11 nov 2008
Tendremos que ir cambiando....
Se habla a nivel de Europa de extender la jornada laboral a 65 horas.
"Te contaré una historia amarga o más….", como dice Viglietti en la canción sobre el niño vietnamita asesinado en su escuela por las bombas yankis. Qué tiene que ver aquel hecho con esto??? Simplemente que los intereses bélicos y económicos, tienen detrás la misma mano oscura: FMI y BM.
La UE a través de estos organismos y sus directivas, impone una política de desguasamiento, por medio de las privatizaciones en la salud, la educación, la cultura, etc.
La presión de la clase trabajadora y el desarrollo económico entre 1945 y 1973, o 1980 y 1992, supuso para los trabajadores la mejora de sus condiciones salariales y derechos sociales a niveles inimaginables. Pero en los últimos años se han tomado medidas que suponen un retroceso de décadas en los Derechos de los trabajadores y un ataque frontal al Derecho Laboral.
La propuesta llamada ”Directiva de las 65 horas”, fué presentada en conferencia de prensa en Bruselas como algo muy pensado y balanseado y que ”toma en consideración” tanto los interes de los obreros, su salud y la necesidad de las empresas. Pero, a su vez, anticipan que hay una comprensión muy opuesta en cuanto a esta propuesta y que se esperan críticas muy duras.
La propuesta de la Comisión sobre el horario de trabajo, que entre otras cuestiones regula la cláusula opt-out (pactos privados sobre aumento de la jornada laboral), posibilita la legalización de jornadas semanales de trabajo de hasta 60, 65 o 78 horas y redefine el concepto de tiempo de trabajo, dejando de contemplar las horas en que se está a disposición de la empresa y manteniendo tan solo las de realización de funciones profesionales. Todo ello supone el punto de partida para que las legislaciones estatales desregulen el tiempo de trabajo hasta las 65 horas, así como que no consideren dentro del mismo, las horas de presencia.
Esta fué la única materia con novedades en las últimas semanas, aprobándose en paralelo un Proyecto de Directiva que consolida para la totalidad de los Estados miembros la figura de los “subcontratados”, haciéndola extensible a todos los sectores, salvo “por motivos de interés general”, como es el caso de los trabajadores de la contrucción. A su vez se permite que en la negociación colectiva se fijen condiciones laborales que no se ajustan al principio de igualdad, es decir que los trabajadores subcontratados no gocen de las mismas condiciones que los contratados directamente por las empresas usuarias.
Hubieron sentencias que sentaron precedentes: los casos “Laval“, “Viking Lines“ y “Ruffert”, a los que se debería sumar la sentencia “Volkswagen” del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
Contrarreformas laborales y sentencias que limitan derechos sociales no aparecen en un momento cualquiera, sino que son la respuesta capitalista a la falta de crecimiento de la economía europea. El inevitable estancamiento económico, generado por la propia naturaleza del capitalismo, tan sólo encuentra solución desde un prisma patronal a través de la reducción de costos, entiéndase: rebaja del nivel salarial. Parece ser que la profundidad de la crisis económica lleva al lobby patronal, instalado en los Despachos de Bruselas, a exigir y justificar medidas que van más allá de la simple reducción de costes, sino que encuentran su objetivo en mermar aquellos elementos que colectivamente han permitido a los trabajadores conquistas sociales. Hablamos de la acuerdos salariales, derecho de huelga y acciones colectivas.
El declarar ilegales acciones colectivas que pretenden obligar a la negociación, como las aquí llamadas “huelgas salvajes”, es la respuesta que las Instituciones Europeas preparan ante la posibilidad de nuevas oleadas de movilizaciones de los trabajadores. Esperamos que esas oleadas bañen también las costas suecas.
En el 2004 hubo en el Parlamento sueco una interpelación a esta directiva de las 65 horas. Por aquel entonces, se decía que su aceptación quedaría bajo la resolución de cada país. Pero al mismo tiempo, se hacia hincapié en que si uno de ellos la aceptaba existiría presión para que todos los estados miembros de la UE la llevaran a cabo. Cuando el conflicto generado por el posible traslado de la General Motors a Russelsheim, Alemania, ya se presionaba para aumentar las horas de trabajo y desmejorar las situación laboral, y lo que hasta ese momento se consideraba voluntario, se convertiría en obligatorio.
Hay un detalle que creo no debemos olvidar y es que poco se puede esperar en cuanto a la defensa de los Derechos de los Trabajadores conquistados con decenios de lucha, represión y sangre, teniendo en cuenta la trayectoria de la Presidenta de la Confederación Europea de Sindicatos, Wanja Lundby-Wedin, en la LO y las huelgas de la Salud y su devenir.
Con estas medidas y en tiempos en que se extiende, profundiza y agrava la desocupación, las consecuencias son tanto mental como físicamente insostenibles. Hasta aquí y en la última votación, no han podido imponerlas. La comisión de trabajo del Parlamento Europeo rechazó por amplia mayoría (35 votos a favor, 13 en contra y 2 abstenciones) este techo semanal que sugirieron los 27 países en junio y que se introdujo en la nueva directiva: "tiempo de trabajo". Para los eurodiputados, la semana no puede superar las 48 horas sea cual sea el caso, es decir, sin posibilidad de derogación, mecanismo al que se recurre mucho en Gran Bretaña y que será eliminado en los tres primeros años de validez de la nueva directiva.
Además, la comisión de trabajo, que se expresó aprobando el informe del socialista español Alejandro Cercas, incluyó en el cómputo total de las horas laborales todos los turnos de guardia, tanto los activos como los inactivos. Para los ministros, en cambio, debían excluirse por no contar como trabajo. En junio, los 27 decidieron que la semana laboral debía llegar hasta las 65 horas contando las guardias, y si no, detenerse en las 60.
La cuestión no está cerrada. Para oponerse definitivamente al pacto cerrado entre gobiernos, el Parlamento deberá contar con una mayoría de 393 eurodiputados (la mitad más uno de los miembros) en la votación plenaria que se celebrará el 16 o 17 de diciembre. Se trata de un pulso difícil, de resultado incierto, que podría evitarse con negociaciones entre el Parlamento y los 27 a partir de esta semana. Esta directiva es una prioridad de la presidencia francesa, que concluye a finales de año y que los gobiernos tienen mucha prisa en aprobar.
En muchos países europeos ya hubieron grandes protestas de los trabajadores ante esta directiva. Muchas de estas medidas levantan una reacción que moviliza a los sectores más progresistas y unen en una lucha común en defensa de los derechos conquistados; despiertan una conciencia de clase, que aunque adormecida siempre esta latente. Me refiero concretamente a esta sociedad sueca, que tiene características muy especiales. Este pueblo, con antecedentes de luchas reivindicativas a principios del siglo pasado, tras años de vincular la Socialdemocracia (SD) con la LO, en un concepto totalmente falso de colaboración de clases y que se ha visto defraudado, traicionado una y otra vez en estos últimos años, está en un sopor que lo hace incrédulo y lo paraliza.
Pero confío, en los pueblos. Creo que si para algo ha servido esta crisis, es precisamente para entender la necesidad de participar, tomar posición y exigir cambios.
"De todos los peligros, el mayor es subestimar al enemigo" (Pearl S. Buck)
Gloria
Video gentileza de Ayuí-Tacuabé
Etiquetas:
derecho laboral,
directivas,
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