La mediatización de la acusación estuvo cuidadosamente organizada. Era evidente que la administración Obama tenía intenciones de explotarla al máximo. El martes 11 de octubre de 2011, el secretario de Justicia Eric Holder, acompañado por el director del FBI Robert Mueller, anuncia que una persona con doble nacionalidad iraní-estadounidense ha sido acusada de haberse puesto en contacto con un cártel mexicano de la droga para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington.
En esta declaración a la prensa, el secretario de Justicia Eric Holder indica que el acusado, Mansur Arbabsiar, ha reconocido los hechos. Dice que admitió haber trabajado por cuenta de Gholan Shakuri, un oficial de los Guardianes de la Revolución, que se encuentra en Irán. Este último ya habría enviado a los asesinos unos 100 000 dólares, como adelanto por el pago de un contrato estimado en 1,5 millones de dólares. Holder afirma que Estados Unidos considera al Estado iraní responsable del complot.
El subsecretario del Tesoro a cargo de la inteligencia antiterrorista y financiera, David S. Cohen, anuncia por su parte la adopción de sanciones contra 5 personas implicadas en el complot: Mansur Arbabsiar; Kasem Soleimani, comandante de los Guardianes de la Revolución; Hamed Abdollahi, oficial de los Guardianes de la Revolución; Albul Reza Shahla, «el primo», y Ali Gholam Shakuri, «el agente de enlace». Como puede verse, sólo 2 de esos 5 nombres aparecen en el acta de acusación. Los otros 3 fueron agregados por los servicios de inteligencia sin que se sepa en qué indicios se basaron para ello [1].
Mansur Arbabsiar, un vendedor tejano ascendido a la categoría de peligroso terrorista. |
También según el documento entregado a la prensa, el informante grabó los dos encuentros del último viaje de Mansur Arbabsiar, sin que este último lo supiera, y dos conversaciones telefónicas. Después de ser detenido, el iraní habría autentificado las grabaciones y confesado los hechos.
Según las transcripciones, Mansur Arbabsiar dijo que trabajaba para su primo, un general de la Fuerza Al-Quods de los Guardianes de la Revolución, supuestamente buscado en Estados Unidos, probablemente por atentados cometidos en Irak.
Supuestamente, el general reclutó a Mansur Arbabsiar debido a sus frecuentes viajes a México y con la intención inicial de secuestrar al embajador, no de matarlo. El mexicano le dijo que disponía de 4 hombres para la ejecución del contrato y que comenzado a determinar el sitio donde la acción debía tener lugar. También le habría descrito los movimientos, los hábitos y el dispositivo de seguridad del embajador. En definitiva, las partes habrían decidido poner una carga de explosivo C4 en un restaurante de lujo capaz de recibir a unos 100 o 150 clientes simultáneamente, incluyendo a varios senadores de los Estados Unidos, con la posibilidad de provocar así una verdadera masacre.
También según el acta de acusación, el mencionado general envió a Estados Unidos un oficial de enlace, probablemente un coronel, nombrado Gholam Shakuri, encargado de efectuar entregas de dinero en efectivo. Finalmente, el atentado debía efectuarse a fines de septiembre. Mansur Arbabsiar tenía intenciones de viajar a México para servir personalmente de garante durante la ejecución de la operación y pagar al término de esta.
El 28 de septiembre, sin embargo, le negaron la entrada al territorio mexicano y fue devuelto a Estados Unidos, donde fue arrestado a su llegado al aeropuerto JFK de Nueva York.
Durante su detención, Mansur Arbabsiar aceptó hacer varias llamadas telefónicas a Teherán para comunicarse con Gholam Shakuri. Sugirió a este que el retraso se debía a nuevas exigencias financieras de los asesinos. El «coronel»se negó primero a hablar de un aumento, haciendo referencia a posibles nuevos contratos, pero después dijo que consultaría a sus superiores para evaluar qué podía hacerse. Así que los investigadores concluyeron que los gestores del contrato eran efectivamente los Guardianes de la Revolución.
La prensa publicó otros elementos que no aparecen en el acta de acusación. El New York Times cita una fuente oficial anónima según la cual el cártel mexicano contratado serían Los Zetas. Los conspiradores tendrían también intenciones de volar la embajada de Israel en Washington y las embajadas de Israel y de Arabia Saudita en Buenos Aires. La misma fuente anónima menciona la posible entrega de toneladas de opio al cártel por parte de los iraníes [3]. Según la agencia de prensa Associated Press, el general sería Abdul Reza Shahlai, a quien la administración Bush atribuía la responsabilidad de un atentado dinamitero perpetrado el 20 de enero de 2007 en la ciudad iraquí de Kerbala, atentado en el que 5 soldados estadounidenses resultaron muertos y otros 3 heridos [4]. Para terminar, el Washington Post cree haber logrado identificar el restaurante donde iba a cometerse el atentado. Según ese diario se trata del Café Milano, donde el embajador saudita es un cliente habitual [5].
El asunto parece muy claro. Sin embargo, de forma totalmente inesperada, en una declaración ante el Palacio de Justicia, la abogada Sabrina Shroff afirmó a Bloomberg News que su cliente va a declararse inocente [6].
Según la CNN [7], Mansur Arbabsiar, vendedor de automóviles usados, no parece tener opiniones políticas definidas. Sus antecedentes penales indican que fue condenado en 1987 a 90 días de cárcel por evasión, en 2004 fue condenado también por conducir sin el permiso necesario y en 2007 por exceso de velocidad. Sin embargo, en 2001 fue encontrado inocente después de haber sido juzgado por robo, reporta KIII-TV. Todo ello conforma un perfil poco compatible con el rigor de los Guardianes de la Revolución. Uno de sus amigos declara además a la Associated Press que Mansur es demasiado indolente para ser el cerebro de una operación como la que se describe en el acta de acusación [8].
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Thierry Meyssan / Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
Tomado: RedVoltairenet.org
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