Ilustración: Revista Sin Permiso |
Si bien la presencia de antidisturbios no es necesariamente un rasgo cotidiano de ninguna protesta en concreto, la frecuencia con que estamos siendo testigos de su despliegue en las calles a lo largo y ancho de los Estados Unidos basta para dar al ciudadano medio motivos de preocupación; el exceso de fuerza que se aplica de modo rutinario resulta alarmante.
En los primeros días de “Ocupa Wall Street”, los manifestantes empezaron a advertir la presencia de la Unidad Antiterrorista en la Plaza de la Libertad. Joanne Stocker, que se convirtió en parte integrante desde el primer día en Wall Street, recuerda haberse despertado en las jornadas iniciales teniendo a una furgoneta de la Unidad Antiterrorista aparcada en los márgenes de la Plaza de la Libertad, que le grababa en video a ella y sus amigos mientras dormían.
Los manifestantes de otras acampadas de “Ocupa…” ofrecen historias similares. Robin Jacks, miembro del equipo de medios de comunicación de “Ocupa Boston”, cuenta haberse visto fotografiada en múltiples ocasiones por la policía. Dustin Slaughter, que pasó tiempo tanto en “Ocupa Wall Street” como en “Ocupa Filadelfia”, atestigua la presencia de la Unidad Antiterrorista en la Plaza de la Libertad, y afirma que la Unidad ha estado allí filmando de manera regular. Slaughter comenta asimismo: "Las Unidades de Seguridad Interior de la Policía de Filadelfia han mantenido una presencia regular en la acampada de “Ocupa…”".
Los manifestantes no se equivocan desde luego al considerar con ojo crítico la estrategia de orden público que se encuentran en “Ocupa…”. La Patriot Act norteamericana, cuyo décimo aniversario se cumplió la semana pasada, otorga al gobierno de los EE. UU. facultades prácticamente sin control para espiar y rastrear las actividades de los ciudadanos norteamericanos corrientes sin motivo probable desde justo después de los atentados del 11 de septiembre. Por esa razón, no debería causar sorpresa que las instancias de orden público – así facultadas– hayan aparecido en diversas protestas de “Ocupa…” armadas de cámaras para mantener la vigilancia sobre manifestantes que no hacen otra cosa que ejercer los derechos que garantiza la Primera Enmienda.
Las informaciones sobre la detención buscada de "líderes" informales en Wall Street, Chicago y Boston indican que se han puesto en funcionamiento medidas de vigilancia. En Boston y Chicago, las informaciones sobre detenciones prolongadas y humillantes de determinados líderes de “Ocupa”, por lo general de grupos de Direct Action, medios de comunicación, legales y médicos, resultan inquietantes. Dan Massoglia, del equipo de medios de comunicación de “Ocupa Chicago” informa además de que a los individuos detenidos se les privó de la posibilidad de hacer una llamada, de comida y agua, y se les retiraron los colchones de las celdas, mientras que una mujer quedó en situación de incomunicada.
El toque de queda impuesto en los parques de las ciudades ocupadas es igualmente desconcertante. La Plaza Legislativa, escenario de “Ocupa Nashville”, recibió instrucciones de cerrar entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, lo que hacía imposible ocuparla. Las órdenes, sin embargo, no siguieron el procedimiento habitual. En lugar de emitirla la municipalidad de Nashville, la orden procedía del Departamento de Prevención y Seguridad Interior del estado de Tennessee.
Nancy Murray, directora de educación de la sección de Massachusetts de la ACLU (Unión Norteamericana de Libertades Civiles), considera los diversos signos de implicación del Departamento de Seguridad Interior como un importante indicador de que el gobierno federal está orquestando el control policial de las protestas de “Ocupa…” a lo largo del país.
"Podría constituir una grave preocupación, pues mostraría que el gobierno federal esté posiblemente desempeñando un papel activo oponiéndose a los derechos de libertad de palabra y reunión pacífica", afirma Murray.
¿Quiere eso decir que se trata a los manifestantes como terroristas? "Es pronto aún para decirlo", afirma Murray. "Pero es evidente que los federales andan vigilando y observando para conseguir más información (…) Es posible que la Fuerza Especial Conjunta para el Terrorismo lleve la voz cantante".
"Podría entender que al inicio de este movimiento debiera haber cierta presencia de las Unidades Antiteroristas operando en la Plaza de la Libertad, pues nadie sabía quiénes éramos ni qué representábamos", declara Stocker. "Hoy su presencia no es más que pura exageración y antagonismo. Está claro lo que defendemos y está claro que no somos terroristas".
Los manifestantes de “Ocupa...” deberían familiarizarse con la Patriot Act. El artículo 802 ampliaba la definición de terrorismo interior para incluir a personas que llevan a cabo actos de desobediencia civil al objeto de coaccionar o influir en la conducta del gobierno por medio de la intimidación de la población civil. Además, los manuales de entrenamiento del Departamento de Defensa norteamericano, hasta su enmienda en el año 2009, hacían equivalentes la protesta con el "terrorismo de perfil bajo". Aunque el Departamento cambió su redacción hace dos años, los abogados y activistas de derechos humanos siguen manteniendo su preocupación por si el sentir y la intención se habrán puesto a la par de este cambio.
Por último, está la inquietante cuestión del excesivo uso de la fuerza en “Ocupa…”. En otoño de 2008, el Army Times [diario del Ejército norteamericano] informaba de que por vez primera el Ejército de los EE. UU. planeaba estacionar una unidad activa bajo control del Mando Norte que sirviera de respuesta federal de alerta en momentos tanto de emergencias naturales como de origen humano, incluyendo ataques terroristas. El adiestramiento incluía una panoplia no letal, algunos elementos de la cual ha estado utilizando el Ejército norteamericano en Irak, destinadas a someter a los revoltosos.
"La panoplia cuenta con equipamiento para levantar rápidamente un control de carretera, barreras de clavos para ralentizar, detener o controlar el tráfico, escudos y bastones, y balas beanbag".
Pese a la existencia de la Guardia Nacional, cuya razón de ser estriba en reforzar a los guardianes del orden público civil cuando se exceden sus capacidades, esta unidad adicional, de acuerdo con el Army Times, puede ser convocada para que preste ayuda en caso de disturbios ciudadanos o control de multitudes. El exceso de fuerza mostrado en algunas de las ubicaciones de “Ocupa...” – con el uso de gases lacrimógenos, el presunto recurso a balas de goma y la presencia detectada de armas sónicas– se está convirtiendo en modelo. Un manifestante californiano, que desea permanecer en el anonimato, recuerda sufrir la experiencia del ingenio acústico de largo alcance (LRAD, long range acoustic device) en Oakland la semana pasada.
"Me han lanzado tres veces gases lacrimógenos, de manera que la primera vez que vi el cañón acústico, me entró pánico. Cuando activaron el cañón, sentí mareo y nauseas. En un momento dado, me desplomé. Me di cuenta de que los demás iban cayéndose también y algunos vomitaban".
Esas tecnologías de antidisturbios fueron calificadas como inhumanas por observadores de derechos humanos cuando se utilizaron para reducir a manifestantes desarmados y pacíficos durante la revuelta social acontecida en Tiflis, la capital de la república de Georgia, en el año 2007. No ha lugar a que existan en un país democrático. Las autoridades pueden describirlas como "no letales", pero pueden también volverse mortales si las emplean mal agentes de orden público imprudentes. El movimiento “Ocupa...” es de forma explícita un ejercicio no violento de los derechos garantizados por la Primera Enmienda, pero el control policial sobre el mismo tiene todas las trazas de una espeluznante militarización del orden público en los Estados Unidos.
Ayesha Kazmi / Es investigadora de Cage Prisoners, organización de derechos humanos con sede en Londres, que defiende a los encarcelados en Guantánamo y otras víctimas de la Guerra contra el Terror.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
Tomado: Revista Sin Permiso.info
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