La acción militar marroquí desató los disturbios en la capital del Sáhara, en los que se implicaron también los colonos |
El presidente de la RASD reclama a la ONU el envío de un contingente de paz
El Aaiún ha vivido una noche relativamente tranquila con un ambiente de calma tensa después de que el Gobierno de Marruecos declarara el toque de queda tras los enfrentamientos que se produjeron ayer tras el desmantelamiento del campamento de protesta saharaui, informa TVE.
Aún no están claras las cifras de fallecidos tras los enfrentamientos entre jóvenes saharauis y las fuerzas policiales marroquíes, aunque el Reino de Marruecos reconoce al menos cinco muertos entre sus agentes -cuatro en los desalojos y uno en los disturbios- y el Frente Polisario habla de un saharaui muerto y de decenas de heridos y detenidos.
Esa víctima saharaui ha sido reconocida por las autoridades marroquíes, ya que el Procurador general del Rey de Marruecos (Fiscalía) en El Aaiún ha abierto una investigación sobre la muerte del saharaui Gargar Brahim Uld Mahmud Hamadi en los incidentes.
EL CAMPAMENTO DE LA DIGNIDAD, ARRASADO
Tres policías marroquíes y al menos un civil saharaui muertos es el sangriento balance provisional de la operación de desmantelamiento del campamento de la dignidad (Gdaim Izik), que activistas saharauis habían levantado en las afueras de El Aaiún, capital del Sáhara ocupado. Las protestas por esta acción, ordenada por el Ejecutivo de Rabat para "liberar a las personas mayores, mujeres y niños retenidos por un grupo de delincuentes comunes", se extendieron a lo largo del día a las calles de El Aaiún y acabaron implicando no sólo a fuerzas de seguridad alauís y activistas saharauis, sino también a colonos marroquíes que salieron a las calles para respaldar la operación.
Además, la orden de Rabat condicionó el tercer encuentro informal que ayer y con el amparo de la ONU, celebraron en las afueras de Nueva York sendas delegaciones del Frente Polisario y del Gobierno alauí. "Las negociaciones previstas en Nueva York no pueden avanzar en circunstancias tan graves que minan la confianza entre las partes y desacreditan a la ONU", sentenció desde Argelia el ministro de Exteriores saharaui, Mohamed Uld Salek. La cancillería saharaui en el exilio calificó de "escalada gravísima" la acción marroquí, cuyo Gobierno "ha demostrado su desprecio total por los principios internacionales fundamentales y los derechos humanos".
Confusión: Aunque a la hora de cerrar esta información los datos aún eran confusos, además de los cuatro muertos al menos otros tres integrantes de las fuerzas marroquíes se encontraban ingresados en un hospital de El Aaiún "heridos graves". Así al menos lo aseguró el director regional de la Sanidad para la región de El Aaiún-Bojador-Saguia el Hamra, Mohamed Bouhmiya. Por la parte saharaui, Uld Salek aseguró que, además del fallecido (Babi Mahmud el Gargar, de 26 años), se contabilizaban centenares de heridos. Sin embargo el prefecto de la Policía de El Aaiún, el marroquí Mohamed Dkhissi, quiso desmentir esta información asegurando que "no ha habido civiles muertos".
Por su parte la Asociación Saharaui de Derechos Humanos alertaba ayer a última hora de la formación de grupos de colonos marroquíes armados para amedrentar a los saharauis. "Hacemos un llamamiento urgente para la protección de la población autóctona amenazada por civiles no autóctonos armados con bates, sables y cuchillos con el respaldo y beneplácito de las autoridades locales", señalaba la organización. Ante esta situación el presidente de la autoproclamada República Arabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, pidió al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, el envío de un dispositivo de seguridad para la protección de los civiles saharauis.
La orden: La acción armada de las fuerzas marroquíes se desató hacia las 8 de la mañana después de que un convoy con casi 3.700 simpatizantes pro saharauis, entre ellos varios españoles, accediese al denominado como "campamento de la dignidad", poblado ya por 20.000 personas. En ese momento llegó la orden de desalojo que Rabat quiso minimizar asegurando que sólo habían entrado en el campamento para detener "de forma pacífica, a elementos fuera de la ley". Ante la resistencia de los residentes, los militares y policías cargaron desalojando todo el campamento que quedó finalmente reducido a cenizas.
Habría sido en ese primer momento cuando se produjeron las cuatro víctimas mortales confirmadas que, según algunas fuentes podrían ser, en realidad, hasta trece.
Tomado: NoticiasdeNavarra.com
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