30 nov 2010

Wikileaks humilla al Cibercomando (+ Infografía)



El gobierno de EEUU, siempre tan coherente, ataca al mensajero para que todo el mundo se olvide del mensaje. Resulta que el enemigo es Wikileaks, particularmente Julian Assange -su figura más visible-, pero ni una disculpa por los “excesos” de la diplomacia norteamericana, ni por la práctica de la tortura en los territorios ocupados, ni por los pagos a los contratistas privados que disparan a la multitud cuando están de mal humor, ni por las mentiras que han divulgado para justificar las guerras que desangran a Iraq, Afganistán y Yemen -país que, ahora sabemos, también forma parte del teatro de operaciones de los EEUU.

Wikileaks comenzó el domingo la filtración de más de 250 000 informes de las oficinas diplomáticas de Estados Unidos en el mundo, asociado con cinco grandes periódicos: New York Times, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spigel. El golpe es demoledor para la política imperial norteamericana, que había aprendido a convivir con los medios tradicionales, domesticándolos. Ahora estos saben que tienen que adaptarse a la nueva era, la del ciberespacio, con sus millones de fuentes autónomas de información, que han resultado ser una amenaza decisiva a la capacidad de silenciar en la que se ha fundado siempre la dominación.

Lo que estamos presenciando es histórico y humillante para los halcones imperiales. Con su audaz estrategia de coordinación entre los medios tradicionales y los llamados medios sociales, Wikileaks ha ganado la primera gran batalla de la “Era de Información” contra los mecanismos que en las últimas décadas han utilizado los Estados Unidos y sus aliados gubernamentales y mediáticos para influir, controlar y coaccionar a todo el planeta.

Una de las consecuencias en las que más se han detenido los analistas es en la torcedura de brazo a los medios transnacionales, que pactaron con Wikileaks tras el cálculo de que si la colaboración con los EEUU termina por ver la luz pública gracias al activismo individual y a la Internet, los estados clientes y sus dirigentes van a estar menos dispuestos a acompañar las maquinaciones imperiales. Por una vez, el Imperio ha recibido un durísimo y humillante golpe, que lo ha puesto contra las cuerdas con signos visibles de impotencia y descoordinación.

La prueba es el intento frenético del Departamento de Estado de alertar de las filtraciones a sus funcionarios y a sus aliados durante el fin de semana. En medio del corre corre, un congresista pidió a la Secretaria Clinton incluir a Wikileaks en la lista de las organizaciones terroristas extranjeras. Luego vino el ataque de denegación de servicio contra el sitio web, una hora antes del lanzamiento programado este domingo, que algunos analistas atribuyeron a una torpe intervención del nuevo Comando Ciberespacial de los EEUU. El Comando llegó a su “completa capacidad operativa” hace menos de un mes y ya está peleándose con la CIA y con el Departamento de Seguridad Interior para ver quién tiene autoridad en las acciones ofensivas y el control de las redes de telecomunicaciones en el ámbito civil.

Amy Davidson, editora de la prestigiosa revista The New Yorker, alertaba hace unos días por dónde iban a venir los tiros del gobierno de Obama contra Wikileaks:

1. Acusar a Assange y a sus colegas de espionaje, independientemente de que ellos estén fuera de la jurisdicción norteamericana; pedirle a los aliados de EEUU que hagan lo mismo;

2. Explorar las oportunidades para que el Presidente Obama incluya a los colaboradores de Wikileaks en la lista de combatientes enemigos, allanando el camino para acciones no judiciales en su contra.

3. Congelar los activos de la organización Wikileaks y de sus partidarios, y aplicar sanciones financieras a aquellas instituciones que colaboren con esta organización; impedirles todo tipo de transacciones en dólares norteamericanos;

4. Darle la oportunidad al nuevo Cibercomando de EE.UU. de demostrar que pueden, por vía electrónica, asaltar a WikiLeaks y a cualquier compañía de telecomunicaciones que ofrezca sus servicios a esta organización;

5. La celebración de audiencias en el Congreso para evaluar cómo la información clasificada podría estar comprometida y cómo EEUU puede identificar mejor y luchar contra organizaciones políticas como Wikileaks.

Hillary Clinton insinuó algunas de estas medidas en su conferencia de prensa del lunes y, conteniendo a duras penas la ira, aseguró que su Gobierno dará “pasos agresivos contra los responsables de la filtración”. El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, anunció inmediatamente después que su departamento abrió una investigación criminal para “depurar responsabilidades” por la divulgación de estos documentos “pone en riesgo la seguridad nacional”. Sarah Palin, figura emblemática de la ultraderecha norteamericana, se preguntaba en Facebook, por qué el gobierno “no había utilizado todos los medios cibernéticos a nuestra disposición para desmantelar de manera permanente a Wikileaks”.

Unos y otros han intentado centrar la atención en Julián Assange, el fundador de Wikileaks -¿en qué guerra de EEUU no hay un villano?-. Sin embargo, eso no explica la escasa compostura de los líderes norteamericanos, tanto de Hillary como de los jerarcas del Pentágono que han tenido que darle la cara a las varias oleadas de filtraciones. Las estructuras de poder norteamericano, estén o no en el gobierno, se dan perfecta cuenta de que esto va mucho más allá de la revelación de pruebas de lo que ya más o menos cualquiera sabe: los abusos de toda índole de Washington.

Lo que ha desatado las alarmas en Washington es que Wikileaks demuestra que un pequeño grupo de periodistas e informáticos, utilizando hábilmente las nuevas tecnologías y maniobrando en las redes sociales y en las aguas turbias de la comunicación transnacional, puede poner en jaque a la mayor superpotencia del mundo y a su super-ejército ciberespacial, con 1 000 hackers, un presupuesto multimillonario y una abrumadora campaña de terror para imponer en todo el mundo, con el pretexto de la ciberseguridad, la ciberguerra.

“Es precisamente ese creciente prestigio de profesionalidad de Wikileaks el que preocupa en las alturas”, diría el sociólogo Manuel Castells, el académico que mejor ha descrito los espectaculares cambios que se estan produciendo a escala planetaria desde la aparición de las Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones (TICs). Julián Assange y sus compañeros, más los miles de usuarios de la Internet que colaboran de una manera o de otra con este proyecto, son hijos de esta nueva realidad histórica.

Nadie puede predecir hasta dónde más podrá llegar Wikileaks en esta batalla contra Estados Unidos. El poder tiene una enorme capacidad para controlar los daños, desaparecer o reciclar a sus oponentes y tender un manto de olvido. Pero ahora mismo, en medio de los fogonazos, son perceptibles ciertas claves que no debería desdeñar ninguna estrategia de resistencia: el conocimiento y apropiación de las nuevas tecnologías, el valor de la transparencia informativa, el ciberespacio como ámbito de acciones tanto ofensivas como defensivas, y las extraordinarias posibilidades de Internet como herramienta de lucha.

Infografía de WikiLeaks

Tomado: CubaDebate.cu

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EEUU presionó al Gobierno y a la Fiscalía para cerrar los casos Couso, los aviones de la CIA y las torturas de Guantánamo




Caricatura: J.R.Mora
Embajador Aguirre: "Se me está acabando la paciencia ante los comentarios tan desleales del PSOE"
Los documentos secretos de la diplomacia de Estados Unidos a los que ha accedido la plataforma Wikileaks revelan las presiones de la embajada en la Audiencia Nacional para cerrar las causas abiertas por la muerte del cámara de televisión en Bagdag José Couso, la investigación de los vuelos ilegales de la CIA y las torturas en la prisión de Guantánamo. Este martes, el diario El País, que ha tenido acceso en primicia a estos documentos, asegura que el propio fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido y el fiscal jefe de la Audiencia, Javier Zaragoza, habrían colaborado en esta estrategia. Los papeles secretos demuestran una relación especialmente buena con Conde-Pumpido y Zaragoza. Una de las conversaciones registradas posteriormente en un cable --el informe "confidencial" del 19 de julio de 2007-- recoge que Conde-Pumpido transmitió al embajador Aguirre que él quería archivar el caso Couso. En este sentido, aseguró ayer a El País que la Fiscalía siempre ha mantenido una buena relación con la embajada de EEUU y que hay un grupo de colaboración que se reúne periódicamente. "Dentro de ese esquema de colaboración, y en ese contexto, a veces se han interesado por alguna información y nosotros se la hemos dado".

Garzón, fuera
Uno de los objetivos de EEUU fue que el caso de Guantánamo no cayera en manos del juez Baltasar Garzón, conocido internacionalmente por su lucha por los derechos humanos y la justicia universal. De acuerdo con los informes de la diplomacia, el fiscal Zaragoza telefoneó a la embajada el 14 de abril del año pasado para explicar que haría todo lo posible para que Garzón no se hiciera con esta causa y dijo que si se empeñaba en quedarse con ella, él mismo airearía que no había investigado antes cuando tuvo datos para hacerlo. De hecho, Zaragoza cumplió su amenaza. Así, el diario El País publicó el 30 de abril la reacción de la Fiscalía tras la decisón de Garzón de abrir su propio caso Guantánamo: "Fuentes de la Audiencia criticaron ayer la decisión de Garzón pro considerar que en los últimos cinco años no investigó las torturas".

Presiones a Moncloa
Las presiones alcanzaron a la propia Moncloa. Cuando varios dirigentes del PSOE, entre ellos José Blanco, criticaron la guerra de Irak en su cuarto aniversario, el embajador Eduardo Aguirre, nombrado por la administración Bush, advirtió a Carles Casajuana, principal asesor diplomático en La Moncloa, los siguiente: "Se me está acabando la paciencia ante los comentarios tan desleales del PSOE y sus aliados sobre EEUU". En esas fechas, todos los grupos parlamentarios salvo el PP habían pactado una proposición no de ley para ocndenar la guerra "unilateral y al margen de la ONU". El propio Blanco también fue reconvenido por el segundo de Aguirre.

Encuentro con De la Vega
En relación al caso Couso, coincidiendo con una visita de la entonces secretaria de Estado, Condolezza Rice, a España, se envió una instrucción clara a Aguirre: "Debería destacar la constante preocupación del Gobierno de EEUU sobre la causa abierta contra tres militares acusado de crímenes de guerra (...) Queremos una continua vigilancia y cooperación pro parte del Gobierno español hasta que el caso sea archivado ". Hay constancia de un encuentro de Aguirre con la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega en la que ésta, tras defender la independencia de los jueces, le aseguró que estaba muy implicada en el caso y que "una de las opciones que se estaba sopesando era la de presentar un recurso".

Zapatero no echará leña al fuego
Siempre según estos papeles, el asesor de Moncloa Casajuana transmitió al embajador la intención de Zapatero de no echar más leña al fuego, en relación a la investigación de los vuelos de la CIA. Aguirre había protestado por la desclasificación de documentos del CNI sobre estos vuelos.

Tomado: El Plural.com
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1980: la resistencia, la memoria y el presente


30 de noviembre - 19 horas
Escalinata de la Universidad de la República
Actuarán:
Diablos Verdes
Larbanois - Carrero
Agarrate Catalina
4 pesos de propina
Mauricio Ubal
Estamos objetivamente lejos de
los años 80 y de aquel plebiscito
en que se votó contra de la
dictadura. Fue una gran victoria.
Se recoge en el Museo de la Memoria, en
la sala que refiere a la salida democrática,
materializado por la reproducción de las
boletas de votación celeste –por el Sí– y
amarilla –por el No– con montoncitos
desiguales siendo mayor las amarillas: es
decir el NO.
Testimoniar es resistir el olvido. En las recorridas
con estudiantes me he dado cuenta
de que ese lugarcito del Museo encierra el
Museo mismo. Estuve en esto y me convoca
a desatar a través del testimonio aquel
tiempo y mi convencimiento de sostener la
lucha clandestina.
Integraba la Juventud Comunista, legal
hasta el golpe de estado aunque reprimida,
como todo el movimiento popular desde el
gobierno de Pacheco Areco. Todas las organizaciones
políticas, sindicales, estudiantiles
sufrieron aquella represión y los mártires
fueron muchos.
A esta altura necesito explicarme. No se
trata de decisiones heroicas sino de un largo
proceso de compromiso desde lo familiar,
emigrantes gallegos, trabajadores que encontraron
aquí la voz en el sindicato porque
no concebían salvarse solos. El Instituto de
Profesores Artigas (IPA) del año 68 juntó el
amor por la literatura con el interés por la docencia
y la defensa de la enseñanza pública.
Entonces tomamos la calle: la defensa del
IPA, el boleto estudiantil, los liceos populares,
la solidaridad con Viet-Nam, el Che, los
ecos de la ilustrativa Segunda Declaración
de la Habana.
Luego se nos hizo imprescindible hacer
retroceder el Golpe de Estado, comprendimos
el valor de la Central única y la
unidad de trabajadores y estudiantes, estaba
en el aire. Lo experimentamos en la
huelga general, una batalla preciosa que
mostró nuestra fuerza y mostró también la
fuerza que tendrían que oponerle a este
pueblo. El avasallamiento de libertades, la
destitución, la cárcel, la muerte. Porque
el país iba a ser otro y para imponerlo la
barrida tenía que ser grande. Y con el
diario del lunes, como se dice, sabemos
que fue así
Hago pie. Fueron varios años de vida, que
intento expresar en esta recorrida Algunos
estudiantes miran algo en mí, tal vez sea el
gesto que no condice con lo que digo. Sospecho
que como vivencia tan fuerte, todo
el cuerpo habla y tal vez ahí se comparta
algo esencial.
Pero, cómo explicar que la resistencia en el
país se reconstruyó muchas veces y siempre
tuvo presencia activa. Suena genérico.
Resistir era más que la definición del diccionario,
seguramente el sentimiento democrático
de las organizaciones populares estaba
muy extendido porque resistir era mantener
la lucha y de mil maneras.
Cada vez, ante las sucesivas oleadas
represivas, había que restablecer el tejido
de organizaciones, pegados a la gente.
Esto significaba decenas de encuentros,
algunos disimulados bajo las más diversas
formas. Una pareja que simplemente caminaba
por la calle y que tenía que mantener
la mayor serenidad a veces discutiendo
los asuntos más duros. Por ejemplo: él no
podía volver a la casa con su pareja y su
hijo. No podía arriesgarse y arriesgar que
detrás de él cayeran otros compañeros.
Conseguir otro lugar, no comunicárselo ni
a la familia, dejar para más adelante otras
posibilidades. Abandonar el centro de
estudio, o el trabajo, cambiar de aspecto,
posponer los sueños.
Y después ese cambio te hará mirar con
nostalgia las ventanas iluminadas donde
viven otros uruguayos y añorar el pan con
manteca de la mesa familiar. Claro, de vos
está dependiendo el volante que tenés
Antonia Yañez
20
que recoger de un “buzón”. Recogerlo y
entregarlo en un pasamano en la parada
establecida y con contraseña convenida.
El compromiso y los compañeros te van
ganando y la pasión por la libertad se te
instala.
Pienso cómo acercarme a las circunstancias
que permitieron ganar ese plebiscito.
Unos meses antes Pinochet había hecho
uno similar en Chile y lo había “ganado” él,
lógicamente. Tengo presente la explicación
de Vignar, si sobre veinte personas “castigables”,
hay una sola efectivamente castigada
pero de manera terrible, a las otras diecinueve
el terror las amenaza y se impone a las
diecinueve que hay sólo una verdad que es
la del régimen. Así funcionó.
Parece imposible trasmitir cómo la
dictadura había sembrado el terror sin
abrumar a estos jóvenes con mil historias.
Me viene a la mente el intento de
desde la marina de crear una central
de trabajadores adicta al régimen, parte
de su “cronograma” previo al plebiscito.
Mientras pensaba esto, desde la otra sala
del Museo se escucha la marcha militar
que acompaña el documental, –la cadena
diaria de las Fuerzas Conjuntas en la tele–
y una docente más joven que yo pero más
vieja que los estudiantes comenta que se
estremece de sólo recordarla y pensar
con qué silencio se escuchaba en su
casa al ver a trabajadores o estudiantes
requeridos o presos. Esto era más elocuente
que mil palabras, escuchábamos
aún la marcha militar pero el recuerdo
había dejado resonancias. No había
espacio para una central “nacionalista”
seguramente porque desde la huelga
general, el país se dividió en dos.
La “cadena” tenía su misión, agregó una
maestra, porque su madre le había contado
que votó de guantes y ante nuestro
asombro general –hoy nos parece una exageración–
habló del miedo a ser identificada,
la posibilidad de perder el trabajo, recuerden
las destituciones masivas y el poder absoluto
en el aparato del estado, los certificados de
fe democrática.
La campaña publicitaria unívoca pretendía
llegar a la población por el miedo pero
también jugaba a consolidar instrumentos
permanentes que les permitiera hacer frente
a la “ subversión” y que los legitimara
dentro y fuera del país. Esto fue lo que
se impidió
Aunque era de difícil pronóstico pensar
que el NO fuera mayoritario dada las condiciones,
a medida que nos acercábamos a
la fecha se potenciaba la complicidad del
gesto, la mirada y la referencia a un:…”NO…
se olvide” o “NO …me mientas”. Contábamos
esto y un estudiante recuerda haber
oído de los limpia-parabrisas que aún con
sol decían NO. Otro, futbolero, oyó hablar
estos días de una película y recordaba el:
“Métale un gol a la dictadura”. Ah, si, la del
“Mundialito del 80”.
Miles de acciones echaron por tierra la
soberbia militar, también nuevos sectores
políticos ensancharon la oposición a la dictadura
y todo esto impidió cualquier tipo de
fraude en los resultados. Los días siguientes
permitieron tomar plena conciencia del logro
obtenido. A 30 años, grande debe ser la
celebración.
Los estudiantes y sus docentes estaban
tocados por el sol de la ventana de la Sala
del Museo llamada: “La recuperación democrática”,
casi terminando su recorrido, es la
sala más iluminada.
Muchos de los que nos tocó vivir aquél
momento fuimos detenidos en el correr del
siguiente año. Una operación represiva importante
en número, dilatada en el tiempo,
cruel, que cuenta con tres compañeros trabajadores
desaparecidos Félix Ortiz, Omar
Paita y Miguel Mato

Antonia Yañez

28 nov 2010

Imperialismo, terrorismo de Estado y criminalización de la protesta social


Ilustración: Juan Kalvellido
Buena parte de la historia y la realidad de Latinoamérica tiene qué ver directa o indirectamente con las políticas intervencionistas que el imperialismo estadounidense ha ejercido siempre en la región, y que formalizó en 1823 con la famosa “Doctrina Monroe”. Por medio de diversas tácticas -que van desde la negociación, la amenaza, la intimidación y la coerción, hasta la invasión militar y el apoyo a regímenes domésticos oligárquicos que han ejercido el terrorismo de estado- el imperialismo norteamericano se ha asegurado de ejercer su influencia en un amplísimo territorio, que es considerado por ellos como parte integral, si no de su soberanía, sí de su seguridad y prosperidad nacionales. No es casualidad que nos denomine como “su patio trasero”.
La presencia, influencia y acción norteamericana en la política, la economía y hasta en la cultura de nuestros países, ha significado una constante de dominación coerción y contención de los procesos de lucha y resistencia políticos, sociales y culturales que históricamente han surgido en búsqueda de la consecución de justicia, libertad, paz y autodeterminación de nuestros pueblos.

La comprensión del modo de operación del imperialismo yanqui y de sus políticas intervencionistas en los asuntos internos de los países latinoamericanos nos ayuda a entender la correlación existente entre acontecimientos recientes que representan graves amenazas a la seguridad, la paz y los derecho a la resistencia y la autodeterminación, más allá de las estrechos márgenes que representa el binomio capitalismo-“democracia”, considerado por ellos como el único modelo aceptable y viable. El gobierno de USA, sin importar su filiación partidaria, proclama su “derecho” a supervisar a los demás países en el cumplimiento de deberes internacionales y a imponer castigos a quienes sean desaprobados.

Son políticas y acciones concretas las que relacionan al gobierno estadounidense con los intentos separatistas y desestabilizadores en Bolivia; y con las constantes, y cada vez más beligerantes, agresiones contra Venezuela. Son ellos quienes suministran apoyo logístico, militar, financiero, mediático y político al gobierno terrorista de Santos en Colombia, en una guerra contra lo que denominan “narcoterrorismo”, la cual ha sido en realidad un guerra contra el pueblo organizado, los opositores políticos, y los defensores de DDHH. Es la “diplomacia” estadounidense la que operó “políticamente” desde una de sus bases militares el golpe de estado en Honduras contra el presidente Zelaya. Así mismo, hay rastros y evidencias de la presencia de diversos organismos gubernamentales de EEUU en el reciente intento golpista en Ecuador.

En México, tiene también participación por medio de la llamada “Iniciativa Mérida” en la “guerra contra el narcotráfico” de Calderón la cual -como sabemos- se ha zanjado con más de 30 mil muertes violentas, en lo que va del sexenio, y ha sumergido a buena parte del territorio y algunas ciudades, en un verdadero estado, no de sitio, sino de terror.

De los acontecimientos recientes mencionados hay hasta ahora, dos experiencias. Por un lado se encuentran los países que pese al hostigamiento y agresiones constantes del imperialismo y sus aliados locales han logrado seguir adelante con sus procesos de cambio social, tal es el caso de Bolivia, Venezuela y Ecuador, estos dos últimos además han logrado revertir respectivamente, intentos golpes de estado y agresiones directas a sus presidentes. Y en el otro extremo encontramos a tres países que desarrollan y llevan acabo acciones y políticas concordantes con los dictados imperiales, tanto en lo económico como en lo político y policiaco-militar. Hablamos de México, Colombia y Honduras, que son utilizados como punta de lanza para fortalecer el dominio estadounidense de la región.

En estos tres países, amén de los problemas que entraña la aplicación del modelo económico neoliberal, las políticas desarrolladas registran un saldo grave en materia de DDHH. Los tres países tienen en común un número creciente de presos políticos, hostigamiento, persecuciones, amenazas, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, violaciones, torturas y desplazamientos forzados.

Para lograr lo anterior, se implementan políticas de contención-dominación-coerción dentro de las que destaca la criminalización de la protesta social. Ésta constituye una estrategia privilegiada como mecanismo de encubrimiento ideológico y de legitimación política y social de las acciones represivas del Estado en contra de luchadores sociales, dirigentes comunitarios, periodistas y comunicadores alternativos; activistas, estudiantes y opositores en general.

La criminalización de la protesta social se produce cuando el Estado utiliza e interpreta la legislación penal para juzgar, tipificar y sancionar el comportamiento de personas y organizaciones sociales. De modo tal que un reclamo o una acción de protesta, considerados como derechos, son convertidos en delitos.

Los derechos de expresión, organización, comunicación, defensa y hasta de debido proceso son impedidos en la práctica, lo cual lleva a ahogar la voz de quienes más necesitan ser escuchados. Actualmente en México y Colombia cualquier asesinato, desaparición, secuestro o agresión física no se investiga, sino que se justifica de inmediato como “relacionada con el crimen organizado” o el “narcoterrorismo”.

Los propósitos de una política de esta naturaleza son claros: hostigar, perseguir y reprimir a quienes ejercitan una actividad política en distintos frentes del quehacer social-popular y, de esa forma, inhibir la oposición al régimen o a alguna de sus acciones de gobierno. Como política de Estado, para su ejecución requiere de la acción de gobernantes, funcionarios, jueces, fuerzas militares, policiales y/o paramilitares, políticos y medios de comunicación. Por tanto estas acciones constituyen una forma de gobernar y de ninguna manera un comportamiento circunstancial.

Sin embargo, la criminalización de la protesta social no podría explicarse y aplicarse sin el “linchamiento mediático”. Este último crea las condiciones psicológicas en la sociedad para que acepte una política represiva aplicada en contra de otros, a quienes previamente se los muestra como violentos, peligrosos, enemigos de la sociedad y el país, saboteadores o terroristas. La lista de calificativos puede ser extensa.

Sin dar derecho a la defensa o a la réplica, envilecen a quien se ha convertido en objetivo político lanzando en su contra todo tipo de juicios de valor negativos; lo juzgan y sancionan ante la sociedad sin otorgarle el derecho a la defensa. Así, todo lo que el Estado haga en su contra es poco, e inclusive faltaría fuerza en la ley para reprimirlo. De esa manera el Estado consigue la justificación para golpear y reprimir, con base en un consenso social.

Esto es lo que ha ocurrido con las víctimas del bombardeo colombiano en Ecuador, y particularmente contra Lucía Morett, quien continúa perseguida con causas penales en Ecuador, México y Colombia además de un pedido internacional de detención por parte de INTERPOL. Es lo que ocurre con el profesor Miguel Ángel Beltrán, detenido arbitrariamente en México y deportado indebidamente a Colombia. Y es lo que ha ocurrido con las víctimas de la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales, e incluso con amigos y familiares de las víctimas.

Se ha gestado un clima de persecución internacional, que busca criminalizar a los luchadores sociales como el caso del chileno Manuel Olate del Partido Comunista que está en prisión preventiva por un pedido de extradición en Colombia.

Por otra parte, la senadora Piedad Córdova fue privada del cargo para el que fue electa, con la argucia de que colabora con la insurgencia, cuando fue ella quien encabezó la misión “Colombianos por la Paz” que logró la liberación de varios rehenes. También fue inhabilitada para ocupar cargos públicos, cuando se trata de una persona que ha luchado incansablemente por la paz.

Ante esto nos parece impostergable alertar y denunciar tanto las políticas imperialistas y las acciones intervencionistas como las políticas de seguridad que se desarrollan como terrorismo de Estado, así como la criminalización de facto de la protesta social y el derecho a pensar y expresarse críticamente, ya que estas acciones que surgen del Estado y de la colaboración entre estos constituyen ofensas y atentados concurrentes contra la vida, los DDHH, la paz, la seguridad y la autodeterminación.

Estas políticas de seguridad están acompañadas de una impunidad de las fuerzas castrenses que asesinan a civiles, principalmente a los jóvenes. Por ello resulta necesario reivindicar y dar voz a las víctimas, a los familiares de las víctimas, a las organizaciones sociales, a los comunicadores, activistas, defensores, artistas, intelectuales y estudiantes que desde el ejercicio de sus legítimos derechos buscan un mundo más justo y más digno de ser vivido. México no merece una “colombianización” al estilo Uribe-Santos, sino un destino de unidad con las luchas libertarias de América Latina y del mundo.

Libertad a Miguel Ángel Beltrán.

Exoneración total a Lucía Morett.

Castigo a los asesinos de Juan, Verónica, Soren y Fernando, caídos en Sucumbíos a manos de los terroristas colombianos.


Mariana López de la Vega y Miguel Ángel Aguilar González: Sociedad de Estudios Culturales de Nuestra América:

José Enrique González Ruiz: Postgrado en Derechos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México:

Tomado: Rebelión

Otomanismo


Hay algunos analistas que desde hace algunos meses, y más concretamente desde la invasión israelí de Gaza de hace dos años, con sus cientos de civiles muertos, y luego desde el incidente de la flotilla de la libertad que se dirigía a Gaza la pasada primavera, con sus nueve ciudadanos turcos muertos, nos vienen advirtiendo de un cambio significativo en la política exterior de Ankara en la región.
El islamismo del primer ministro Erdogan tal vez tenga mucho que ver con la línea “otomana” que señalan los citados analistas, seguramente con razón.

La línea otomana consistiría en una aproximación amistosa de Turquía hacia las colonias que dependieron de la Sublime Puerta hasta la la Primera Guerra Mundial. Esto se ha visto claramente en el acercamiento entre Ankara y Damasco, dos capitales que tradicionalmente se llevaban mal y que desde hace algún tiempo están a partir un piñón. Ayer, desde Líbano Erdogan dio otra muestra de lo que significa el acercamiento de Ankara a sus antiguas colonias, una aproximación que simultáneamente aleja a Turquía de Israel en favor de los países que al día de hoy están sufriendo las mayores situaciones de injusticia, como pueden ser Siria y Líbano, e incluso Irán, por muy criticable que sea el régimen islámico, que por cierto no acostumbra a declarar guerras a sus vecinos, algo no pueden decir todos los países de la región.

Las palabras de Erdogan ayer en Líbano (que hace apenas cuatro años sufrió los excesos de la aviación israelí con la muerte de casi un millar de civiles) no tienen desperdicio y confirmarían esta línea otomana que se ha señalado. Habla Erdogan: “¿Piensa Israel que puede entrar en Líbano con la aviación más moderna y los tanques para matar a mujeres y niños, y para destruir escuelas y hospitales, y entonces creer que vamos a quedarnos callados? ¿Piensa que puede usar las armas más modernas, como munición con fósforo y bombas de racimo, para matar a niños en Gaza y creer que vamos a quedarnos callados? No permaneceremos en silencio sino que apoyaremos la justicia por todos los medios a nuestro alcance”.

Las palabras de Erdogan contrastan con los grandes silencios occidentales.

Fuente: Eugenio García Gascón, Público - España

Tomado: PalestinaLibre.org

El grito congelado en la garganta


El grito congelado en la garganta

 En 1980, durante su exilio en Roma, Juan Gelman escribió “Bajo la lluvia ajena”, un libro sobre el destierro y el dolor, que se reeditó con ilustraciones inéditas del artista Carlos Alonso.

Cuando expuse Manos anónimas –dice Carlos Alonso–, frente a es
a obra muy fuerte, escuché a dos señoras decir ‘Qué maravilla, qué hermosura’. (…) Supongo que estaban hablando de cómo estaba hecha la obra y no de lo que representaba. Pero en el fondo, hay una cierta ambigüedad. Es un riesgo.” Con texto de Gelman, con aguafuertes de Alonso, este es un libro que corre el riesgo. Es incómodo, peligroso y bello. Los argentinos no necesitamos que nos expliquen qué significa esa mujer desnuda que no nos ve, cuyos ojos no vemos, esa mano vestida de traje y camisa que los tapa. Pero si no conociéramos la historia argentina, si fuéramos ajenos, extranjeros, de otra época o de otra cultura, nos bastaría con ser humanos para sentir la angustia.

“El exilio es una vaca envenenada, algunos parecen alimentarse así (...) La necesidad de autodestruirse y la necesidad de sobrevivir pelean entre sí como dos hermanos vueltos locos”, dice Gelman, en el primer texto de Bajo la lluvia ajena , haciendo poesía con el espanto y la mentira de estar vivo.

En 1980 Juan Gelman y Carlos Alonso están exiliados en Roma. No se conocen. Los dos tienen hijos desaparecidos. Los dos están luchando por dejar paso al grito que tienen congelado en la garganta. Mientras Alonso dibuja las imágenes de sus pesadillas, Gelman, después de cuatro años de silencio, empieza a escribir estas “Notas al pie de una derrota”. Su voz está llena de amargura. No hay piedad para sí mismo, la poesía de su prosa clava los dientes en su propia carne. También nosotros, aquí, somos actores mudos. Tenemos brillos suaves, ternuras sucias de sangre seca como niños, mucho silencio alrededor.

Años después, en Barcelona, el editor Alejandro García Schnetzer imagina uno de los Libros del Zorro Rojo. Quisiera reeditar Bajo la lluva ajena con ilustraciones de Carlos Alonso. “No puedo” contesta Alonso. “Y al mismo tiempo, siento que el texto está ilustrado por mí, pero en el mismo momento en que fue escrito, porque las preocupaciones, el sentimiento, incluso las metáforas que yo trabajaba entonces coincidían con las de Juan”. Así nace este libro peligroso, incómodo, bello, donde las aguafuertes inéditas de Alonso, como bien dice Gelman en el prefacio, no son ilustraciones, donde el texto y los dibujos conversan, se dañan, se acusan, se lamen las heridas.

¿De dónde viene Gelman, a dónde va? En los 60 publicó sus Traducciones , en las que finge traducir a poetas inventados como Yamanokuchi Ando, un supuesto poeta japonés: “Tomiro Sakayagu se cansó/ arrinconó a la tristeza contra el río/ la hizo objeto de viles atentados”. Ahora es Gelman mismo el que está tratando de arrinconar la pena colectiva, la de los argenguayos, urulenos, chilentinos, tratando de violar a la tristeza aunque sólo sirva para engendrar más tristeza ensimismada, porque no es posible penetrar el cuerpo siempre ajeno de las calles extranjeras, “sueñan que no existimos, que no pesamos sobre ellas”. ¿De dónde viene Alonso, adónde va? Viene de El ganado y lo perdido , una exposición premonitoria, aterradora, con la que se planta una vez más para desmentir y reírse de la muerte de la pintura pintando otras muertes, de vacas y de hombres. Alonso expuso por primera vez en el 76 esa serie de reflexiones plásticas sobre el por qué de la violencia en la Argentina. Un año después desaparecía su hija Paloma. Y ahora podemos ver ya adónde va: hacia una bellísima interpretación del horror que culminará en las obras de Manos Anónimas , realizadas entre el 83 y el 86, después de un período de parálisis creativa en la que Alonso sólo puede pintar paisajes, porque se le niegan los cuerpos.

La lluvia es de los otros, dice Gelman, pero la tierra no. La tierra se lleva pegada a esas raíces rotas, arrancadas. “Estoy pegado al empedrado con sangre donde mi perro se murió, existo todavía a partir de eso. (…) me quitaron los libros, el pan, el hijo, desesperaron a mi madre, me echaron del país, asesinaron a mis hermanitos, a mis compañeros los torturaron, deshicieron, los rompieron. Ninguno me sacó de la calle donde estoy llorando a mi perro...” ¿Adónde va, Gelman? Va hacia adelante cargando con ese empedrado, que es parte de su ser, hacia la poesía, hacia la vida, tal vez hacia un libro escrito en México ( País que fue será ), ya no en el exilio, sino lejos por voluntad y elección y sin embargo dispuesto a reconocer que “Estos pájaros vienen del sur/ Tienen razón./ Tener razón es un error./ Barcos, barcas, la mano/ El río gris de los gorriones/ Vienen del ser, no del sur”. Como si se hubiera estado preparando para la descripción de los monstruos, Alonso ha sido hasta entonces un cantor de la enfermedad, la locura y el dolor, de cuerpos lacerados y cercenados. En estas aguafuertes al desnudar a los hombres, a las mujeres, se desnuda. Las palabras no sirven para describir estas imágenes en las que Alonso no se perdona, no nos perdona nada.

Exiliado en España, otro escritor argentino Antonio Di Benedetto analiza el exilio de la lengua, “el estancamiento que produce el cambio de lenguaje. Me refiero al lenguaje en un sentido integral, al lenguaje con el que nos entendemos entre nosotros y con el que trabajamos: el idiolecto que se refiere a la participación activa en una nación”. Gelman, en Italia, quisiera cerrar los oídos a la suave fluidez de la lengua italiana. El poeta, a veces, necesita piedras. Las encuentra en el romanesco, lo ayuda a vencer el silencio escribir sonetos en ese dialecto, en el que encuentra correspondencias con el porteño. ¿Cómo se aferra Gelman, en este libro, a ese lenguaje íntimo, imprescindible, “sin el cual no”? De muchos modos. Siempre explícito, nunca obvio. Afincándose, por ejemplo, en los diminutivos irónicos, tiernos, dolorosos, esa argentinidad chiquita que nos define. Cuando la lechita no quiere decir leche pequeña y la tierrita no es una tierra chica. Las interrogaciones que exploró hasta el fondo en Relaciones ya son para siempre palabra calcinada, poesía. “¿Será que la soledad no tiene discursos? ¿Perra que ladra a la luna, sorda de su derrota, satélite o muertita?” Con esa misma claridad brutal dibuja Alonso. Expone, revela, sus metáforas son directas. Como escribe Sigwart Blum, Alonso apela a la degradación humana pero no como un moralista o predicador, sino como un sagaz observador del sufrimiento. Allí están las buenas conciencias, frente a los cuerpos desnudos y sufrientes, la tortura que se sale de cuadro. Para quien ilustró La Divina Comedia , lo que está pasando en ese momento en el país es un nuevo aporte del hombre a lo infernal.

En 1973 Gelman elige un epígrafe para abrir sus Relaciones . Es un párrafo de Don José de Pellicer, erudito aragonés, y su frase final también define a este libro: “¿Dónde podrá verse la verdad más lúcida que cuando se halle más sencillamente explicada?”

Ana Maria Shua

Tomado: revistadeculturaenie

Un día peligroso


Hillary Clinton apoya a Corea del Sur
Hoy puede ser un día peligroso. Estados Unidos y Corea del Sur anunciaron maniobras militares conjuntas para estas horas en la difusa frontera con Norcorea, en la misma isla de Yeonpyeong donde soldados de las dos Coreas se tirotearon esta semana, con un saldo de dos soldados surcoreanos muertos, dos civiles muertos y varios heridos más.

Si nos guiamos por la versión occidental, digamos, la versión dominante de lo que pasó, el tema es sencillo: el loco del dictador norcoreano decidió armar un lío porque quiere la atención de Estado Unidos, quiere que Estados Unidos le pague por desmontar su programa nuclear porque se viene el invierno y el dictador necesita guita para pasarlo. Dicen también que esto pasa porque el dictador está enfermo y está en marcha la sucesión con el hijo, y que el hijo debe mostrarse fuerte ante sus militares, porque se trata justamente de una dictadura militar hereditaria, con el Partido Comunista metido en el medio.

Es lo que dicen sobre este episodio los expertos en Norcorea de las universidades de Corea del Sur y de Estados Unidos y los periodistas que cubren Norcorea desde Corea del Sur. Los expertos norcoreanos de Norcorea no aparecen por ningún lado. Lo que sale de ese lado son los comunicados de la agencia de noticias oficial. La versión norcoreana le apunta directamente a Estados Unidos y dice que el imperio los sigue provocando y que ellos van a responder. El problema con esta versión es que Estados Unidos y Corea del Sur lograron que “casi todos” los países del mundo condenen a Norcorea. Ellos dicen que son casi todos, pero nadie los contó. Eso sí, nadie condena a Estados Unidos ni a Corea del Sur.

Los voceros de Estados Unidos y Corea del Sur hacen notar con insistencia y preocupación que China no se ha sumado a la condena. China sacó un comunicado simplemente diciendo que todos los involucrados bajen un cambio. Claro, China es una potencia aún emergente que recién sale de un largo período de aislamiento, todavía está aprendiendo las reglas de juego para los países serios, lo que se llama “la comunidad internacional”, ya va a ir aprendiendo a condenar estos actos de violencia, señalan los preocupados voceros de Occidente. Curiosamente no dicen nada de Rusia, la otra potencia regional, que tampoco condena a Norcorea. Rusia está muy amiga de la OTAN; acaba de comprometerse a dar una mano en Afganistán, parece que en el tema coreano le dieron un pase.

Mientras tanto, nos enteramos por los diarios, Washington y Seúl les encomiendan a los diplomáticos norteamericanos y surcoreanos que hablen con los diplomáticos chinos para que les digan a los diplomáticos norcoreanos que le digan a su dictador que no vuelva a atacar. Se trata de una gestión secreta, dicen las fuentes diplomáticas a todo el mundo.

Todo muy lindo, pero esta versión no se condice del todo con los hechos, hechos que en este caso se pueden constatar porque las versiones de los dos lados son bastante coincidentes.

El ejército surcoreano estaba haciendo maniobras militares en una isla que está bajo control militar surcoreano, pero en un territorio en disputa. La isla de Yeonpyeong está habitada por una población civil que vive ahí desde antes de la guerra. Ocupa un límite difuso que no fue trazado cuando la guerra coreana terminó en 1953, sin vencedores ni vencidos, con un precario alto el fuego que nunca se asentó en un tratado de paz. Esa guerra terminó con dos superpotencias como Estados Unidos y China detrás de cada trinchera, jugándose el equilibrio de poder en el Lejano Oriente. Desde entonces Norcorea vive del comercio con China, vínculo a prueba de los boicots y sanciones que cada tanto consigue Washington en Naciones Unidas.

Maniobras militares conjuntas EE.EE - Corea del Sur en la frontera de Corea del Norte
El martes pasado los norcoreanos intimaron a los surcoreanos a cesar sus maniobras y retirarse de la zona en disputa. Porque los que habían invadido la zona en disputa eran los surcorenos, mientras los norcoreanos permanecían en Norcorea. Al ser intimados, lejos de retirarse, los surcoreanos contestaron con una salva de artillería que aterrizó en aguas en disputa, lejos de las posiciones norcoreanas. Norcorea contestó atacando a cañonazos a los surcoreanos, los surcoreanos respondieron y se armó el tole tole: casas incendiadas, muertos, heridos graves, etc, etc.

Nadie dice que Norcorea estuvo bien, pero ¿cómo llegamos a esta situación? En 1998 el entonces presidente de Corea del Sur, Kim Dae-Jung, inició la llamada “política del Rayo de Sol” para acercarse a Norcorea. La política se llamaba así por una fábula de Esopo en la que el viento y el sol hacen una apuesta a ver quién le saca el tapado a un hombre. El viento sopla pero el hombre se aferra al tapado. En cambio cuando el sol hace brillar sus rayos el hombre se saca el tapado él solito.

La política del Rayo de Sol consistió en diversos gestos de distensión y apertura hacia el vecino del norte, incluyendo las primeras cumbres entre los presidentes de ambos países, la creación de un Ministerio de Unificación en el gobierno surcoreano, la reunificación de algunas familias, la creación de un parque industrial mixto y la explotación conjunta de un complejo turístico. Kim Dae-Jung murió en el 2009. Era una mezcla de Lula con Nelson Mandela: perseguido, encarcelado, exiliado y proscripto por “comunista” durante la Guerra Fría, llegó a la presidencia después de perder un par de elecciones. En el 2000 recibió el premio Nobel de la Paz por su defensa de los derechos humanos en Asia, pero sobre todo por su compromiso con la reunificación y la pacificación de la península coreana. Cumplió un término en la presidencia y se retiró de la política. Su sucesor, Roh Moo-Hyun (2003-2008), continuó la política de Rayo de Sol y se convirtió en el primer presidente surcoreano en cruzar la frontera en auto y recorrer Corea del Norte por tierra hasta reunirse con su par norcoreano, Kim Jong-Il, en Pyongyang. Durante la década que duró la política de Rayo de Sol, Corea del Sur proveyó ayuda humanitaria directa a sus vecinos del norte, invirtió 324 millones de dólares en el polo industrial y, por lo que pudo saberse, habría pagado sumas importantes para garantizar la presencia norcoreana en las cumbres presidenciales. No fueron años fáciles para los dos países, con los sectores duros buscando fogonear el enfrentamiento. Hubo algunas escaramuzas en alta mar, algunas pruebas misilísticas que no cayeron bien en Washington y diversos enfrentamientos y renegociaciones por el programa nuclear de Pyongyang. Pero nunca se llegó al nivel de tensión y peligro que se vive ahora.

Y eso que tanto Kim Dae-Jung como Roh Moo-Hyum debieron convivir con George Bush hijo en la Casa Blanca. Mientras ellos mandaban rayos de sol a Norcorea, Bush la ponía en la lista del Eje del Mal. Siendo que por diversos tratados Estados Unidos se ocupa de la defensa militar de Corea del Sur, por momentos la convivencia entre el cowboy de Texas y los pacifistas de Seúl se tornó incómoda.

En el 2008, justo cuando los estadounidenses se deshacían de Bush, los surcoreanos se declaraban insatisfechos con su seguridad y llevaban a la presidencia al derechista Lee Myung-bak. No bien asumió, Lee Myung-bak dio por terminada a la política de Rayo de Sol. Terminó la ayuda humanitaria incondicional y dijo que cualquier inversión futura en el parque industrial quedaría sujeta a la negociación por el programa nuclear norcoreano. El programa turístico quedó suspendido tras la muerte de un turista surcoreano, baleado por un centinela norcoreano en circunstancias no aclaradas.

Con Lee Myung-bak en el gobierno se intensificaron las maniobras militares en la frontera y el lenguaje crispado, y en marzo pasado un torpedo norcoreano hundió un buque de guerra surcoreano que navegaba aguas en disputa, causando la muerte de 42 marineros.

Así llegamos a los acontecimientos de esta semana. Más que la acción irracional o interesada de un dictador que está medio loco, esto se parece a una pelea de compadritos en la que los dos rivales se insultan, se pechan, se empujan y se mojan la oreja hasta que uno de los dos se va a las manos para ganar en el arrebato.

Ahora los norteamericanos y los surcoreanos están furiosos por el arrebato norcoreano. Dicen que hoy van a llenar la isla de milicos y se van a mover por todo el territorio en disputa y van a hacer todas las maniobras militares que se les ocurra y van a tirar cañonazos al agua y pasearse entre la población civil, y que ante la menor provocación, ante cualquier acto que pueda interpretarse como una agresión de Norcorea, ellos van a responder con toda la fuerza, una respuesta formidable, etc., etc. Y Norcorea ya contestó que no se les ocurra tocarles ni un pelo, ni pisar un centímetro de territorio norcoreano, que no vuelvan a provocarlos porque esta vez sí que van a responder en forma.

Sin embargo, según informa el Los Angeles Times, la gran mayoría de los surcoreanos están en contra de un conflicto armado con Norcorea. Los norcoreanos tampoco parecen muy interesados y de hecho son los que más han insistido con reanudar las llamadas negociaciones a seis bandas, que incluyen a las potencias de la región. Obama tampoco querrá comprarse otra guerra, por más que haya mandado a su portaaviones a marcar territorio.

Entonces estamos al borde de una guerra que nadie quiere. Hoy todos tienen que hacerse los malos, movilizar tropas, disparar amenazas, mostrar los dientes y esperar que no pase nada. Pero a veces cuando se juega al límite las cosas salen mal. A veces sale el sol y no pasa nada, a veces el sol no sale y llueven bombas.

sodonnell@pagina12.com.ar
Santiago O’Donnell

Tomado: Página 12

Julio Anguita: "Sin la República, no habrá solución a la crisis ni hoy ni mañana"


Julio Anguita, en el estudio de su casa, en la calle de Alfonso XII de Córdoba, el pasado lunes 22 de noviembre.LAURA LEÓN

El ex coordinador de IU y ex secretario general del PCE, ponente de la Conferencia Republicana que hoy celebra el PCE, defiende un nuevo "proceso constituyente"

Es un “antisistema”. Un dirigente “clásico” que ama la palabra y desdeña el “maridaje perverso de política y medios de comunicación”, que reduce el debate al show, “a las candilejas”.

Julio Anguita González (Málaga, 1941), ex líder de Izquierda Unida (1989-2000) y del Partido Comunista de España (1988-1998), diserta sobre su “desencanto” de la política y sus ganas de cambiarla en torno a los posos de un café en la cervecería Cruz Verde de Córdoba, para luego trasladar la charla unos metros más allá, a su casa, a su estudio poblado de libros y frente a su ordenador. Cae la noche en la ciudad. Son las horas en las que concentra su trabajo, después de su sesión diaria en el gimnasio (hace natación), la compra, la partida de dominó, la siesta. Escribe artículos, participa en debates en televisión y prepara dos libros. Uno sobre IU. Otro sobre la Tercera República, el tema que le ha devuelto a la actualidad. El secretario general del PCE, José Luis Centella, le encargó que dirigiese la ponencia de la Conferencia Republicana. Lo hizo. Y hoy sábado se discutirá su texto en Madrid.

En estos años, Anguita apenas ha cambiado. Físicamente, sigue ágil. Y, como se ve en la segunda parte de esta entrevista, en su mensaje político emerge sin tapujos su teoría de las dos orillas, aquella con la que imprimió la línea de IU en los noventa, en plena debacle del socialismo y que, a la postre, llevaría a la federación a una terrible derrota en 1999 y en 2000 –ya con Francisco Frutos de candidato–, cuando cayó de 21 diputados a sólo ocho. Ahora se encuentra embarcado en su proyecto de República, la única valla que podría parar esta "obra sin sentido de la política actual, con las instituciones deshilachadas" y una sociedad "anómica". Hay que acabar con la "trinidad del capitalismo", insiste unay otra vez: el mercado, la competitividad y el crecimiento sostenido.

Cuando usted y el líder del PCE presentaron el 4 de noviembre en Madrid la Conferencia Republicana, insistían en que ahora hay que hablar de República, “con la que está cayendo”.

Justo con esta crisis, ¿cómo van a entender los ciudadanos que se hable de ella?

"Faltan millones de republicanos que para el saneamiento moral y político de la sociedad"
En un primer impacto, con todos los problemas que hay, sí podría sonar extraño. Pero yo ya en la fiesta del PCE de septiembre de 1996 ya advertía de que la Constitución no se había cumplido. Y según ha pasado el tiempo, la ruptura es más clara. El partido ha visto que había que dar contenido a ese revival republicano: la memoria histórica, la búsqueda de alternativas, el recuerdo de la II República. ¿Por qué? La Transición se ha agotado víctima de sus fracasos, devino en lo que en principio fue, una Restauración borbónica, exactamente igual a cuando Antonio Cánovas, en 1874, propicia la vuelta de Alfonso XII. La Transición no fue más que la Restauración de la monarquía expulsada por segunda vez en España.

Hoy la Constitución suena a cachondeo. Ni los partidos se la creen. Hay que dar respuestas a lo que llamo crisis de civilización, que no es sólo económica y financiera, sino medioambiental, alimentaria, ética, política, total. Y sólo es posible si la ciudadanía participa en política a través de un proyecto que la implica. España necesita a millones de hombres y mujeres republicanos que asuman esa tarea de saneamiento político y moral de la sociedad, que ejerzan de ciudadanos, con derechos y deberes. Ahora, hemos vertebrado el mensaje republicano en dos ideas –la declaración de Derechos Humanos de la ONU y la Carta de la Tierra de 2000– y una pregunta: ¿la economía está dentro de la biosfera o a la inversa? La respuesta republicana es que está dentro de la biosfera y se tiene que supeditar a la defensa de los equilibrios del planeta y al interés general. La economía no puede proyectar una sociedad, no es una ciencia de fines, ha de obedecer los objetivos que le marque el colectivo. Es como cuando a un arquitecto le encargas una casa: él la hace, pero tú le dices por dónde ha de hacerla. Claro que lo que digo va en contra de lo que existe. Obviamente.

¿Es una revolución?

"Hoy la Constitución suena a cachondeo. Ni los partidos se la creen ya"
La palabra revolución no me da miedo. A la gente hay que explicarle que en España hemos hecho muchas revoluciones y no nos hemos dado cuenta: la libertad en la elección de pareja, las bodas homosexuales... Ahora hay que llegar a la madre de todas las revoluciones: la igualdad, y se ha de partir de la igualdad económica. No me interesa una República que no haga que la riqueza esté al alcance de todos y cumpla los derechos humanos. Luego está la cuestión del rey. Se merece críticas durísimas, pero es algo secundario. Si no tenemos en cuenta lo anterior, tendríamos una República coronada, y eso es lo mismo.

Insisto, ¿la República es lo que necesita una España en crisis?

La pregunta es sencilla. Ustedes, compatriotas, ¿creen que esto tiene solución? No, no la tiene en absoluto. Ni hoy, ni mañana, ni pasado. Esto es un proceso de decadencia sin solución. Es un problema de estructura. ¿Y cómo se llega a la República? ¿Podemos llegar a ella desde lo que tenemos, de una forma suave? No, no lo veo. Hablamos de un proceso constituyente...

Pero la Constitución habla de un consenso previo, después la disolución de las Cortes, elecciones, un referéndum...

¿Quién dice que la Constitución tenga que permitir o no? ¡Si para mí es como si no existiera! El proceso ha de fluir de abajo arriba, donde la ciudadanía sea portadora y co-creadora del proyecto, que la gente sepa qué ejes contendrá esa futura Constitución que luego redactarán los diputados: los derechos humanos, la paz, la federalidad, la laicidad... Se trata de crear República. El general Prim decía, con la Revolución de 1868, que no había republicanos en España. Pues bien, éste es el momento de hacer republicanos, de hacerlos para esta concepción de República. Tenemos por delante casi la eternidad.

¿Cómo se construye ese proyecto sin pasar por las instituciones?

Si se hace de abajo arriba, si se crea esa identidad, llegará un momento en el que aumentará el voto en blanco, o se exija un referéndum, o se actúe en los ayuntamientos. Acabará invalidándose la actual legislación.

¿Acaso existe ya esa ebullición?

No, en absoluto. Por eso el PCE pretende ponerlo en marcha. Debe ser desde ya la actividad del partido, y no una más. Porque no descarto que en 15 ó 20 años nos hallásemos con una República conservadora, distinta a ésta...

"Llegará un día en el que crezca el voto en blanco, se exija un referéndum... y la legislación quedará invalidada"

Luego su modelo sí es una República de izquierdas, aunque se nieguen a darle ese adjetivo.

Desde la Revolución Francesa, la cosa está muy clara: la radicalida democrática estuvo del lado de los jacobinos. La etapa thermidoriana [1794-1795] fue más conservadora. Nosotros planteamos una República democrática. Y democracia es igualdad, pleno empleo... ¿Eso es de izquierdas? No, es democracia consecuente. Si se hubiera aplicado íntegra la carta de Derechos Humanos, el mundo habría cambiado. Igual que la Constitución.

¿No excluyen a la derecha?


Es el proyecto que objetivamente conviene a la mayoría, pero esto se resuelve votando. Pero no estoy de acuerdo con una República en la que una minoría la vacíe de contenido. Ésta es una condición sine qua non para nuestro proyecto. Por otro lado, ya la derecha ganó unos comicios en la II República [los de 1933]. Este país ya ha tenido demasiados consensos, y hay aspectos en los que es imposible un consenso. No vamos a repetir los vicios de la Transición.

Quitar al rey, dice, es secundario. Inevitablemente, cuando uno piensa en República, piensa en la caída del monarca. ¿Cómo hacerla? Haría falta un consenso PSOE-PP...

!No vamos por ahí, no entramos en ese camino! El mecanismo previsto en la Constitución no me interesa. Si se plantease llegar a la República por esa vía, sería un suicidio.

"Con un proceso de abajo arriba, el rey cae. Pero el antimonarquismo no es en sí republicano"

¿Cómo hacerlo entonces?

Con un proceso de abajo arriba, el monarca cae. El rey Juan Carlos no es un dechado de perfecciones, aunque la prensa le haya protegido en exceso, culpablemente. No hablo de referéndum. Hablo de un proceso constituyente de la sociedad, totalmente al margen –no digo contra– del aparato del Estado. Pero República no es que en vez de rey haya un presidente. Para mí el concepto República está ligado a un contenido: igualdad social, democracia, ética, libertad, y eso es incompatible con la presencia de un soberano.

El antimonarquismo no es en sí republicano. Y decir que uno es republicano, pero juancarlista, es una estafa intelectual, producto de un miedo vergonzante. Si esto fuese un juego de ajedrez, no empezaría buscando el jaque al rey. Eso vendría después.

Por tanto, ¿no hay modelo fuera en el que fijarse? Francia o Alemania son repúblicas, y ambas sufren crisis.

En Francia hubo una revolución que nunca hubo aquí. Somos un país que nunca ha hecho las transformaciones, porque todos los cambios económicos y sociales los han promocionado las minorías. Se nos han regalado las libertades, no las hemos conquistado. Las dos repúblicas se las tuvieron que ver con los poderes fácticos de la España eterna: capitalismo, oligarquíe e Iglesia. Ambas se vieron presas de una tenaza: la gente quería que se resolvieran de inmediato los problemas sociales que venían de la noche de los tiempos. Ambas eran débiles. Por eso el PCE se basa en las lecciones de la historia y promueve un proceso constituyente, para que la República debe ser querida, asumida y traída por los ciudadanos.

"La República debe ser querida, asumida y traída por los ciudadanos"

¿La influencia del movimiento de la memoria histórica ha sido positiva?


Está abigarrado, atomizado. Está muy bien recordar la II República como referente, pero hay que hablar de una República para el siglo XXI, justo para que la sangre de los que murieron por la República tenga sentido. Ya está bien de nostalgias. Y ahora, discutamos qué República queremos. Yo propongo esta definición de democracia: un convenio permanente entrer seres libres e iguales para convenir permanentemente.

Para que esa sangre de los que murieron tenga sentido, ¿de qué errores de la II República hay que aprender hoy, en 2010?

Muchas cosas. No subestimar al adversario, al Ejército, a la Iglesia, que hoy está en una relación fuera de toda ética política desde 1979, viviendo de los Presupuestos del Estado de forma indecorosa.

No se marca un horizonte temporal, pero en la presentación de la Conferencia apuntaba que el proceso sería difícil y largo.


"Cuando los Pactos de la Moncloa no se cumplieron, debimos haber salido a la calle, a la tensión"
Esto es un proceso en una pizarra, pero yo sé que la historia pega saltos, que cayó Grecia, cayó Irlanda y la situación del euro es muy difícil... No sé qué va a pasar, porque aquí la contestación social no tiene mucho que ver como la vista en Francia. Pero se está llegando a situaciones en la que gente tendrá que responder o hacer como los numantinos, matarse.

¿Hasta cuándo van a aguantar los ciudadanos?
También comentó que no era el tiempo de echar la vista atrás. Pero, ¿fue un error que el PCE, liderado entonces por Santiago Carrillo, aceptase la Corona en 1977?

No me gusta hacer suposiciones sobre situaciones que no viví directamente, porque yo era en aquellos años un dirigente provincial del partido. Pero, evidentemente, nos sorprendió mucho esa decisión de que el PCE aceptara la Corona. Sin embargo, una vez que se rompió la unidad de la izquierda –y no la provocó el PCE–, todos los partidos actuaron con oportunismo, al grito de sálvese quien pueda. El PSOE, cuando le legalizaron, no puso como condición que legalizaran al PCE. Y nosotros también tuvimos que poner como condición que legalizaran a otros partidos que supuestamente estaban a nuestra izquierda.

Puedo entender esa cesión, pero cuando no se cumplieron los Pactos de la Moncloa [de 1977], debimos haber salido a la calle, haber retomado el camino de tensión social. El Ejército, sin Franco y sin una Guerra Civil, no era el problema, como se vio después [el 23-F]. Sé que durante dos meses pudo haber sido el problema, pero los militares habrían acabado cuadrándose ante los banqueros. Nosotros hicimos virtud de la necesidad, pero al final nos convertimos en un monasterio de virtuosos. Nos pasamos.

-Julio Anguita: IU, el PCE y la situación de la izquierda (segunda parte de la entrevista)

Tomado: La República.es

27 nov 2010

Crisis del “Arte”


Diego Rivera.
Detalle de Sueño de un domingo por la tarde en la alameda, 1946.
Vigencia del Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independiente.

“Puede afirmarse sin exageración, que nunca como hoy nuestra civilización ha estado amenazada por tantos peligros. Los vándalos, usando sus medios bárbaros, es decir, extremadamente precarios, destruyeron la antigua civilización en un sector de Europa. En la actualidad, toda la civilización mundial, en la unidad de su destino histórico, es la que se tambalea bajo la amenaza de fuerzas reaccionarias armadas con toda la técnica moderna. No aludimos tan sólo a la guerra que se avecina. Ya hoy, en tiempos de paz, la situación de la ciencia y el arte se ha vuelto intolerable.”1 León Trotsky, Andre Breton, Diego Rivera.
La crisis del “arte” burgués no es otra cosa que la crisis del capitalismo expresada en la producción artística

Además del secuestro capitalista de los mercados, del monopolio para la producción, para la distribución y para el consumo…además de la crisis de “contenido”, además de la saturación formal producida por el empobrecimiento de la capacidad creadora, por el plagio, la imitación y la suplantación… además de la reducción de espacios para la enseñanza, la reducción de espacios para la crítica y de los espacios para el debate… además, si no fuese suficiente, está en crisis la capacidad, que alguna vez se pretendió para el “arte”, como fuerza crítica y como fuerza emancipadora. ¿RIP?

Algunos creen que la crisis del “Arte” es sólo crisis en las billeteras de los “artistas”. Que todo es cosa de superar un “mal rato” económico en el que descienden las habilidades creativas… que ya pasará. Algunos creen que es sólo un bache… que si el Estado, los empresarios, los bancos y las iglesias invierten dinero la cosa se zanja. Que una buena beca palia pesares y que nunca faltarán las fundaciones, las burocracias ni los amigotes para sacar de la crisis al “Arte”, es decir a las finanzas de quienes dicen ser sus productores. Pero la crisis es mucho más compleja que no puede ser comprendida al margen de la lucha de clases.

Su crisis es, también una crisis de sobre-producción. Con los disfraces más inopinados, se han refugiado en el “arte” todas las variedades de la ideología de la clase dominante. Constituyen un repertorio, generoso, de camuflajes burgueses para toda ocasión y en el que, según sus modas propias, se alternan los caprichos decorativos, las abstracciones más inútiles y los idealismos más retrógrados. Compiten por garantizar las “inversiones” y por ser prenda de prestigio en simultáneo.

El único arte que tiene futuro es aquel comprometido con la libertad social, no sólo la del “artista”. Y hoy la palabra libertad sólo adquiere vigor si es fundamentalmente anticapitalista. No pocos artistas defienden, con dientes y uñas, su “libertad” mientras son incapaces de fijar los precios de su obra, no tienen control sobre sus herramientas de producción, dependen de que otros les permita exhibir su trabajo y aceptan mansamente suavizar los temas para no ofender al comprador. Para estos, no pocos, artistas su “libertad” se reduce a un enjambre de disquisiciones abstractas con, no pocos, debates mentales silenciosos. Libertad para el solipsismo.

No hay “libertad” subjetiva que valga en un mundo amenazado por las guerras burguesas, el hambre, la miseria, la crisis económica planetaria, la destrucción de los ecosistemas y la censura estructural de la ética, la moral y la estética burguesas. No hay “libertad” que valga si ha de defenderse, sólo para algunos, con la moral del avestruz. No son pocos los artistas honestos que han sido victimados ideológicamente por la charlatanería escolástica de algunos santones eruditos autoproclamados “profesores”, “teóricos” sabihondos o “maestros”. No son pocos los estudiantes honestos sometidos a la hegemonía a-crítica del pensamiento alienante que endiosa platónicamente a “la técnica” como si de eso, y sólo de eso, dependiera la objetivación estética del “estado actual del espíritu”. La revolución no se detiene a las puertas de las escuelas de “Arte”.

“La necesidad de expansión del espíritu no tiene más que seguir su curso natural para ser llevada a fundirse y fortalecer en esta necesidad primordial: la exigencia de emancipación del hombre.” Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independiente

Fue previsto que, en un sistema como el capitalismo, el “arte”, una de las conquistas humanas más extraordinarias, quedase convertida, como otros muchos logros del pensamiento, en emboscada mercenaria para el tráfico ideológico, hermoseado con el gusto del patrón. Quedó de manifiesto. ¿Hay alguien que pueda llamarse “sorprendido”?

Es inexcusable emprender una revolución en los campos del arte para que asuma su lugar “natural” en los procesos de liberación y ascenso de la conciencia. Liberar las herramientas, liberar las ideas y liberar los gustos. Es indispensable derrotar los parámetros y las condiciones de producción burgueses para iniciar una transformación profunda de las definiciones y de las funciones del arte como expresión nueva de una etapa nueva para la humanidad. Pero nada de eso se logrará si el arte, y sus revoluciones, no son obra misma de la revolución socialista y mundial. No se trata de someter a los artistas a un mandato propagandista, se trata de demostrar que sólo en la revolución socialista los artistas podrán encontrar la libertad que necesitan, y sobre todo, la libertad que necesita la humanidad en ellos. “La finalidad de este manifiesto es hallar un terreno en el que reunirá los mantenedores revolucionarios del arte, para servir a la revolución con los métodos del arte y defender la libertad del arte contra los usurpadores de la revolución”. Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independiente.

Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía

Tomado: Rebelión

“El lector ideal es el adolescente”


La aventura humana. Diálogo con el crítico e historiador literario Antoine Compagnon

En 1979 revolucionó el mundo de la crítica literaria con su libro La segunda mano o el trabajo de la cita, que anticipó la lógica de Internet. Por eso no sorprende que ahora dedique sus reflexiones al impacto que tendrá el nacimiento y generalización de los libros electrónicos (o numéricos), también conocidos como e-book, sobre escritores, lectores y, más globalmente, la cultura de nuestro tiempo.
El historiador y crítico literario Antoine Compagnon contó en un libro delicioso la historia de un hombre que cortaba con una tijera las páginas que no le gustaban de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. De aquel libro monumental –por su extensión y su hazaña literaria y estética– no le quedaban más que unas cuantas páginas selectas. Esa mutilación física de un libro impreso respondía a una selección apasionada. Median muchos años y avances tecnológicos entre esta historia y la formación lenta pero verosímil de un lector numérico (e-book) y de una ficción digital. Antoine Compagnon lleva más de 30 años dando clases de Literatura en la Universidad de la Sorbona, en el College de France y en la Universidad de Columbia de Nueva York. Entre el señor de las tijeras y los señores de los pixeles este autor riguroso y elegante vio esbozarse una amenaza que se hizo realidad: la lectura, la lectura de textos literarios, ha quedado relegada a una función de mera distracción superficial. El libro, que forjó la identidad de Occidente, cede terreno ante las nuevas formas de leer derivadas de la era digital. Al mismo tiempo, la creación de grandes obras literarias, las novelas mundo, se fueron espaciando con el tiempo. En uno de sus libros traducidos al español, ¿Para qué sirve la literatura?, Compagnon se pregunta qué sentido tiene la literatura en estas décadas en que la oferta distractiva estrecha el tiempo de la lectura y las imágenes reemplazan la proyección imaginaria. “Mi fe en el futuro de la literatura –escribió Italo Calvino– consiste en saber que hay cosas que sólo ella puede darnos.” ¿Y qué puede darnos la lectura literaria, qué alternativa nos proponen la lectura numérica o las obras digitales donde conviven la palabra y los objetos multimedia? Compagnon no se demora en la amenaza del fin ni en el lamento por el retroceso de la literatura –que constata–, ni en la proyección apocalíptica. Este autor brillante defiende, más que un género en sí, una práctica: la lectura. “La literatura es un ejercicio del pensamiento: la lectura, una experimentación de lo posible”, dice Compagnon. Es imposible pensar la historia del mundo sin el objeto libro. ¿Qué quedará de su maravillosa contribución al pensamiento, a la transmisión de las ideas, a la comprensión del mundo, una vez que avance su transmutación hacia el libro electrónico? ¿Google fagocitará a Borges e Internet a Joyce? Así como el libro modeló un tipo de humanidad, ¿qué saldrá del objeto tecnológico? Para Antoine Compagnon, la amenaza central no está en el agotamiento de la creatividad sino en la compresión de la masa de lectores. La lectura numérica, en pantalla, y la escritura numérica, articulada en imágenes y sonidos, terminarán forzosamente por “crear” un nuevo tipo de lector. ¿Menos humanista? ¿Menos profundo? ¿Menos reflexivo? Las respuestas son inciertas. Cuando salió el CD ROM, los heraldos decretaron de inmediato el fin del libro. Pero sigue entre nosotros. Compagnon pone de relieve una paradoja: ve en la lectura a través de Internet “una resurrección de la lectura pre moderna, la que precedió a Gutenberg y a la era del libro”.

Con el apoyo de una profusa obra teórica, crítica e histórica, Antoine Compagnon llevó sus últimas reflexiones al territorio de la coexistencia entre la lectura entretenida de la era numérica, la lectura de obras literarias y el imperio de la ideología de la narración, que domina el mundo. Antoine Compagnon es autor de más de una docena de libros, de los cuales dos han sido traducidos al español. El más célebre es Los antimodernos. En este ensayo paradójico, que analiza la resistencia a la modernidad, el autor demuestra cómo las figuras centrales de la corriente antimoderna han sido los auténticos animadores de la modernidad. ¿Será el libro un objeto sustantivo de la modernidad?

Libros electrónicos y libros de papel

–La pregunta que mucha gente se hace, y que ha revestido en los últimos dos años una forma del miedo, consiste en saber si la literatura, la narración en general, debe tener miedo del formato electrónico.

–No se puede responder simplemente por sí o por no. Es evidente que la irrupción de lo numérico transforma muchas cosas. Lo primero que cambia de manera fundamental es nuestra manera de leer. ¡Hasta yo leo cada vez más en una pantalla!: prensa, artículos, informes y libros. Nuestra lectura pasa de lo impreso a la pantalla y esto cambia cosas fundamentales en nuestra forma de leer. También se puede decir que, cuando estamos ante una pantalla, operamos en multitarea porque realizamos unas cuantas actividades simultáneas. La pantalla sirve al mismo tiempo para comunicar, hablar por teléfono, intercambiar mensajes, etc. La lectura de la literatura era un gesto solitario, bastante aislado, que exigía amplias playas de tiempo. Leer supone largos momentos sin distracción. Creo que hay un aspecto muy importante de la literatura que se ve modificado con los cambios de los modos de lectura. Pertenezco a una generación que primero leyó libros impresos y ahora lee en superficies numéricas. Las próximas generaciones aprenderán a leer sobre pantallas. Se están produciendo cambios profundos. Hay menos lectura impresa, por consiguiente menos lectura de libros. Es lícito entonces tener cierta preocupación sobre la lectura de la literatura. Agrego, además, que está la literatura que se lee y también la que se escribe. No veo entonces cómo la literatura que se escribe puede escapar a todos estos cambios tecnológicos. Habrá sin dudas nuevas formas literarias ligadas a los nuevos medios. Creo que veremos aparecer una literatura numérica de la misma manera que en el siglo XIX vimos aparecer los relatos por entregas en los diarios. Esos relatos cambiaron el curso de la historia de la novela. Así, entonces, si la prensa trastornó la novela no creo que la literatura pueda mantenerse a salvo de las transformaciones derivadas de la era numérica. Destaco que siempre habrá literatura, siempre tendremos creadores. Ese no es un tema que debe preocuparnos. Los creadores incorporarán los soportes numéricos a sus creaciones. Eso ya existe en los Estados Unidos, los llamados libros multimedia que incluyen elementos audiovisuales. En cambio, sí podemos preocuparnos por la lectura misma. Nuestro tiempo está fagocitado por la electrónica. Las prótesis numéricas que nos rodean rara vez nos dejan solos.

–Usted decía que resulta difícil leer a Proust o a Hegel de manera prolongada en una pantalla.

–Sí. Sigo asociando esas grandes novelas al objeto libro. Hoy hay muchos soportes: iPad, el Kindle de Amazon. Reconozco que, desde hace un año, los lectores numéricos se han acercado al libro impreso. Pero tampoco debemos olvidar que el libro impreso es un objeto tecnológico muy perfecto, muy ideal. El libro en sí es muy económico, manuable, liviano en relación con la información que puede contener. No creo que este objeto tecnológico vaya a desaparecer muy pronto, incluso si hoy tenemos la oportunidad de leer las grandes novelas de la adolescencia en un iPad o un Kindle.

La imagen contra el imaginario de la palabra

–Usted anticipó hace poco que con los nuevos soportes para leer, nuestra lectura será más en imágenes y menos imaginaria.

–Lo que quise decir es que, por ejemplo, con los libros multimedia vamos a clickear sobre un link y tendremos imagen y sonido. Frente a esto, el libro impreso tiene dos atributos para la literatura y la novela: uno, cuando leemos un libro impreso tenemos el control del tiempo en relación con la imagen. Cuando estamos en una novela, el tiempo es el tiempo del lector. Puede acelerar, aminorar, hacer una pausa, volver a leer. No es lo mismo que un libro electrónico, incluso si miramos un DVD no es igual al movimiento del pensamiento a través de un libro. Dos, el otro gran atributo del libro es la dimensión imaginaria. Nos figuramos y nos representamos lo que leemos. El mundo numérico es el universo de la imagen total, un mundo en el cual hay menos lugar para el imaginario. Eso es lo que quise expresar cuando hablé de una lectura más en imágenes y menos imaginaria. Quise manifestar el temor de que la facultad imaginaria ligada a la literatura se vea sacrificada en un tipo de literatura numérica y multimedia.

–Tendremos tal vez una situación paradójica: habrá más lectores, pero serán menos profundos.

–Sí, la meditación, lo que está auténticamente ligado a la lectura solitaria y prolongada del libro puede diluirse.

El humanismo de la era numérica

–La cultura occidental ha sido modelada por el libro. ¿Qué tipo de cultura y de ser humano puede modelar la era numérica?

–Esto plantea grandes interrogantes. A veces se dice que el sujeto moderno tiene al lector como modelo. Esto nos remite a Montaigne, a la irrupción de la subjetividad, de la identidad, de eso que se forja a través de la lectura. La identidad se reconoce a través del movimiento de la lectura. Si la correlación entre lectura, libro e identidad es muy fuerte no es menos cierto que estamos asistiendo a grandes cambios que van más allá de la técnica. ¿Acaso es una gran época que se cierra o un marco histórico que se agota? No pienso que haya que llegar tan lejos en la afirmación. Sin embargo, los cambios que se producirán son fundamentales.

–Nuestra más crujiente actualidad se conecta con un ensayo suyo de los años ’80, La segunda mano. En este libro delicioso sobre el arte de la cita usted escribió que lo único que hacemos es glosar y entreglosar. En este sentido, Internet es el imperio de la glosa, una suerte de pozo infinito de la cita y de la copia de lo que otro ya escribió antes. ¿Esa dimensión de la cita-copia también cambia la lectura y la escritura?

–Sí, absolutamente. En lo que se refiere a Internet, podemos hablar perfectamente de oralidad, de una suerte de régimen oral. Internet es una suerte de resurrección de la lectura premoderna, la que precedió a Gutenberg y a la era del libro. Esto nos reenvía al Renacimiento. La tecnología actual consagró la intertextualidad y, en cierta medida, la muerte del autor.

–¿Internet nos permite elaborar una novela infinita, colectiva?

–¿Acaso veremos aparecer obras colectivas? Soy escéptico ante esta idea de creación colectiva. Sigo persuadido de que la obra literaria pertenece a una sola persona. Desde luego, hay ejemplos de obras escritas a cuatro manos, pero no son las obras más memorables de la literatura. Es una utopía abierta. Las novelas mundo como las de James Joyce, Dostoievski o Proust tenían un jefe de orquesta para todas esas músicas y palabras.

La invasión de la ideología del relato

–Usted dice una frase clave: la novela mundo. Ese tipo de obras literarias maravillosas, que abarcan el destino humano, han desaparecido de la cultura moderna.

–¡Claro que sí! Y podemos decir que ese tipo de novelas nos hacen falta. Pero tampoco hay que dejar de lado el hecho de que la producción literaria, la producción estética, siempre fue muy importante. Frente a esto, la cantidad de obras memorables no es considerable. Pero es cierto que en la literatura francesa y europea hace tiempo que faltan novelas con esa envergadura, con esa capacidad de aprehender el mundo en su variedad, en su profundidad y complejidad. Esperemos que esa obra surja pronto. No hay nada fatal en esta ausencia. No diría que se trata de un encogimiento definitivo de la literatura. Hubo muchas tesis para explicar la ausencia de novelas mundo: se dijo que la culpa la tenía la teoría de la literatura, que la literatura francesa se marchitó por culpa del Nouveau Roman, otros dijeron que la culpa la tiene la democracia porque la literatura iba mejor bajo el régimen soviético que cuando se cayó el Muro de Berlín. Hay algo cierto en todo esto: la democracia, la sociedad de consumo, etc., etc., no son propicias a la creación literaria. Pero el pesimismo no debe imponerse. Estoy seguro de que la novela mundo incorporará imágenes y sonido, que nos propondrá una lectura hipertextual, un montón de links, que tendrá su propio portal Internet y que no dejará afuera a la literatura.

–Con todo, esa ausencia de novelas mundo se acompaña de otra particularidad: el ataque sistemático contra el relato literario.

–La condena del relato es típica del movimiento moderno. El relato como una trampa, como una ilusión, en todo el movimiento moderno hay una voluntad de terminar con el relato. Pero claro, no se puede terminar con el relato porque necesitamos relatos para imaginar, para conocerse, para comprenderse, para verse. El relato siempre renace de sus cenizas. Paradójicamente, hoy estamos en una ideología del relato. En los últimos años se impuso la idea de que es preciso contar relatos: en la publicidad, en la política. Si no se producen relatos no se es capaz de integrar a los interlocutores. Convencer consiste en tener un relato en el cual el otro puede encontrar su lugar. Estamos entonces en una ideología del relato muy fuerte. La psicología, la filosofía, la sociología nos dicen que para vivir feliz hay que tener un relato. Este reino de la ideología del relato no equivale a decir que la literatura produzca obras de calidad.

–Hay una suerte de oposición hiper-moderna entre el relato espectáculo y el relato literario.

–El relato político, publicitario, psicológico o sociológico es un relato de adaptación. Se trata de un relato de orden, casi de manipulación. La forma de la retórica contemporánea pasa por el relato. En contraposición, la propiedad del relato literario consiste en perturbar el orden, en molestar. Si la literatura no molesta deja de ser literatura y se convierte en pasatiempo, en diversión. La literatura descoloca, desconcierta, provoca. Eso es precisamente lo que no hacen los relatos confortables que nos propone el mundo contemporáneo.

El adolescente como lector ideal

–Usted le ha dado un lugar privilegiado a ese ser plural y anónimo que es el lector. ¿Cuál es para usted la figura del lector ideal, aquel que encarna mejor la persistencia de los valores culturales?

–Para mí, el lector ideal es el adolescente que, en la literatura, en las novelas y también en la poesía, descubre quién es, descubre el mundo. Estamos aquí ante una de las dificultades contemporáneas: la transmisión de la cultura y de la literatura a través del acceso a la lectura de los adolescentes y de los adultos jóvenes. Los jóvenes leen hoy, hay una literatura infantil atractiva y bella, pero nuestra sociedad contemporánea, en particular la escuela, tiene dificultades para que los jóvenes pasen a la lectura adulta. Se ha producido un corte: las mujeres leen, los muchachos no. Se produjo una virilización de la lectura. Nuestras sociedades tienen aquí un problema. Cómo hacer para que los chicos pasen de los libros con imágenes a los libros sin ellas.

–La lectura, en suma, perdió su valor de iniciación.

–Claro, porque esa iniciación puede obtenerse por otros medios: el cine, la televisión, los juegos informáticos, que son también formas de relato. Pero volvemos a lo que hablábamos recién: estos soportes constan de imágenes y el imaginario no trabaja. Estamos en una puesta en escena y en una puesta en imágenes globalizada del relato.

–A la lectura también le faltan sus guías: la crítica literaria como tal se ha esfumado al tiempo que los escritores, que antes escribían sobre otros autores, no se exponen más.

–Una cierta forma de crítica literaria desapareció. Para mí, la crítica literaria está ligada a la conversación sobre los libros. Hay mucha gente molesta porque Internet ofrece una clara degradación de la crítica literaria, una suerte de crítica salvaje. Lo que sí es cierto es que la crítica literaria incitativa, directiva, prescriptiva, desaparece. La crítica literaria no tiene repercusión en los lectores. Ahora bien, lo que más falta es la crítica hecha por escritores. Había una gran tradición de escritores que escribían sobre otros. Todos los grandes escritores del siglo XX escribieron sobre los autores clásicos y contemporáneos. La ausencia de crítica de autor me resulta inquietante, como si los autores ya no se leyeran más entre ellos. Tal vez ello explique por qué no tenemos novelas mundo.

–Alguien comentó en un avión que el autor ideal para la lectura numérica y las pantallas era Jorge Luis Borges.

–Sí, por qué no, es perfectamente plausible. Después de todo, Borges originó todas nuestras reflexiones sobre la intertextualidad, etc. El nos llevó a pensar en esos temas. Por qué entonces no leer los cuentos de Ficciones o La Biblioteca de Babel en un iPhone o un iPad. Sería una forma de justicia hacia Borges.

Obras de Antoine Compagnon en español

¿Para qué sirve la literatura?, Editorial Acantilado, Madrid, 2008.

 Los antimodernos, Editorial Acantilado, Madrid, 2006.

Eduardo Febbro  Desde París

Tomado: Página 12
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