Crisis? Si, pero no sólo económica, sino también de principios y de ética.
El escándalo sacude no solo a directores de grandes empresas, privadas y estatales, que cuentan con un sistema de pensiones y bonos inmoral y fuera de todo control, sino también a todas las organizaciones sindicales.
En este momento, en Wanja Lundby-Wedin podemos ver la cabeza visible de todo un sistema, que por largos años ha engañado, despolitizado y manipulado a la clase trabajadora sueca. Wanja está implicada en un escándalo ético sin precedentes. Por un lado es dirigente sindical, y por otro, integra directorios conjuntamente con la Cámara de Comercio y las empresas de seguros privados. Vale decir que está ”sentada en dos sillas” y recibiendo jugosos ingresos por ello; sillas que se le han movido y que menudo golpe le han ocasionado, ya que por fin se está pidiendo su dimisión.
Cuando se le exige a los trabajadores que “se apreten el cinturón” (åtstramningspolitik), porque la élite empresarial no puede hacer frente a nuevos ajustes salariales y rompe las negociaciones con los sindicatos, el “modelito sueco” se resquebraja y queda al desnudo que estos directores, sindicalistas y políticos, por cierto, no se “sacrifican” de la misma manera. Por el contrario, continúan recogiendo jugosas pensiones y sueldos, además de los dichosos bonos. Nosotros ya saboreamos y resistimos la receta impuesta por el FMI en la década del 60-70 en nuestros países.
Wanja Lundby-Wedin tiene una enorme responsabilidad y, por lo tanto, es inadmisible que justifique toda esta situación con el ”desconocimiento” o la ”falta de información”. Qué insulto a la inteligencia de la gente!!!
Con este sistema de altas pensiones y bonos, se benefician no solo los directores de las grandes empresas y bancos, sino también la élite sindical y política. Como caso claro podemos mencionar a Göran Persson y Stig Malm, que de la dirección de la socialdemocracia o de una de las centrales sindicales, LO, pasaron sin mayores problemas de conciencia (tendrán???), a ocupar cargos en empresas privadas, obteniendo enormes beneficios.
La propia Wanja Lundby-Wedin, tenía 141 cargos; renunció a parte de ellos, y fue justamente a los no rentados. Para esto no estaba ni “distraída” ni “desinformada”.
De aquella Suecia de la década del 70, que me sorprendió con su búsqueda de representates síndicales por la prensa y que contaba con políticos como Olof Palme y otros, poseedores de otra firmeza en los principios, a esta Suecia de hoy en la que, sin ninguna vergüenza, se hace ostentación de todos estos beneficios desmesurados, ha habido un cambio profundo de mentalidad.
No es por que sí que todos estos dirigentes están envueltos en un gran contubernio que no los diferencia, y en donde la avaricia y la falta de escrúpulos no conoce límites; en esta situación está el porqué del mutismo de los sindicatos. Hace mucho rato que los sindicatos y el partido de izquierda deberían haber reaccionado ante todo el descalabro de lo que se ha llamado Välfärd, (Bienestar Social o Modelo Sueco).
El estado, en todos los planos de su accionar, ha ido perdiendo su rol regulador y de contralor, y actúa con mentalidad de empresa privada. La Caja de Seguros, ha ido cambiando de carácter y hoy está vinculada a los grandes consorcios internacionales (AMF, AFA), lo que la debilita y hace que a la población le sea prácticamente imposible acceder a los beneficios que ésta debería prestar. Para estas élites, el único rol del estado parece ser el de saquear el erario público en beneficio de los de siempre.
Mona Sahlin, que cava su propia fosa con empeño, sigue apoyando a Wanja Lundby-Wedin. No llama la atención, es natural y está dentro del proceso. El Partido de Izquierda (que debería cambirse el nombre), continúa especulando con un puesto en algún ministerio ante la posibilidad de un nuevo gobierno socialdemócrata.
Dan Josefsson ha escrito un libro llamado “8 años con Reinfeldt”, y aunque esta posibilidad parezca remota, se pueda dar, porque ante este escándalo se beneficia y saca provecho la Alianza. Estos, al igual que los cuervos, se alimentan de la carroña, pero no olvidemos la responsabilidad que tienen cuando toman y profundizan medidas ya promulgadas por la socialdemocracia.
Detrás de toda esta corrupcíón está la mano de siempre. A través de los compromisos que Suecia adquiere (entrada en el Acuerdo de Lisboa), la Alianza tiene que cumplir los lineamientos de la UE, y detrás y en última instancia, es el FMI quien define.
Wanja Lunby-Wedin es, por si lo anteriormente dicho fuera poco, Presidenta de la Confederación de Sindicatos Europeos. En su ”distracción”, parece desconocer las grandes manifestaciones que se han llevado a cabo en Europa rechazando esta política. Zarkozy, sin ser el único, se ha enfrentado estos días a las huelgas más grandes de los últimos decenios, de la clase trabajadora francesa en rechazo a esta política: 4 millones de trabajadores pararon. España, Italia, Grecia y Alemania, no han sido ajenas a este repudio colectivo. Prácticamente toda Europa y el resto del mundo se sacuden ante esta sangría perpetrada por los ladrones de guante blanco a los bolsillos del eterno perjudicado: Juan Pueblo.
Quizás lo único positivo que trajo consigo esta ”crisis” es la recuperación del sentimiento y la solidaridad de clase. Sin embargo, en Suecia reina el más absoluto silencio a nivel sindical y político y en los medios de comunicación, con la excepción del sindicato del metal.
Ahora es el momento, no se puede dilatar; la clase obrera sueca debe salir a la calle y, como lo hemos dicho en más de una oportunidad, decir Basta. Basta al saqueo del Estado y sus empresas; basta de comprometerse con el imperialismo, que impone una política ajena a los intereses populares!! Es hora que en Suecia renazca de sus cenizas el espíritu y las mejores tradiciones de la clase obrera, esa clase que tiene todo para ganar si se atreve a romper sus cadenas.
Es hora que escuchen, con voz ronca, tu bronca, mi bronca, nuestra bronca!!!
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