, reconoció que su pretendida reforma laboral podría culminar en la convocatoria a una huelga general.
Aunque Praga no tiene objeciones de fondo al acuerdo, según adelantó el primer ministro sueco, Frederik Reinfeld–responsable del anuncio de la negativa del país que gobierna Vaclav Klaus– teme que la ratificación parlamentaria demore años. Una diferencia entre Francia y Polonia, que se zanjó finalmente, había puesto en riesgo además la firma de Varsovia. Es que el primer ministro polaco, Donald Tusk, exigía que los países que aún no adoptaron el euro pudiesen participar de algunas cumbres de la Eurozona, algo a lo que París se opuso. Los 25 socios firmantes del texto se comprometen a seguir el principio de equilibrio presupuestario de sus cuentas públicas. Sobre este punto, el eje franco-germano reclamó que se le dé rango constitucional.
A partir de ahora las constituciones nacionales de los socios de la UE deberán incorporar la regla de que el déficit presupuestario sea menor o igual al 0,5 por ciento del producto interno bruto (PIB). Los socios que no ratifiquen el tratado no tendrán acceso a ayudas del fondo de rescate europeo, que también se aprobó ayer. Los países incumplidores podrían incluso tener que comparecer ante el tribunal de Justicia de la UE. España, como recordó Rajoy en su intervención en la cumbre europea, ya lo incorporó a su Carta Magna.
El borrador del tratado aprobado incluía la institución de sanciones automáticas para los países que incumplieran esa barrera, la fijación de límites legales al endeudamiento nacional en cada Estado socio y la aplicación de sanciones monetarias de hasta el 0,1 por ciento del PIB contra el país que no cumpla con lo estipulado. El dinero obtenido de esas sanciones iría para el Mecanismo Europeo de Estabilidad de la Zona Euro (MEDE). Este fondo está dotado con 500.000 millones de euros (alrededor de 656 mil millones de dólares). En marzo se decidirá si eventuales nuevas crisis de deuda en Italia o España exigen su incremento.
Se especula con la posibilidad de llevarlo a 750.000 millones combinándolo con el ya vigente fondo especial de rescate. La perspectiva económica en la Unión Europea es muy compleja y en especial en la Zona Euro. El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que España entre en recesión este año y quizás el próximo. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, abogó en los últimos días por aumentar la dotación y capacidad del MEDE.
La declaración de la primera cumbre de líderes de la UE de 2012 reconoce que, pese a “signos preliminares de estabilización económica, las tensiones en los mercados financieros continúan dificultando la actividad económica y la incertidumbre sigue siendo alta”. Luego afirma que la consolidación fiscal no basta para recuperar el crecimiento y el empleo, y declara la necesidad de “modernizar nuestras economías y reforzar nuestra competitividad para garantizar un crecimiento sostenible”.
Para reducir el desempleo, objetivo que se proclama prioritario, los líderes europeos prefieren llevar adelante reformas laborales que ajusten los salarios a la productividad en vez de impulsar el crecimiento con medidas anticíclicas. El mismo Rajoy reconoció ayer que es absolutamente consciente de que habrá partes de su reforma laboral que no gustarán a empresarios y sindicatos y que tiene presente también que al PSOE le hicieron una huelga general con una reforma que no sirvió para nada. En rueda de prensa, tras participar en su primer Consejo Europeo, el mandatario pidió que prime el sentido común cuando el gobierno apruebe la reforma laboral, dentro de dos semanas.
Durante una conversación informal que mantuvo con el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, antes del inicio de la cumbre de la UE, Rajoy asumió que la reforma laboral que tiene pensado aprobar le costará la convocatoria a una huelga general. Actualmente, la tasa de desocupación juvenil en España trepa al 45 por ciento. Mientras tanto, un paro general de las centrales sindicales paralizó Bélgica para repudiar al gobierno del primer ministro socialdemócrata, Elio Di Rupo, quien intenta imponer un ajuste de acuerdo con las recetas de la UE. El ajuste anunciado por Di Rupo se traduce en recortes y freno a las inversiones públicas, por lo que la huelga general convocada tuvo un alto acatamiento y fue particularmente intensa en los transportes, que se suman a una fuerte tormenta de nieve.
Tomado: Página 12.com.ar
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