Ilustración: Revista Va de Nuevo |
Entrevista de Pedro Cribari y Nicolás Grab con el historiador uruguayo-israelí Gerardo Liebner.
¿Cómo explicaría la irrupción de un movimiento de indignados en Israel, en un fenómeno que sorprendió al mundo en la presente coyuntura?
No es algo coyuntural, es algo que emerge ahora pero es una manifestación de procesos más estructurales. Desde 1985 se está en un proceso de neoliberalismo creciente, de recorte de los servicios sociales, no solo presupuestal, no solo quitando recursos a organismos del Estado que supuestamente deberían velar por el bienestar social, sino también, diría más que nada en los noventa, una amputación de esos organismos del Estado. Fue un proceso paulatino que cobró mucha agresividad precisamente a fines de los noventa. El proceso claramente se inicia en 1985, en un momento en que las circunstancias políticas internas obligan a un empate entre los que eran entonces los dos grandes partidos, el Likud y el Partido Laborista. La paridad obliga a crear un gobierno de unidad nacional. El gobierno de unidad nacional permite en aquel momento a (Shimon) Peres y (Yitzhak) Shamir formar un gobierno cohabitacional, antes que en Francia.
EL ASCENSO DEL NEOLIBERALISMO
Gobierno de cohabitación que facilitó la puesta en práctica de una determinada política económica.
Precisamente lo que sucede, en una circunstancia así, al no competir electoralmente por cuatro años, les permitió llevar a cabo una política que era muy antipopular, porque ningún partido importante estaba ejerciendo la oposición. Fue una forma de neutralizar la política y permitir hacer una política económica libre de los riesgos de pagar un costo político. Las reformas más serias de cambio de funcionamiento económico, digamos el marco macroeconómico neoliberal, se hicieron en 1985, con el principio de responsabilidad fiscal, imponiendo en todos los aspectos la responsabilidad fiscal. Toda la maquinaria de funcionamiento económico neoliberal se instala en 1985.
Formó parte de una ola internacional.
Lo que permitió hacerlo en Israel fue el gobierno de unidad nacional. Entonces se neutralizaron mutuamente y colaboraron en esa política. El proceso fue lento porque se reanudaron las rivalidades políticas en 1988, y luego, a pesar de todo, había reservas de movimientos sociales o de una especie de pretensiones social-demócratas en la central obrera, que retrasaron ese proceso que se fue acelerando en los años del proceso de paz de Oslo, en 1990, más que nada con la asunción de (Benjamín) Netanyahu. (Isaac) Rabin fue por la misma vía. En su gobierno, que dio la opción de la paz, la idea de la cúpula del Partido Laborista, que llevó a cabo Rabin, y del otro partido de centro-izquierda, Meretz, era una paz basada en una integración económica de Israel al Medio Oriente como lugar de avanzada de lo que es el mundo occidental, creando una especie de dependencia económica de lo que iba a ser un estado palestino, creando la idea que muy bien expresó Peres que entonces era ministro de Relaciones Exteriores, “vamos a hacer un nuevo Medio Oriente, con la inteligencia y el capital que los judíos vamos a traer a la región del resto del mundo y con la mano de obra barata de nuestros vecinos palestinos”. “Nosotros tenemos el capital, ellos la mano de obra, vamos hacer un Medio Oriente próspero”. Ese era el concepto.
Ahora, ¿qué pasaba? Había resistencias en la sociedad israelí para pasar a la lógica de “toda esta tierra es nuestra” a la lógica de “integración” porque contradecía la educación inculcada durante años, la propaganda, etc.
Esas resistencias de derecha, Rabin trató de suplirlas, no recreando el estado de bienestar que venía siendo debilitado desde 1985, y no cambiando las estructuras del funcionamiento económico neoliberal, sino poniendo un poco más de dinero. Lo que hizo Rabin fue aumentar algunos presupuestos, de esa manera trataba de amortiguar las resistencias. Cuando Netanyahu, tras la muerte de Rabin, asume el poder, lo que hace es recortar presupuestos y retoma muy fuerte la reforma neoliberal, porque él sentía que no necesitaba de los apoyos sociales, no necesitaba hacer populismo de ningún tipo, porque tenía el apoyo en el desencanto que se estaba dando en la población israelí por un proceso de paz que no avanzaba satisfactoriamente.
La lógica de Netanyahu es la siguiente, si tengo el apoyo electoral por el lado del enfrentamiento con los palestinos, apoyado en el nacionalismo, no necesito hacer concesiones sociales.
LA ESTRATEGIA REGIONAL
…la idea que muy bien expresó Peres, que entonces era ministro de Relaciones Exteriores, “vamos a hacer un nuevo Medio Oriente, con la inteligencia y el capital que los judíos vamos a traer a la región del resto del mundo y con la mano de obra barata de nuestros vecinos palestinos”. “Nosotros tenemos el capital, ellos la mano de obra, vamos hacer un Medio Oriente próspero”. Ese era el concepto.
La causa nacional tapaba todo el resto.
Tapaba todo y permitía un sentimiento muy fuerte, hubo grandes atentados que arrastraron a amplios sectores de la población hacia la derecha, y entonces “les puedo recortar las jubilaciones, golpear económicamente porque están conmigo de todas maneras, porque soy el hombre que sale a luchar contra los palestinos”. Eso aceleró mucho estos procesos.
¿Cuánto puede haber de verdad en la idea de que ese proceso neoliberal fue acelerado también por la oleada migratoria que siguió a la disolución de la Unión Soviética?
Aquí hay que hacer distinciones. Por un lado, la oleada de inmigrantes rusos, judíos rusos y judíos no rusos, de las repúblicas asiáticas, ucranianos, del Báltico, esa ola impresionante que llega a casi un millón de inmigrantes en una cuestión de 4, 5 años, pesa mucho, pero desde el punto de vista de políticas sociales obliga temporariamente al gobierno a tener una política social. O sea, creo que enlentece al comienzo el proceso neoliberal. El proceso neoliberal implicaba que el estado estaba paulatinamente desatendiendo un montón de cuestiones y tirándolas al mercado libre. De todas maneras, a esa ola de inmigrantes hay que atenderlos de alguna manera, además, porque hay un interés ideológico y colonizador en absorberlos. Eso obligó al Estado, voy a poner el ejemplo de la política de vivienda, durante los años sesenta y setenta había una política de vivienda pública. ¿Qué era la vivienda pública? El Estado construía edificios de cuatro pisos, uniformes, nosotros vivimos ahí los primeros diez años en Israel; uno paga un alquiler bastante subsidiado, y que está destinado a familias de pocos recursos, con determinados criterios. Ahora, hay que aclarar algo, eso siempre fue para la población judía, nunca fue para el 20% de los ciudadanos árabes de Israel, ni una vivienda pública se construyó en un poblado árabe, en poblados mixtos sí. De todas maneras, era una política social de vivienda que tenía el Estado y eso hizo que no existieran los asentamientos, cantegriles, villas miseria, porque el Estado tenía una política muy activa en ese tema. ¿Qué sucede? Se habían dejado de construir a fines de los ochenta viviendas destinadas para ser vivienda pública, se liberalizaban de otra serie de trabas e impuestos al mercado, se abrió un mercado inmobiliario mucho más ágil y "moderno"; el Estado dejaba de intervenir. Viene esa ola de judíos rusos y se crea un déficit muy grande de vivienda. Recuerdo que en el año noventa suben los alquileres en el mercado libre, se triplican en un año, y miles de familias jóvenes dejan los lugares que están alquilando porque no hay suficiente oferta, y acampan. Un antecedente de las protestas que se están dando ahora se dio en 1990 entre las clases populares, entre los sectores económicamente menos pudientes. Campamentos de personas que no podían pagar el alquiler, desalojadas, en algunos casos familias, en otros jóvenes, y eso obliga al Estado a tomar parte, en ese momento lo hizo muy inteligentemente el ministro de Vivienda que era Ariel Sharon. Él nunca fue un neoliberal completo, era más nacionalista que neoliberal, y vio el peligro de desintegración de la cohesión nacional necesaria para enfrentar a los palestinos. Ahí el Estado recobró temporariamente un papel proactivo en el tema vivienda, luego lo dejó. A fines de los noventa dejó de construir y efectivamente no se construyó una vivienda pública desde 1997 hasta ahora, y lo que ha venido sucediendo es que desde diversos ámbitos, las políticas neoliberales han ido profundizando, han ido agrandando las brechas económicas.
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Tomado: Revista VadeNuevo.com.uy
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