28 sept 2008

Lo impensable aconteció



Por Boaventura de Sousa Santos *



La palabra no aparece en los medios de comunicación norteamericanos, pero de eso se trata: nacionalización. Ante las cesaciones de pagos ocurridas, anunciadas o inminentes de los principales bancos de inversión, de las dos mayores sociedades hipotecarias del país y la mayor aseguradora del mundo, el gobierno federal de los Estados Unidos decidió asumir el control directo de una parte importante del sistema financiero. La medida no es inédita, pues el gobierno intervino en otros momentos de crisis profunda: en 1792 (bajo el mandato del primer presidente del país), en 1907 (en este caso, el papel central en la resolución de la crisis le cupo al gran banco de entonces, el J. P. Morgan, hoy Morgan Stanley, también en riesgo), en 1929 (la gran depresión que duró hasta la Segunda Guerra Mundial: en 1933, mil norteamericanos por día perdían sus casas en manos de los bancos) y en 1985 (la crisis de las compañías de ahorro).

Lo que es nuevo en la intervención actual es su magnitud y el hecho de ocurrir después de 30 años de evangelización neoliberal conducida con mano de hierro a nivel global por los Estados Unidos y por las instituciones financieras que controla, el FMI y el Banco Mundial: mercados libres y, en tanto que libres, eficientes; privatizaciones; desregulación; el Estado fuera de la economía porque es inherentemente corrupto e ineficiente; eliminación de restricciones a la acumulación de riqueza y la correspondiente producción de miseria social. Fue con esas recetas que se "resolvieron" las crisis financieras de América latina y de Asia y que se impusieron ajustes estructurales en decenas de países. Fue también con esas recetas que millones de personas fueron lanzadas al desempleo, perdieron sus tierras o sus derechos laborales y tuvieron que emigrar.

A la luz de esto, lo impensable aconteció: el Estado dejó de ser el problema para volver a ser la solución; cada país tiene derecho a privilegiar lo que entiende por su interés nacional, en contra de los dictámenes de la globalización; el mercado no es, por sí mismo, racional y eficiente, sólo sabe racionalizar su irracionalidad e ineficiencia mientras éstas no alcancen el nivel de autodestrucción; el capital tiene siempre al Estado a su disposición, ora por vía de la regulación, ora por vía de la desregulación. Esta no es la crisis final del capitalismo y, aunque lo fuese, la izquierda quizá no sabría qué hacer, tan generalizada fue su conversión al evangelio neoliberal.

Muchas cosas seguirán como antes: el espíritu individualista, egoísta y antisocial que anima al capitalismo; el hecho de que los costos de las crisis siempre sean pagados por quienes nada han contribuido a ellos, es decir, la inmensa mayoría de los ciudadanos, ya que es con su dinero que el Estado interviene y son esos ciudadanos quienes pierden empleos, viviendas y pensiones.

Pero muchas más cosas cambiarán. Primero, la declinación de los Estados Unidos como potencia mundial alcanza un nuevo nivel. Este país acaba de ser víctima de las mismas armas de destrucción financiera masiva con que agredió a tantas naciones en las últimas décadas y la decisión "soberana" de defenderse fue finalmente inducida por la presión de sus acreedores extranjeros (sobre todo, los chinos), que amenazaban con una fuga que sería devastadora para el actual american way of life.

Segundo, el FMI y el Banco Mundial dejaron de tener autoridad alguna para imponer sus recetas, pues siempre usaron como guía una economía que ahora se revela como un fantasma. La hipocresía del doble estándar (ciertos criterios válidos para los países del Norte global y otros criterios válidos para los países del Sur) quedó expuesta con chocante crudeza. De aquí en adelante, la primacía de los intereses nacionales podrá dictar no sólo medidas de protección y regulación específicas, sino también tasas de interés subsidiadas para apoyar a las industrias en peligro (como las que el Congreso estadounidense acaba de aprobar para el sector automotriz). No estamos ante una desglobalización, pero sí estamos frente a una nueva globalización posneoliberal, internamente mucho más diversificada. Emergen nuevos regionalismos, ya presentes en Africa y Asia pero importantes sobre todo en América latina, como el ahora consolidado con la creación de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y del Banco del Sur. Por su parte, la Unión Europea, el regionalismo más avanzado, tendrá que cambiar el curso neoliberal de su actual comisión, so pena de tener el mismo destino que los Estados Unidos.

Tercero, las políticas de privatización de la seguridad social quedaron desacreditadas: es éticamente monstruoso que sea posible acumular fabulosas ganancias con el dinero de millones de humildes trabajadores y abandonarlos a su suerte cuando la especulación sale mal.

Cuarto, el Estado que regresa como solución es el mismo Estado que fue moral e institucionalmente destruido por el neoliberalismo, que hizo todo lo posible para que su profecía se cumpliese y lo transformó en un antro de corrupción. Esto significa que, si el Estado no es profundamente reformado y democratizado en breve, será, ahora sí, un problema sin solución.

Quinto, los cambios en la globalización hegemónica van a provocar cambios en la globalización de los movimientos sociales y esto se va a reflejar en el Foro Social Mundial: la nueva centralidad de las luchas nacionales y regionales; las relaciones con los Estados y los partidos progresistas; las luchas por la refundación democrática del Estado; las contradicciones entre clases nacionales y transnacionales y las políticas de alianzas.

* Doctor en Sociología del Derecho; profesor de la Universidad de Coimbra (Portugal) y de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.).

Traducción: Javier Lorca.

Tomado de Página 12


24 sept 2008

Mecálogo del buen banquero




Por Juan Sasturain


"Mayor delito que robar un banco es fundar uno."
Bertolt Brecht


1 Sobre el ajuste: El ajuste es el recurso intimidatorio que permite que el sistema de afano no se descompense por relajación del aporte del (único) que pone la guita. Es decir: que el cliente no se distraiga ni respire tranquilo. Ajustar el cinturón, la soga al cuello, el apretón de huevos financiero. Regla primera: Me cagaré en la asfixia del necesitado que necesitó que le prestara su plata.

2 De los clientes: Se llama clientes a los que operan con el banco. Los grandes clientes son las empresas que –entre otras cosas– nos depositan el dinero de los sueldos de su personal para que intermediemos (y cobremos) a la hora diferida de pagar. Los pequeños clientes o la gilada son las personas individuales que no son (ni deben ser) consultadas con respecto al destino de sus salarios. Así, la gilada inconsulta nos presta mensualmente su dinero por unos días, pero el banco jamás le deberá prestar ese dinero propio a la gilada. Regla segunda: Me cagaré en la gilada que nunca verá la guita sino numeritos, el resumen trucho de cuentas de lo que yo haga con ella.

3 Acerca del crédito: Se supone que los bancos están hechos para dar créditos a los que los necesiten, pero no es así. Los bancos están hechos para aprovecharse de la necesidad de los que necesitan o aliarse con los que ya tienen para ganar más juntos. El crédito, latinamente hablando, es una cuestión de fe. La clave está en hacer creer a los clientes para que depositen pero no creer en ellos para poder prestarles. Tercera regla: Me cagaré en efectivo en los que vengan a pedir crédito.

4 De las cuotas: Las cuotas son los segmentos elásticamente extensibles de martirio en que se divide la agonía de un deudor. Las cuotas podrán ser muchas o pocas pero siempre equívocamente "cómodas", como el reglamento del teto. Hay que convertir las cuotas en obligaciones morales –servir la deuda– sujetas a sanciones cuasi religiosas: el Infierno se llama Embargo. Cuarta regla: Me cagaré con intereses sobre quien se demore en las cuotas.

5 Sobre las cuentas: Se llama cuenta al espacio virtual donde el cliente deposita su dinero de un cómodo saque pero lo saca –si puede– en los tiempos, el término y el modo que el banco decide. Mágicamente, una vez depositado, el dinero del cliente deja de ser suyo. En el interior de la cuenta, las cuentas las hace el banco; los clientes y la gilada en general sólo verán el resultado. Quinta regla: Me cagaré en los titulares y suplentes de cuenta y manejaré la guita en los tiempos y formas que se me canten.

6 Acerca de los depósitos: Son los aportes al banco de los clientes que tiene un excedente que no utilizan y cuya suma se supone debería servir para constituir una masa de dinero que pueda ser prestada a los que les haga falta. El banco sería el intermediario oficioso, que obtendría sus lógicos beneficios de la diferencia entre lo que paga por recibir y lo que cobra por prestar. Ja. Sexta regla: Me cagaré en la ingenuidad o voracidad de los depositantes pagando ínfimas o peligrosas tasas incobrables.

7 De las garantías: Las garantías y los garantes son los rehenes legales con los que extorsionaremos al cliente desesperado. Una garantía ha de ser solvente (que se pueda exprimir) y ejecutable (que se pueda sentenciar). Una especie de doble mejorado, más sólido y a la vez más vulnerable que el titular, su muñeco en viva imagen, sujeto a vudú. Séptima regla: Me cagaré en el cliente exigiéndole comprometidas garantías a las que también haré cagar.

8 Sobre la inflación: La inflación es un mal absoluto, perversión habitual de los gobiernos populistas que incentivan el consumo, pecan en atraso cambiario y descuidan tarifas y cuentas públicas. Su custodio es el Indec, entidad sospechosa y manipulable a la que debemos, sin embargo, uno de los neologismo verbales que más satisfacciones nos han dado en su momento: indexar. La indexación es la operación mensual de ajuste digital por la cual se introduce el índice (ajustadamente) en el ano del llamado beneficiario del crédito. Octava regla: Me cagaré en la inflación y/o contribuiré a ella mientras protesto, pero indexaré hasta hacer cagar al engrampado en un crédito.

9 Del interés y los intereses: Hay que discriminar entre lo singular y lo plural. El interés del banco es permanente, siempre el mismo: el lucro, hacer guita de cualquier manera. Para que se logre el cumplimiento de los objetivos que se corresponden con ese interés básico, es necesario que los intereses –ese porcentaje del que vivimos y con el que dejamos morir– sean variables según nuestro puro arbitrio. Novena regla: Me cagaré en todo interés que no sea el del banco, y usaré los intereses para cagarme en todos.

10 Acerca de las tasas: Las tasas son una taza que –pese a lo que le digamos a la gilada– no derrama ni siquiera la leche de la clemencia. La tasa se fija para asegurarse, pegar primero, preservarse, no dejar de ganar lo necesario para seguir lucrando. No vaya a ser que. Cuando se rompe o deteriora una tasa, el cliente siempre la debe pagar como nueva. Décima regla: Me cagaré en una tasa bien grande y se la haré compartir democráticamente a todos mis clientes.

Tomado de Página 12


Ayuda o chantaje




* Francisco Rey Marcos


Es bien conocido desde hace muchos siglos que en los desastres se muestra lo mejor y lo peor del género humano. Los actos de heroísmo más valioso junto a las muestras del egoísmo y la vileza más abyectos. Y lo que sucede con los seres humanos sucede con los Estados y con sus gobernantes, que en algunos casos se comportan con solidaridad y altura de miras, pero que no dudan, en otros, en aprovechar el sufrimiento ajeno para tratar de extraer de él un rédito político cuando no económico.

Sucedió, por citar sólo algún ejemplo, en la Nicaragua de Arnoldo Alemán tras el huracán Mitch, más recientemente lo hemos visto en Myanmar tanto del lado de la Junta militar como del de algunos supuestos donantes de ayuda, y lo estamos comenzando a ver ahora tras el dramático paso del huracán Ike por el Caribe. Repeticiones de la historia que muestran que, por mucho que se trate de establecer normas, incorporar aprendizajes y buenas prácticas a la respuesta humanitaria, cuando llega la catástrofe algunos hacen primar sus mezquinos intereses sobre el interés general de la humanidad y las necesidades básicas de los seres humanos.

Disculpen este moralista inicio de artículo, pero lo que está sucediendo estos días respecto al no levantamiento de las sanciones de los Estados Unidos a Cuba tras los tremendos daños provocados por Ike en la isla, y las condiciones que el gobierno norteamericano quiere imponer para el envío de ayuda humanitaria, no deja mucho espacio para el optimismo.

La temporada de huracanes en el Caribe está teniendo efectos devastadores en muchos países que, aparte de los efectos de corto plazo, van a alterar gravemente su desarrollo en los años futuros. Haití y Cuba aparecen como los dos casos más claros, pero también otros, como el propio Estados Unidos, van a necesitar cuantiosas inversiones para poder recuperarse de los daños y emprender proyectos de desarrollo.

Por ello, parece evidente que las necesidades vinculadas con la rehabilitación y reconstrucción van mucho más allá que la mera asistencia de emergencia y, en ese sentido es razonable y legítima, al margen de cualquier consideración política, la petición del gobierno cubano de pedir el fin del bloqueo que ahoga a la isla desde hace décadas y que va a dificultar aún más la satisfacción de las necesidades básicas de sus ciudadanos tras el paso de Ike. Cuba dispone de un adecuado sistema de prevención de desastres y de respuesta a los mismos que, claramente, se ha visto desbordado por la magnitud de los huracanes y ello pone de manifiesto la vulnerabilidad de base del país.

Normalmente, los desastres en la Isla no dejan víctimas mortales pues los dispositivos de protección funcionan adecuadamente, pero la destrucción de infraestructuras y el impacto sobre la maltrecha agricultura es enorme. Tampoco hay epidemias ni crisis alimentarias, por poner dos ejemplos, tras los desastres que periódicamente azotan la isla. Lo que si que hay en esta ocasión es una superposición de unos daños sobre otros que puede provocar, si no se invierte en desarrollo, que en unos años, la vulnerabilidad se haya agravado. En definitiva, el tipo de ayuda que la población de Cuba precisa es aquella que le permita pensar en el medio plazo. Y eso pasa por el fin del bloqueo.

Junto a esto, el que Estados Unidos haya puesto como condición para su simple ayuda de emergencia el que Cuba permita a una misión estadounidense de evaluación de necesidades su entrada en la isla, resulta inaceptable y va contra los planteamientos humanitarios internacionales, como la llamada Buena Donación Humanitaria, que el gobierno estadounidense ha firmado.

Si algo diferencia la acción humanitaria de otros instrumentos de cooperación internacional es que no puede incluir condicionalidades. Va dirigida a las víctimas y debe estar al margen de las afinidades o diferencias políticas de los gobiernos. En este caso, además, es doblemente indignante pues Cuba cuenta con recursos y capacidades técnicas para este tipo de tareas, internacionalmente reconocidas. Es de sobra conocido que el país tiene numerosos especialistas en estas tareas que han trabajado en otros muchos países con gran profesionalidad y, en cualquier caso, las tareas de ayuda de emergencia deben basarse siempre en las capacidades locales y no en lo que llamamos irónicamente "paracaidismo humanitario" y en el envío de supuestos "expertos" que, en muchos casos, dificultan más que ayudan. Una verdadera ayuda humanitaria, como han hecho otros países, debiera realizarse sin imponer este tipo de condiciones y es, como se hace en muchos casos, compatible con el rigor, la transparencia y la rendición de cuentas que deben presidir cualquier tarea de cooperación.

Conviene recordar que tras el huracán Katrina en Nueva Orleáns, Fidel Castro ofreció el envío de médicos cubanos para ayudar a las tareas de rescate. Y su ofrecimiento fue rechazado tildándolo de mera propaganda. Y tal vez lo fuera. Pero, al menos, no puso condiciones.

Según muchos analistas, los efectos de los huracanes en Cuba durante este año pueden provocar desde el punto de vista económico y social una situación similar a la del llamado Periodo Especial que vivió la isla tras la caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética. Época que se vio agravada por las consecuencias del bloqueo. Y ello tuvo como consecuencia un endurecimiento del régimen. Si Estados Unidos cree que puede presionar al régimen cubano en sus incipientes transformaciones democráticas con este tipo de medidas se confunde rotundamente. La dignidad de los cubanos, estén o no con el régimen, está por encima de esas presiones. Y en cualquier caso, mezclar intereses políticos con supuestas propuestas de ayuda es de una bajeza que denigra al que así se comporta.

* Francisco Rey Marcos - Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH)

Tomado de Radio Nederland

23 sept 2008

Manu Chau exige cese del bloqueo




El famoso cantante y compositor francés Manu Chau y su padre Ramón Chao, periodista y escritor español, exigieron hoy a través de un llamamiento en Internet el cese definitivo del bloqueo estadounidense a Cuba.

Jose-Manuel Thomas Arthur, más conocido como Manu Chao, suscribió el texto del documento, publicado hace apenas 24 horas en www.uneac.org.cu y en el que se denuncia el criminal y sistemático recrudecimiento del asedio del gobierno estadounidense contra esta isla.

El ex vocalista del grupo Mano Negra y su padre forman parte de los miles de intelectuales y artistas del mundo que se han sumado al llamamiento de sus homólogos cubanos en contra del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a este país.

El mensaje destaca que Cuba se ha visto azotada dramáticamente por el reciente paso de dos poderosos huracanes, que ha afectado la producción de alimentos y otras esferas importantes de la industria cubana.

Artistas de Brasil, Argentina, Chile, Venezuela, Italia, Francia, Grecia, Australia, Reino Unido, Suráfrica y Venezuela, entre otras naciones, hasta sumar 30, se han adherido ya al mensaje, sean profesores, filósofos, actores, novelistas, dramaturgos, cineastas, periodistas o juristas.

Apelamos a la sensibilidad de intelectuales y artistas de todas partes del mundo para que reclamen el inmediato levantamiento del criminal bloqueo norteamericano y promuevan acciones de solidaridad y ayuda hacia Cuba, concluye el llamamiento.

Tomado de Prensa Latina


20 sept 2008

Otro dedo en la llaga de la comunidad gitana



Pintura: MIGUEL CLAVERIA



Por David Cronin



La vestimenta favorita del medio millar de participantes en la primera Cumbre Gitana europea, que se realizó esta semana en Bruselas, fue una remera blanca que tenía impresa una huella digital.


La imagen, acompañada por la leyenda "No al perfil étnico" --la política de basar investigaciones policiales sobre determinar la raza de los sospechosos--, llamaba la atención sobre el censo dispuesto por el gobierno italiano en barrios marginales en los que frecuentemente está condenada a vivir la comunidad roma, la más populosa minoría étnica de Europa.


La decisión de las autoridades italianas de tomar las huellas digitales de los gitanos que viven en ese país se produjo tras una serie de delitos por los que se responsabiliza a miembros de esa comunidad.


En uno de esos incidentes, una joven roma de 16 años fue acusada en mayo de tratar de secuestrar a un bebé en un suburbio de Nápoles, lo que desató una ola de violencia. Las precarias viviendas de los gitanos fueron incendiadas, mientras una multitud de observadores festejaba.


En una visita a Bruselas, el 16 de septiembre, la viceministra italiana de Trabajo, Salud y Asistencia Social, María Roccella, dijo que la toma de huellas digitales era una medida necesaria para la "integración efectiva" de los gitanos.


Sus comentarios fueron rechazados de plano por activistas de derechos humanos, quienes argumentan que se trata de una actitud discriminatoria.


Aunque el Parlamento Europeo declaró que esa iniciativa es incompatible con la legislación de derechos humanos vigente en la Unión Europea (UE), mensajes poco claros han sido enviados por la Comisión Europea, rama ejecutiva del bloque regional y anfitriona de la cumbre de esta semana.


A principios de septiembre, la Comisión señaló que estaba satisfecha por el hecho de que la toma de huellas digitales estaba dirigida sólo a quienes no podían ser identificados de otra manera y porque se había excluido la recolección de datos relacionados con la religión o el origen étnico.


Pero el comisario europeo de Justicia, Jacques Barrot, prometió vigilar de cerca a las autoridades italianas. "Les hicimos saber que el censo no podría realizarse sobre una base étnica", afirmó en la cumbre de esta semana, que reunió a políticos, funcionarios y activistas.


"Hemos visto sus propuestas y son aceptables. Pero no toleraré ninguna práctica incompatible con los derechos vigentes en Europa. Esto es una promesa personal", aseguró.


Ivan Ivanov, de la Oficina de Información Europea de la comunidad roma, con sede en Bruselas, cree que Italia está sentando un precedente peligroso. "Si se tolera esta situación, puede ser un enfoque que luego adopten otros países", señaló.


Ivanov se mostró especialmente preocupado sobre la posibilidad de que las medidas anunciadas por el gobierno italiano estimulen prejuicios existentes, e hizo referencia al aumento en la popularidad del primer ministro de Italia, el derechista Silvio Berlusconi, tras el anuncio de estos planes.


La encuestadora Eurobarómetro calculó que la mitad de los ciudadanos europeos entrevistados no quieren tener a un gitano como vecino o que sus hijos asistan a las mismas escuelas que niños de esa comunidad.


Según Ivanov, la hostilidad hacia los entre siete y nueve millones de roma radicados en Europa se alimenta de la ignorancia.


"Quienes viven en contacto con los gitanos, sin serlo, saben muy poco acerca de la cultura roma. Si se quiere combatir la violencia extremista contra las minorías étnicas hay que elevar la toma de conciencia acerca de ellas", agregó.


Un estudio de la Red Europea contra el Racismo reveló que los gitanos afrontan prejuicios en todas las áreas.


En República Checa, el desempleo entre la fuerza de trabajo roma es de 70 por ciento, cuando a nivel nacional es de apenas seis por ciento.


En Hungría, los anuncios en la prensa sobre departamentos en alquiler indican en algunos casos que "negros, árabes y gitanos no deben llamar para pedir información". Los niños roma son víctimas de la segregación en escuelas de Bulgaria, Letonia, Rumania y Eslovaquia.


El financista y filántropo George Soros, quien participó en la cumbre de Bruselas, dijo que el "perfil étnico" en Italia debe ser declarado ilegal por la Corte Europea de Justicia.


La Coalición de Políticas Roma de la UE, que incluye a la organización de derechos humanos Amnistía Internacional y al Instituto Sociedad Abierta, fundado por Soros, hizo un llamado para que se adopte una nueva estrategia para la inclusión de los gitanos.


El derecho de los roma a no ser discriminados está consagrado en una ley adoptada por la UE. Naciones de Europa central y oriental, donde vive una gran proporción de gitanos, fueron advertidas de que deben incorporarla a su legislación local para aspirar a ingresar al bloque regional.


Activistas por los derechos humanos, sin embargo, se han quejado de que la implementación de esa ley ha sido muy despareja y que no existe en las capitales europeas o en los más altos niveles de la UE la voluntad política para atender las necesidades de los gitanos.


Tomado de IPS
 

¿Por qué no se hizo público el discurso de uno de los mejores reporteros de guerra al recoger su premio?


Gervasio Sánchez es el mejor reportero gráfico de guerra que ha parido Andalucía y probablemente Europa. Su currículum es extremecedor: ha estado en la mayoría de los innumerables conflictos armados que han asolado nuestra tierra en los cinco continentes.

Ha trabajado para muchas revistas y periódicos y publicado una decena de libros, todos ellos de fotoperiodiosmo de guerra.

Por su intrepidez, su sensibilidad y su asombrosa habilidad para la foto, ha recibido un sinfín de premios internacionales, tanto de asociaciones pro derechos humanos como de asociaciones de prensa, habiendo sido elegido Mejor Periodista del año en varias ocasiones. La ONU le nombró "Enviado especial de UNESCO para la paz." en el 50 aniversario de la Declaración Universal de DDHH.

Este es el discurso que pronunció el pasado 7 de Mayo al recoger el Premio Ortega y Gasset que otorga el diario El País, ante todos los medios de comunicación, la vicepresidenta del gobierno, varios ministros, el presidente del Senado, la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde.

Léanlo y comprenderán por qué nadie quiso publicarlo:


"Estimados miembros del jurado, señoras y señores:

Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.

Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.

No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad.

Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias.

Tomado de Kaos en la Red

Fotografías: Gervasio Sánchez


El Congreso español rechaza por unanimidad ampliar la jornada laboral hasta 78 horas




El Congreso de los Diputados mostró su rechazo unánime a la ampliación de la jornada laboral hasta las 78 horas semanales que se quiere impulsar desde la UE reformando la Directiva europea de ordenación del tiempo de trabajo.

Durante la sesión de control de la Cámara baja, el voto a favor de todos los parlamentarios presentes, 330, permitió que prosperasen las Proposiciones no de ley contrarias a esta medida que presentaron tanto el Partido Socialista como ERC-IU-ICV.

El Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) aprobó el pasado mes de junio una propuesta para modificar la Directiva de ordenación del tiempo de trabajo, medida que, no obstante, contó con el rechazo de España, Francia, Italia, Grecia y Chipre.

Durante su intervención en el Pleno, el diputado socialista Ramón Jaúregui, afirmó que la oportunidad de incrementar la jornada laboral hasta las 78 horas es una medida que "reduce" los derechos de los trabajadores de una forma "silenciosa, inexorable y contraria a la ley".

El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, manifestó que "Europa es capaz de programar la desregulación de los derechos conseguidos a través de todo el trabajo sindical".

Por su parte, la diputada de UPyD, Rosa Díez, aseguró que si esta iniciativa se hubiera defendido así en las instancias europeas no hubiera salido adelante la propuesta.

En línea con las declaraciones de Díez se mostraron tanto la diputada del BNG, Olaia Fernández Dávila, como el popular José Ignacio Echániz.

A este respecto, el Ministerio de Trabajo reenvió el acta en el que se demuestra que el Gobierno español votó en contra de la iniciativa, tal y como recordaron los diputados socialistas presentes en la Cámara.

Tomado de Efe


17 sept 2008

Noticias imperiales





Por Eduardo Aliverti


Debería ser tal vez la más grande lección que la política internacional, por llamarle de algún modo, haya deparado en las últimas décadas. Pero cabe dudar. No tanto de que lo sea, sino de que pueda ser asimilada como tal. Porque son ellos quienes manejan la cultura mundial, si aceptamos que se entienda por tal cosa que siempre están en capacidad de hacer creer que sus errores y horrores son el producto de problemas circunstanciales. Y nunca de su etiología como imperio soberbio y devastador, practicante de todo cuanto le venga en gana.

Hace alrededor de cinco años, alentadas por su dichosa Reserva Federal y estimuladas por la laxitud de los controles estatales, las entidades financieras yanquis comenzaron a otorgar hipotecas inmobiliarias a diestra y siniestra. La mayoría de los norteamericanos que las tomaban carecían de toda solvencia económica. Se disparó la demanda de viviendas. Y tres años después, la burbuja empezó a desinflarse porque los precios de las casas se desplomaron. Los norteamericanos que compraron la utopía de acceder a la residencia propia, conducidos por la soberbia del todo-se-puede-siempre-porque somos los más libres y los más capaces del mundo, quedaron encerrados entre hipotecas cada vez más caras y propiedades que valían cada vez menos. Millones y millones de familias pasaron a enfrentarse con la posibilidad de que los bancos les ejecutaran sus viviendas. So pena de una catástrofe peor que la crisis de 1929, cuando colapsó el sistema financiero de los Estados Unidos iniciando lo que pasó a los manuales como La Gran Depresión, en la última semana los reyes del Dios Mercado no tuvieron otra chance que mostrar al Dios Estado con un aporte de 200 mil millones de dólares para rescatar a las dos mayores entidades hipotecarias del país. Es la más grande intervención financiera en la historia de los Estados Unidos. Y si ya de por sí las cifras en danza resultan casi inasibles por su magnitud, téngase en cuenta que el tsunami debe ser más terrorífico todavía porque ni siquiera con eso logran calmar al mundo. A su mundo de negocios de papeles pintados que no guarda relación con los bienes materiales. Porque en definitiva se trata de eso: la representación monetaria de lo que la economía produce es un desquicio de especulación, a escala universal, jamás visto. Aunque ya se sabe que los Estados Unidos tienen todavía la incomparable ventaja tecnológica de contar con la maquinita de fabricar dólares, y acaban de anunciar que recurrirán a ella como ninguna vez en la historia. O como la historia demuestra que ocurrió toda la vida.

Deberían guardarse hasta nunca más ver los gurúes que juraron y perjuraron sobre la salud de la economía norteamericana; las consultoras esplendorosas que erraron todos los pronósticos sobre lo que ocurriría o que sencillamente ocultaron la verdad; los analistas de estas pampas que reprodujeron como loritos esas felices profecías; los sobreactuantes de la importancia de las miradas externas; los panicosos por cada dato surgido de esas fuentes de amenaza continua. Deberían. Pero es más imposible que improbable que se les haya caído el ídolo. No es que no quieran ver el elefante que tienen delante de sus ojos: es que realmente no lo ven, porque su condición de esclavos culturales llega al extremo de no querer asumir que asisten a un imperio formidable pero en decadencia irreversible. Similar o idéntico a lo que la izquierda no quiso asumir respecto de las taras y el rumbo de colisión implosiva de la URSS. Y nada de lo que vaya a ocurrir lo atribuirán a ese factor sino a las eternas excusas de los desmadres de aquí y acullá, con uno de sus focos puestos en los "populismos" latinoamericanos. Es altamente factible que la crisis mundial del capitalismo, adjudicada por Estados Unidos a la irresponsabilidad de los demás que nunca son ellos, haga caer las exportaciones de la periferia al centro. Que se vean en serias dificultades los gigantes emergentes: China, India, Rusia, Brasil (el conjunto que ya se conoce como "bric", si se lo cita en orden inverso de potencialidad). Que avance el drama alimentario porque sigue produciéndose comida para alimentar automóviles, por vía de los biocombustibles. Que, en síntesis, la economía y el comercio mundiales estén a la puerta de una recesión con límites muy difíciles de predecir.

Un dedo de frente alcanza y sobra para darse cuenta de que, en ese marco, es fundamental la integración con los vecinos en bloques sólidos que no sólo permitan achicar los riesgos de la dependencia externa sino, y sobre todo, ampliar el horizonte de la independencia estructural. El anuncio de que Argentina y Brasil eliminarán al dólar de sus transacciones bilaterales, cuya practicidad habrá de verse, avanza en tal sentido. Pero en la coyuntura no hay o no habría forma de evitar que las consecuencias del desencaje norteamericano no afecten a las economías locales y regionales. El monstruo da la sensación de estar mucho más lastimado de lo que parece, y encima atenazado por sus fracasos o –de mínima– incertidumbres profundas en Irak y Afganistán. Y menos que ese dedo es suficiente para comprender que su fuga para adelante, o para atrás, continúa incluyendo la desestabilización de las zonas en que los intentos de reparación, tras la fiesta liberal de los '90, amenazan sus intereses. Desde allí, aunque no únicamente, deben apreciarse los sucesos de Bolivia, excepto que las enseñanzas históricas sobre los intereses permanentes del imperio no hayan servido para nada. Ahí donde sus incumbencias autoproclamadas registren peligro, ahí estarán ellos con el mecanismo que quieran y puedan: invasiones, atentados, creación o aprovechamiento de tembladerales, combate contra el narcotráfico, medios de comunicación feroces. Bolivia sufre hoy por haber comenzado a avanzar contra esos bestiales desequilibrios distributivos que la caracterizaron a lo largo de toda su historia. Y tanto debe hablarse de la derecha racista que convulsiona al país mediante la protección armada del suelo en que se posa, como de la abierta intervención del embajador norteamericano en apoyo de la dirigencia divisionista. Que ni siquiera hayan guardado las formas da la pauta del carácter estratégico que la zona representa para las pretensiones de la Casa Blanca y sus halcones (¿quedan por allá quienes no lo sean?), en sentido contrario a los razonamientos que secundarizan la importancia de América latina para aquel apetito.

Ellos y sus secuaces. Lo mismo de toda la vida, pero en esta ocasión con la oportunidad inédita de que la región se defienda y se les plante. ¿Será? ¿Seremos?

Tomado de Página 12

Declaración final de UNASUR no logra aplacar diferencias entre países




Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)


Esta vez, por la urgencia y el dramatismo con que se ha desarrollado la crisis boliviana, la declaración conjunta pasó la prueba con un claro apoyo a la institucionalidad actual del Gobierno boliviano.

Sin embargo, todavía resta conocer la reacción de la otra parte que ha permanecido en silencio: EEUU y sus aliados al interior de Bolivia. El apoyo de UNASUR a estas alturas es, digámoslo sin eufemismos, una contra intervención al intervencionismo estadounidense. Está por verse cual es más eficaz, y está por verse también cuan sólido es este apoyo de UNASUR al observar a Brasil bastante renuente a adoptar las posiciones más inequívocas de Bolivia y Venezuela respecto al rol de EEUU en el levantamiento de las regiones.

Después de la reunión de cinco horas hablaron con naturalidad la Presidenta Cristina Fernández, el propio Hugo Chávez, y Evo Morales así como Rafael Correa. Pero conspicuamente Lula Da Silva, el presidente brasilero, guardó silencio. Curiosa figura. El presidente del país que está destinado por tamaño, ambiciones y correlación de equilibrios internacionales a jugar un rol de contrapeso en la región a la avasallante gestión exterior estadounidense de esta particular administración, como que de repente se transformara en el poder sub rogante y quisiera reservarse para discutir "en privado" sus propias opciones para sacar a Bolivia de la crisis.

Claramente, y no es ningún misterio, hay una fisura en UNASUR por mucho que esta coyuntura de la reunión haya forzado a elevar la apuesta para una unidad en el bloque que no fue tal.

EEUU y la percepción que se tenga de él, continúa dividiendo y sin haber escuchado a Lula al interior de la reunión, la conducta exterior de Brasil es predecible, por lo que se juega en otras instancias.

Brasil, por intereses más universales, posterga sus lealtades más básicas en la región. En el fondo los que han sacado la cara por Bolivia han sido Ecuador, Venezuela, hasta cierto punto Chile, y Argentina en una posición cada vez más antagónica a la ambición brasilera de convertirse en una mini potencia global.

Al observar la escueta declaración final de UNASUR después de casi cinco horas de debate, queda la sensación de un gran esfuerzo por contener o evitar el abordaje al problema principal: EEUU y su conducta exterior desatada en los cuatro meses que le restan a la actual administración republicana. Como en todos los planes que fabricaron durante este periodo de ocho años, la cúpula neoconservadora llegó tarde.

El plan de derrocar a Evo Morales se tejió quizás muy lentamente y también se subestimaron las condicionantes nuevas en la política boliviana. Se subestimó no sólo a Evo Morales sino también a la población boliviana que masivamente le presta apoyo. Se jugaron por el separatismo de las regiones, estrategia utilizada en las guerras civiles en Angola y Mozambique. No hay que revisar el tema de los Balcanes. Es tan o más rudimentario que eso. La estrategia del diseño político republicano es apostar a la federalización de las relaciones internacionales.

En este sentido, hay que observar la retórica de Hugo Chávez como algo mucho más serio que la de un militar nacionalista, o un populista de izquierda, como lo pretenden caricaturizar en algunos sectores.

A EEUU y la Alianza Transatlántica le interesa la desintegración del actual sistema de naciones en el Hemisferio Occidental Sur. Si bien en estricto rigor no hay tal sistema -muy por el contrario, se mantiene la fragmentación y la dispersión histórica que caracteriza a la región-, al observar las coordenadas actuales de la globalización, que ni las transnacionales ni las potencias tradicionales pueden manejar centralizadamente, el mensaje es federalizar ese sistema de naciones del Hemisferio Sur a través de países que cada vez se vean más como territorios corporativos de alto rendimiento, que como entidades de Estado-nación inservibles a la lógica de la fábrica global.

En este sentido, la declaración de UNASUR, suena bien para un lado de la ecuación, y suena como un anatema para el otro lado, donde se sitúan precisamente los instigadores de la división de Bolivia, el primer paso a federalizar la región.


Tomado de Argenpress

 

15 sept 2008

¡Váyanse al carajo! Esto se anima



Ramón Reig

Hugo Chávez es de los pocos que estimula este mundo de mediocridad, aburrimiento, seguidismo y resignación. Cómo me divierto con el penúltimo cabreo de los medios de comunicación por sus bravatas. Podremos estar de acuerdo o no con ellas, o más o menos de acuerdo con su lenguaje, pero le mete vidilla a esta dictadura democrática en la que sobrevivimos. ¿Quién no ha deseado alguna vez mandar al carajo a su jefe o a mucha gente? ¿Por qué no se hace? Porque tememos la represión, la represalia, la reprimenda, el aislamiento, la soledad. En eso se basa la llamada "espiral del silencio", en el miedo. Suelo hablarles a mis alumnos de la famosa teoría de la catarsis, aplicada a la comunicación. "Alguno de ustedes puede estar deseando pegarme una bofetada pero sabe que no queda bien ni está bonito cascarle al profesor. Entonces, no tienen más que proyectarse a través de las millones de bofetadas que ven en los medios de comunicación". Aún así, no estamos libres de una agresión, hay antecedentes.

Sin embargo, Chávez se ha permitido el lujo de mandar al carajo a los señoritos de siempre y, miren, estoy con él, le doy la razón porque en nombre del progreso, la democracia y la Ilustración no se pueden cometer las barbaridades que EEUU ha cometido en América Latina. Chávez les ha dicho a los yanquis que son unos mierdas y que se vayan al carajo. Y nos hemos rasgado las vestiduras. Los yanquis, en vez de decirle a alguien que se vaya al carajo, lo envían directamente, con y sin autorización internacional. Lo llevan haciendo desde hace décadas. Critican a los dictadores que ellos no han encumbrado, hablan de derechos humanos pero sus ciudadanos carecen del derecho a una atención médica digna; hablan de modernidad y de sociedad del conocimiento pero tienen en su suelo estados con pena de muerte, estados en los que se prohíbe enseñar a Darwin o preguntar en los exámenes cuestiones de evolucionismo; creen que el mundo comenzó en el siglo XVIII, cuando se fundaron los EEUU; cognitivamente, viven encerrados en ellos, no tenemos más que verlos por las calles, incluso Dan Brown vivió en Sevilla un tiempo, estudiando Historia del Arte, y escribió una novela, La fortaleza digital, en la que demuestra que no tiene ni puta idea de la ciudad en la que estuvo. Los yanquis le prohíben tener armas atómicas a sus enemigos porque dicen que son peligrosas para la seguridad mundial pero a la gente se la conoce por sus hechos y aquí los únicos que han lanzado dos bombas atómicas para matar de forma indiscriminada han sido los EEUU.

Algunos edificios que vemos en ese país imitan el estilo romano pero al menos el imperio romano asimilaba aspectos culturales de sus conquistados y las incorporaba a su acervo; nuestro imperio, al contrario, nos impone sus costumbres o las roba de otros lugares y las adapta para la venta. Estamos en manos de vendedores analfabetos que han intentado comerciar hasta con el ADN humano. Lo malo es que cuentan con cómplices en Europa que no desean europeizar el mundo sino agringar Europa, por eso esta gentuza a la que Chávez ha mandado al carajo tiene derecho de pernada aquí y allá. Por eso y porque los cobija un enorme paraguas mediático cuyos efectos son fáciles de comprobar. Por ejemplo, ¿un niño español o europeo es un niño español o europeo según su aspecto, su mentalidad y su comportamiento? No, cada vez más es un niño gringo: viste como un gringo, compite y comercia con casi todo, es agresivo en una medida alta o extrema, a veces, y se siente un "fracasado" a las primeras de cambio. Desde luego, esos EEUU oficiales, visibles, a los que Chávez ha enviado al carajo, están muy bien enviados y eso no significa que no me acuerde de la gente que trabaja y vive allí tratando de lavar la imagen de un país que tiene patas arriba al planeta entero. Un general leal a Chávez me dijo en su despacho, en el mismo palacio presidencial de Caracas: "A mí me formaron en escuelas yanquis diciéndome que todo lo que es bueno para EEUU es bueno para América pero ya he descubierto que suele ser bueno sólo para los propios EEUU". Fue cuando me di cuenta con claridad de que algo estaba cambiando profundamente en América Latina.

Chávez les ha dicho mierdas a los gringos porque tiene poder para hacerlo. Ya era hora, desde los años 60 y 70 no oía yo gritos así: "Con uno que ha dicho NO Roma ha temblado", dice Kirk Douglas en la película Espartaco, de Stanley Kubrick. Ya está bien: a primera vista, vencieron pero no convencieron y han llenado de porquería el mundo, mucho más que cuando estaba el demonio comunista. Han tenido demasiado tiempo (siglos) su oportunidad. Ya es hora de pensar en serio en clave hegeliana, marxista, leninista, nietzscheana, incluso moriniana. Aprender de los errores pero actuar ya, abandonar el eterno debate que le hace el juego a los de siempre y los legitima, ¿o es que aún no están claras las causas de "lo que pasa"? Nos han llenado de relatividad y papanatería con el pensamiento débil y posmoderno y llega un momento en que hay que echar mano de los resortes más contundentes que nos ofrece el lenguaje. Ahora, a atenerse a las consecuencias pero lo que está claro es que el equilibrio del terror, por desgracia, es lo que inquieta al gringo, porque en EEUU se vive así, bajo el equilibrio del terror, con armas en casa, con controles en las aduanas, con muros en las fronteras, dándole la vuelta al precepto jurídico básico: allí uno no es inocente mientras no se demuestre lo contrario, allí uno es sospechoso y culpable mientras no se demuestre lo contrario, nada más que entras en el país quedas fichado con foto incluida y huellas digitalizadas. Es por el terrorismo, claro, pero los demás no hacemos lo mismo con los visitantes gringos, será porque nuestra conciencia está más tranquila. Aún así, habrá que hacerlo porque quién sabe, somos conscientes de que terrorismos hay muchos…

Hasta ahora, en lugar de eso, dejamos aterrizar a sus aviones espía que, de forma oculta, llevan presos a Guantánamo. Y permitimos que coloquen un llamado escudo antimisiles en la UE, criticamos a Rusia antes que a EEUU y eso que Rusia ya es buena, ya es mercantil y es Europa. La URSS estaba rodeada de misiles occidentales pero casi estalla la tercera guerra mundial con la crisis de Cuba. Ahora, a Rusia la joden por aquí y por allá, se juega con un país que ha perdido la dignidad y que está gobernado por gente de dudosísima reputación pero que aún conserva un potencial militar y energético importantísimo. Claro que a la hora de la verdad nos tragamos nuestras palabras y seguimos comprándole petróleo y gas, los necesitamos para seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades y para alimentar nuestros caprichos.

Desde 1991, sobre todo, con el nuevo orden mundial, queremos que todos piensen, actúen y vivan como nosotros, hay un neototalitarismo claro en torno al pensamiento hegemónico que impulsan las corrientes conservadoras y socialdemócratas apoyándose en sus medios de comunicación, como buenos voceros (unos y otros) del poder estructural. Ya era hora de que alguien levantara de nuevo la voz ante este atropello, alguien que tiene poder para hacerlo y que debe seguir incrementando ese poder pero, cuidado, mucho cuidado, me permito aconsejarle a los señores Chávez, Morales, etc., que no caigan en la tentación del nacionalismo indigenista excluyente porque no todo lo occidental ni lo estadounidense es negativo, hay aspectos que deben sintetizarse con aquellas culturas, se debe tender a una simbiosis porque, de no ser así, los apoyos que los citados dirigentes y otros mantienen hacia sus revoluciones se pueden diluir y ellos sabrán si esto es lo que desean, no me parece que les venga bien. En Occidente hemos ideado la barbarie y la civilización, elíjase lo mejor y únase a lo autóctono, a ver qué se puede extraer de esta nueva situación histórica.

Tomado de Rebelión

 

12 sept 2008

Ya basta!!!





Como latinoamericana sigo comprometida con mi continente y el mundo. Muchas cosas llaman la atención y preocupan, como por ejemplo, los gravísimos sucesos que se están dando en latinoamérica.

Extrañamente o no, dos presidentes electos en comicios legítimos, que además pusieron sus cargos a disposición del pueblo y han sido ratificados en sus cargos, hoy se ven amenazados por intentos de golpe de estado.

Qué mano está nuevamente detrás de todo esto? Quién reflota nuevamente la IV flota de la marina americana, con 15 barcos y 7.000 militares, que patrullan permanentemente nuestras costas? Cuál es la preocupación? El surgimiento en nuestro continente de una nueva correlación de fuerzas.

Hay gobiernos que exigen el respeto a su derecho de autodeterminación y que no están dispuestos a permitir nuevamente la intromisión omnipotente de USA en sus decisiones y necesidades.

Según Bush, Hugo Chavez "es un peligro para sus pacíficos vecinos"; en realidad es un presidente que con dignidad se opone a la ya conocida política de intervención de USA en el mundo entero, omnipotente, con una politica peligrosa y rapaz. Venezuela es hoy una alternativa a la política neo-liberal y busca, junto con Bolivia, el camino hacia el socialismo, del cual Cuba es un claro ejemplo.

Venezuela respalda con dignidad y firmeza la reacción de Bolivia y su presidente Evo Morales, ante la intervención e implicancia de USA a través de sus "embajadores" . Lamentablemente nuestros países no desconocen este accionar norteamericano, provocador de golpes de estado y enfrentamientos separatistas; que genera y estimula a las fuerzas más derechistas y conservadoras, representantes de intereses nacionales y transnacionales, que ven perdida la posibilidad de seguir robándonos nuetras riquezas naturales. Por eso intentan derrocar al gobierno de Evo Morales. No olvidemos, primero que nada a Chile y su presidente Salvador Allende, al que sometieron a las mismas presiones a las que hoy someten a Evo Morales. Los golpes preventivos como el de Uruguay en 1973, país que buscaba los cambios ya necesarios y una alternativa a la política imperialista, hoy rebautizada como neoliberal y de mercado. No olvidemos los Balcanes y el sudeste asiático, por no mencionar Irak o Vietnam. USA tiene la responsabilidad de una larga cadena de interveciones criminales a lo largo del mundo, acrecentada a partir del famoso 11 de setiembre, que le permite hoy atropellar a la humanidad poniéndola al borde del exterminio. La candidata republicana a la vicepresidencia de USA, Sarah Palin, amenaza al mundo antes de ser electa con un ataque a Rusia, como mandato divino.

En qué manos se encuentra hoy el destino de la humanidad, sino es en las de un alcohólico sin límites en su desvario guerrerista o en las de una fundamentalista religiosa?

No deja de sorprenderme que nosotros, latinoamericanos en Suecia, mayoritariamente con un pasado político y que en otros casos, las condiciones económicas, obligaron a dejar nuestros paises, ya no hayamos reaccionado. Nuestras Organizaciones, que en algunos casos representan a nuestro gobierno, no han llamado aún a la movilización para manifestar nuestro respaldo a Evo Morales y su gobierno legalmente electo por su pueblo en dos oportunidades, y a la actitud más que digna y necesaria de poner freno y decir "Basta de ingerencia yanki en nuestros asuntos!" de Hugo Chavez.

No pierdo la esperanza de que surja la iniciativa de manifestarnos aquí. En todo caso manifiesto, a título personal, mi rechazo a la intromisión de USA en Bolivia y mi solidaridad irrestricta. Llamo a que encontremos la forma de reunirnos y manifestar en forma pública nuestro apoyo a Evo Morales y Hugo Chavez y alertar de las consecuencias graves que puede traer aparejada esta provocación contra Bolivia, que puede arrastrar a nuestro continente a una nueva cadena de golpes de estado.

No olvidemos que ya ha comenzado aquí la campaña de tergiversación de la verdad, como anteriormente con Rusia, acerca de los acontecimientos en Sudamérica. Ya comienzan a aparecer los " expertos" que hablan del riesgo que significa Hugo Chavez y su posición.

HAY QUE ESTAR ALERTA Y RESPALDAR A NUESTRO CONTINENTE EN SU BÚSQUEDA DE JUSTICIA E INDEPENDENCIA.

Gloria

 

10 sept 2008

Libertades caen en guerra contra el terrorismo




Por Julio Godoy

La "guerra contra el terrorismo" debilitó la vigencia de los derechos humanos a escala mundial, según expertos y activistas que asistieron a una conferencia organizada por la ONU en París.

Inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, "hubo un drástico cambio en la política de los gobiernos al respecto y en relación con la vigilancia de los ciudadanos", dijo Joanne Mariner, directora del área de terrorismo y contraterrorismo de la organización de derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York.

Ese viraje se basó "en la asunción de que las normas sobre derechos humanos establecidas en convenciones y tratados ya no tenían vigencia", una tendencia que se ha agravado desde entonces, agregó.

Mariner participó la semana pasada en París, junto a unos 2.000 expertos y activistas en derechos humanos, en la Conferencia del Departamento de Información Pública y Organizaciones No Gubernamentales de la ONU.

La reunión anual conmemoró en esta ocasión el 60 aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon, señaló en un mensaje a los participantes que estaban reunidos "para conmemorar uno de los mayores logros de la humanidad".

Pero la conferencia no estuvo caracterizada por el espíritu de celebración. Estuvo dominada por el sentimiento de que la vigencia de los derechos humanos ha sido debilitada globalmente por la guerra entre "terrorismo y contraterrorismo", tanto a nivel nacional como internacional.

Mariner destacó que la supresión de derechos y garantías individuales en Estados Unidos ha sido sólo una parte de una tendencia global. "Casi 80 países han adoptado leyes antiterroristas desde septiembre de 2001", afirmó.

"Existe un patrón generalizado de supresión de derechos y libertades individuales a través de esas nuevas leyes, que han incrementado notablemente el poder de los gobiernos para investigar, detener y enviar a prisión a personas, con mínima supervisión judicial, mínima transparencia y casi nulas garantías procesales", aseguró.

Mariner y otros participantes responsabilizaron a algunas de las instituciones de la ONU por cooperar con la supresión de los derechos humanos.

En el foro mundial, "el equilibrio de poder en este tema se ha inclinado a favor del Consejo de Seguridad y los cuerpos que ha creado con el fin específico de tratar temas de terrorismo", dijo.

El Consejo de Seguridad ha aprobado una serie de resoluciones, de un marcado "carácter legislativo", requiriendo a los Estados aprobar nuevas leyes contra sospechosos de terrorismo, para controlar los flujos de dinero y en materia de inmigración, comentó Mariner.

Daniel Bekele, director de investigaciones políticas del capítulo etíope de la no gubernamental ActionAid, señaló que un significativo número de países africanos han abusado de su poder para silenciar a organizaciones de la sociedad civil, en particular a las dedicadas al tema de los derechos humanos, con el pretexto de proteger la seguridad nacional, regional e incluso a veces internacional".

En la conferencia también se abordó el tema de la educación como un derecho humano y se consideraron formas de promover el aprendizaje y el diálogo sobre los derechos humanos como un estilo de vida.

Tomado de IPS

 

La doble vida de Mankell




Quienes crean que la depresión del inspector Wallander expresa cierto ser nacional sueco, se equivocan. Más bien proviene de los más de veinte años que Henning Mankell viene residiendo en Mozambique. En este ensayo breve pero contundente, Mankell da testimonio de la tragedia del sida en Africa y de los "libros de recuerdos" escritos por los moribundos para que los hijos guarden su memoria.

Mariana Enriquez


Moriré, pero mi memoria sobrevivirá
Una reflexión personal sobre el sida
Henning Mankell
Tusquets
130 páginas

Henning Mankell parece vivir dos vidas. En una reside en Estocolmo y es el creador de Kurt Wallander, el gran detective literario de estos tiempos (el que protagoniza novelas ya clásicas como Los perros de Riga o El hombre sonriente). En la otra, es dramaturgo y director del Teatro Nacional Avenida de Maputo, Mozambique, el país donde pasa gran parte del año, y al que también considera su hogar. Mankell ha dicho que esta vida dividida entre uno de los países más ricos del mundo y uno de los más pobres es en realidad sólo una: una vida completa. "Soy como esos pintores que deben pararse frente al lienzo cuando terminan un cuadro, para verlo de lejos. Mi existencia tiene ese movimiento. Algunas cosas sólo pueden verse a distancia, con cierta perspectiva."

Esa perspectiva, dice, le permite escribir policiales que cuestionan la moralidad, la justicia y las responsabilidades del capitalismo, y se la ha dado el hecho de vivir en Africa. Mankell llegó al continente a los 22 años. Poco después se mudó a Zambia y finalmente se instaló en Mozambique, en 1987, ya como director del teatro Avenida. Es un escritor prolífico y un hombre hiperactivo, con más de cuarenta libros publicados (apenas nueve pertenecen a la saga del detective que lo hizo famoso). Y, además, es un ferviente difusor de los problemas africanos, especialmente del drama del sida que asola al continente. "Muchos críticos creen que el desengaño y la depresión que se traslucen en las novelas de Wallander provienen del clima frío, húmedo y triste de Suecia, de cierta melancolía genética que tendríamos los suecos. Pero no: provienen de conocer Africa, de saber que lo peor de este mundo es que hay mucho sufrimiento innecesario."

Moriré, pero mi memoria sobrevivirá. Una reflexión personal sobre el sida es un texto breve en el que Henning Mankell ofrece su perspectiva sobre la epidemia y básicamente intenta difundir la existencia de los memory books o "libros de recuerdos", pequeños cuadernos armados artesanalmente por enfermos de sida moribundos, donde ellos cuentan sus propias vidas. Lo hacen sobre todo para sus hijos, para que no los olviden. En algunos casos, los autores de libros de recuerdos confeccionan varios, uno para cada hijo, o para otros miembros de sus familias. Escribe Mankell: "No sé cuándo oí hablar por primera vez de los libros de recuerdos. Pero cuando ocurrió, comprendí de inmediato que debía saber más sobre ellos. Esos libros, esos pequeños cuadernos con fotografías pegadas en sus páginas y con textos escritos por personas que apenas dominan el alfabeto, podrían convertirse en los documentos más importantes de nuestro tiempo". Así, para conocer estos libros, Mankell recorre Uganda y conversa con mucha gente, aunque en Moriré... aparecen sólo tres de sus interlocutores: una maestra y madre joven llamada Christine, su amiga Gladys y Moses, un hombre ya mayor que le habla de los primeros casos de sida en Kampala, a principios de los años '70. Entre las conversaciones y el armado de los libros, Mankell recuerda su propio terror ante el sida incluso cuando no tenía posibilidades reales de estar infectado, y es brutalmente honesto en su exposición del miedo que lo sobrecoge cuando considera la posibilidad de llevarse a la cama a dos prostitutas jóvenes, en Zambia, o cuando espera los resultados de su test. También se indigna cuando da cuenta del increíble afán de lucro de los laboratorios, que no brindan drogas gratis para Africa, y cuando piensa en la precariedad que siempre acompaña a la miseria. "Padecer el sida en Suecia o en un país como Uganda son dos cosas totalmente distintas. El sida suele conllevar terribles dolores, difíciles de mitigar y más aún de erradicar. En un país pobre faltan recursos, incluido el de los especialistas médicos necesarios para mitigar el dolor." O cuando cuenta el destino que tuvo el ataúd de utilería usado por su teatro para la representación de la obra Aquí no paga nadie, de Dario Fo: fue usado para sepultar a una joven prostituta enferma de sida de 17 años, que vivía en la calle y pedía comida.

Los mejores momentos de este breve y conmovedor libro ocurren cuando Mankell deslumbra y lastima como narrador. Entonces la denuncia y la indignación dan paso a párrafos inolvidables, más impactantes que cualquier cifra: "La primera vez que vi a una persona que, con total seguridad, tenía sida, fue también en Zambia. Era un joven que, con paso vacilante, se apeaba de un autobús abarrotado de gente, en Kabompo. Cayó al suelo a los pies de las personas que lo esperaban en la parada. Lo llevaron al hospital en una carretilla. Estaba en los huesos. Dos días después, murió. Había tenido el tiempo justo de viajar desde su casa, en Kitwe, hasta la de su madre, para morir a su lado. Se llamaba Richard y tenía diecisiete años. Fue en 1988. Y, con total seguridad, no era homosexual".

Así, con recuerdos, retazos de sueños y fragmentos de conversaciones recogidos en más de treinta años, Henning Mankell trata de, como lo define en el prólogo el arzobispo Desmond Tutu, "hablar claro, y sobre todo hablar en nombre de aquellos que no pueden hablar por sí mismos". Y también confiesa su esperanza de que los huérfanos del sida, que en 2003 –cuando se publicó originalmente este texto– sumaban trece millones, no tengan que escribir esos bellos y desesperados "libros de recuerdos".

Tomado de Página 12
 

9 sept 2008

¿Quién es realmente Barack Obama?




JOHN GERRING Y JOSHUA YESNOWITZ


El senador por Illinois ha aceptado, ante las más de 75.000 personas que se abarrotaban en el estadio Invesco Field de Denver (Colorado) y cerca de 40.000.000 millones de espectadores por televisión, ser el candidato del Partido Demócrata a la Casa Blanca.

Va siendo hora de conocer, más allá del halo mediático, quién es realmente Barack Obama. El análisis de sus discursos revela una personalidad que seduce sobre todo por su retórica universalista y que la sitúa a la izquierda del Partido Demócrata. Sin embargo, en medio de la crisis económica que golpea a Estados Unidos, el senador por Illinois no ha propuesto hasta ahora nada para reducir el abismo que se ensancha entre ricos y pobres.

La candidatura de Barack Obama tiene tanto las características de un movimiento político como de una campaña electoral clásica, tal como lo muestran las multitudes electrizadas que se apretujan en sus mitines, las decenas de voluntarios que lo asisten y más de un millón de pequeños donantes. Este movimiento movilizó a muchos nuevos votantes hacia el proceso democrático, en particular a jóvenes e "independientes" (1). Como consecuencia de semejante entusiasmo y de la cerrada lucha por llegar a la candidatura del partido, la participación en las primarias y en los caucus (comités electorales) demócratas ha alcanzado un récord histórico en todo el país (2).

Y, sin embargo, las opiniones divergen sobre lo que representa la candidatura de Obama. Para sus partidarios, encarna en la política estadounidense, una fuerza fundamentalmente nueva que se eleva por encima del espíritu de partido y les ordena a los estadounidenses dar la espalda al callejón sin salida de la política de puertas cerradas de Washington. Para sus oponentes dentro del Partido Demócrata, que han apoyado la candidatura de su rival, la senadora por Nueva York Hillary Clinton, Obama no es más que grandilocuencia. Para colmo, es demasiado joven y le falta experiencia. En cuanto a los republicanos, juzgan que Obama es seductor, pero no ofrece ninguna sorpresa; sería un progresista de la vieja escuela, preocupado ante todo por redistribuir los ingresos a través de los impuestos, nada distinto de los que lo precedieron.

Cada uno de estos puntos de vista tiene una parte de verdad. La novedad del hombre, su frescura y su recorrido personal han brindado a los comentaristas mucha tela para cortar. Nacido de un padre originario de Kenia y de una madre proveniente de Kansas, Obama creció en Hawai, donde sus padres se conocieron, y en Indonesia, en donde residió su madre para proseguir las investigaciones que realizaba para su doctorado en antropología (y donde volvió a casarse, dándole un padrastro indonesio). Obama realizó sus estudios superiores en California (Occidental College) y en Nueva York (Columbia University), y luego trabajó como asistente social en los barrios del sur de Chicago antes de obtener su diploma de derecho en Massachussets (Harvard). Así, Obama aparece como un palimpsesto sobre el cual el mundo ha superpuesto numerosos temas.

Es un mensajero, pero no un arquitecto del Partido Demócrata moderno. Novedades aparte, su candidatura retoma toda una serie de temas demócratas convertidos en tradicionales. Desde el final del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX, el Partido Demócrata se definió por su oposición a la concentración del poder y la riqueza en la sociedad estadounidense. Los candidatos demócratas a la presidencia -entre los cuales podemos mencionar a William Jennings Bryan (candidato en 1896, 1900 y 1908), Woodrow Wilson (1912, 1916), Franklin Roosevelt (1932 a 1944) y Harry Truman (1948)- hicieron campaña a favor del "pueblo" y contra los "intereses". Su visión plebiscitaria del poder político esperaba que la "gente común" se gobernara directamente (o lo más directamente posible) y consideraba a los grupos de intereses como corruptos y codiciosos. Esos candidatos eran fulminantes contra la concentración del poder por los capitalistas, encarnados en los trusts o las grandes empresas. Oponiéndose a los privilegios de las elites, los demócratas pretendían ser los campeones del hombre corriente, al que se suponía blanco y de origen europeo. Era el auge de la era populista (3).

Después de la Segunda Guerra Mundial se atenuó el populismo demócrata, como lo manifestaron las campañas de Adlai Stevenson (1952, 1956), y luego las de John Kennedy (1960), Lyndon Johnson (1964) y Hubert Humphrey (1968). El antagonismo entre las clases sociales pasó a un segundo plano. Por cierto, los demócratas de la posguerra defendieron las reformas sociales de la época del desmantelamiento de los carteles ("Progressive era") y las del New Deal (4) después, y con frecuencia trataron de ampliar su campo de aplicación (especialmente en materia de jubilaciones). Sin embargo, desaparecieron de su discurso público todas las referencias a la "lucha de clases"; las sustituyeron por un llamamiento a la unión universal entre el conjunto de razas, creencias y clases.

En esos tiempos de Guerra Fría, esa estrategia retórica tenía especialmente el objetivo de alejarse de cualquier asociación con el comunismo, sinónimo de antiestadounidense, y del movimiento sindical, cada vez menos popular porque era percibido como corrupto. Los demócratas de la posguerra le exigieron cada vez menos al Estado que regulara el sector privado y ya no se encarnizaban con las grandes empresas. Esta nueva ideología universalista y aglutinadora expresaba el objetivo político, fundamentalmente nuevo, del Partido Demócrata. A partir de 1948 y con la adopción de las primeras medidas que garantizaban los derechos cívicos, el partido apoyó una intervención pública a favor de los derechos de las mujeres y de las "minorías". Inicialmente, los afroestadounidenses constituían la única minoría considerada como tal. Una vez establecido el precedente de los derechos cívicos otorgados a los negros, el partido abrazó la causa de las mujeres, los hispanos, los homosexuales, y de una multitud de grupos diversos definidos según criterios étnicos o intereses particulares. La filosofía de los derechos no terminaba nunca de ampliarse. Así, durante el curso del siglo XX, el partido pasó de una ideología de "gobierno de la mayoría" a otra que insistía más en los "derechos de las minorías".

En esta marcha hacia la unidad fraternal, tanto masculina como femenina, quedaba un paso por franquear. Hasta entonces, los abanderados del partido para ocupar la presidencia habían sido exclusivamente blancos y de sexo masculino. Se alentaba a las mujeres y a las minorías a votar por los demócratas, pero no se les confiaba la tarea suprema (aunque varios de sus representantes hayan tratado de conseguirlo, entre los cuales puede mencionarse a Jesse Jackson en 1984 y a Patricia Schroeder en 1988). Después de haber sostenido durante medio siglo un discurso a favor de la inclusión, el partido se encuentra hoy a punto de pasar a la acción. Cualquiera que sea el candidato designado en la Convención demócrata de Denver, a finales de agosto -Obama o Clinton-, significará, por su recorrido profesional y por su vida, un paso adelante del moderno Partido Demócrata. Su único rival serio, blanco y dotado de un cromosoma Y (masculino), era John Edwards, que abandonó después de la primera serie de primarias. Pero éste había centrado su campaña en temas que insistían en las disparidades sociales y en la desigualdad de los ingresos.

Los dos candidatos que han seguido en liza hasta el 3 de junio no han defendido el tema universalista con la misma energía. Mientras que la señora Clinton -copresidenta de hecho durante la Administración de su marido William Clinton (1993-2001)- se presenta como una experta en materia de gobierno y lucha por un servicio médico universal, Obama encarna de maravilla la nueva ideología demócrata. En esta era post-industrial, el favor del partido no lo ha conquistado únicamente con la edificante historia de su vida, sino también con su vuelo lírico. Presentado por primera vez ante un público nacional en julio de 2004, cuando pronunció un discurso en la convención demócrata, el que en ese momento era candidato a senador por el estado de Illinois conquistó a los delegados (y a los medios de comunicación) instando, lejos de toda ideología precisa, a creer en la comunidad y en la ciudadanía. Su discurso se hizo célebre:

"No hay una América progresista y una América conservadora, hay los Estados Unidos de América. No hay una América negra y una América blanca, una América latina y una América asiática, hay los Estados Unidos de América. (...) Nosotros veneramos a un Dios todopoderoso en los estados azules (de mayoría demócrata), y no nos gusta que los agentes federales husmeen en nuestras bibliotecas en los estados rojos (de mayoría republicana). Nosotros preparamos los campeonatos de baloncesto en los estados azules y tenemos amigos gays en los estados rojos. Hay patriotas que se han opuesto a la guerra de Irak y patriotas que la han apoyado. Somos un único pueblo, todos hemos prestado juramento de fidelidad a la bandera, todos defendemos a los Estados Unidos de América".

En sus mítines -que algunos observadores han comparado con sermones religiosos- Obama señala sistemáticamente a sus partidarios que todos los estadounidenses, independientemente de su raza, color y sexo, pueden conocer la prosperidad. Su propio nombre, nos explica, resume las ventajas de Estados Unidos: "(Mis padres me) dieron un nombre africano, Barack, que quiere decir "bendito", pensando que en una América tolerante, el nombre que uno lleva no es un obstáculo para el éxito. Pensaron que yo iría a las mejores escuelas del país, aunque ellos no fueran ricos, porque en una América generosa no hay necesidad de ser rico para realizar el potencial que se tiene".

El senador por Illinois presenta su candidatura como post-partidaria y post-racial, dirigida a reunir a todo el mundo en un consenso a favor del "cambio". Aunque vaga, la idea llega. Permite que los partidarios del candidato se creen una imagen de Obama independientemente del programa que propone. Eso no significa que el pretendiente demócrata evite comprometerse -lo ha demostrado a propósito de Irak (5)-, pero sus simpatizantes dejan a veces de lado sus tomas de posición, porque prefieren la representación de conjunto que comunica su candidato.

En su mensaje, la convergencia entre la forma y el contenido nunca es tan manifiesta como en el eslogan "Sí, podemos" (Yes, we can), que encarna los temas universalistas de la inclusión y de la tolerancia, en un estilo de pregunta y respuesta evocador de la tradición participativa de la iglesia afro-americana (véase el recuadro). En resumen, el candidato representa la apoteosis del universalismo demócrata que el partido afirma desde hace medio siglo.

Durante la campaña ha sufrido repetidos ataques: William Clinton primero y el senador republicano John McCain después, lo han acusado de ser "únicamente retórico" y "elocuente pero vacío", con falta de sustancia y de peso. Se le reprocha un conocimiento sumario del funcionamiento del aparato del Estado y la ausencia de un programa claro. Estas críticas expresan una inquietud legítima. Pero la política es también un asunto de lenguaje fuerte, evocador, "poético" (retomando este epíteto que pretende ser descalificante cuando se aplica a Obama). Las palabras, y la capacidad para pronunciarlas, representan el arte de la profesión, porque la política es un arte retórico. Los estadounidenses escuchaban a Ronald Reagan, y les gustaba lo que oían. No puede decirse lo mismo del actual presidente o de su padre.

De la misma manera, Hillary Clinton se distingue de casi todos los demás recientes candidatos demócratas a la presidencia (incluyendo a su esposo) por su dominio del arte de la comunicación, sin el cual el hombre o la mujer políticos no pueden llevar a cabo muchas cosas. La sabiduría popular (que Hillary Clinton siempre menciona) supone que aunque se logra movilizar a un electorado con el modo poesía, una nación se gobierna con el modo prosa. Pero en esta época de campaña electoral permanente, siempre es importante dominar ambos registros. No tiene nada de accidental que los dirigentes estadounidenses considerados como los más grandes sean aquellos a los que se recuerda por sus palabras.

Hace ya un siglo y medio, los adversarios de Abraham Lincoln lo acusaron de disimular sus verdaderas intenciones tras una bruma de palabras que sonaban bien, pero que eran sustancialmente ambiguas. Durante su campaña para la presidencia en 1860, Lincoln fue presionado más de una vez para que tomara claramente posición sobre la abolición de la esclavitud; pero la bandera bajo la cual había elegido hacer su campaña era la del nacionalismo; él se describía a sí mismo como salvador de la Unión y no como protector de los negros; profesaba aversión por la esclavitud, pero precisaba que se trataba de una opinión personal que no se traduciría en medidas significativas en caso de ser elegido.

Este ejercicio de equívoco electoral se cuenta entre los más notables de los anales de la política. Sin embargo, los estadounidenses de hoy, negros y blancos, probablemente lo defenderían porque era la única estrategia capaz de llevar a Lincoln a la candidatura republicana y, con un poco de suerte, a la presidencia.

Si los electores eligen a Obama en noviembre, su presunto progresismo tiene más oportunidades de estar sujeto a controversia que su raza. Sus votantes anteriores (primero para la Asamblea de Illinois y luego para el Senado de Estados Unidos), al igual que sus aliados políticos, lo ubican a la izquierda del Partido Demócrata. En todo caso, más a la izquierda que todos los candidatos nominados por este partido desde hace mucho tiempo. En este sentido, la modernidad de Obama no tiene nada que ver con la de Bill Clinton cuando fue elegido en 1992, con un programa de centro derecha. Si en agosto próximo, en Denver, consigue ser el candidato de su partido, el senador de Illinois será tal vez clasificado por los historiadores como el demócrata más inclinado a la izquierda desde George McGovern en 1972. ¿Elegirá hacer campaña como un claro progresista? ¿Le permitirán sus adversarios presentarse como si estuviera por encima de la pelea partidaria?

"Sí, podemos"

"Cuando hemos superado pruebas aparentemente insuperables; cuando nos han dicho que no estábamos listos, o que no había que intentar hacer algo, o que no podíamos, generaciones de estadounidenses respondieron con un simple credo que resume el espíritu de un pueblo.

Sí, podemos.

Este credo estaba inscrito en los documentos fundadores que declararon el destino de un país.

Sí, podemos.

Fue murmurado por los esclavos y los abolicionistas, abriendo un camino de luz hacia la libertad en la más tenebrosa de las noches.

Sí, podemos.

Fue cantado por los inmigrantes que dejaban lejanas costas y por los pioneros que avanzaban hacia el Oeste a pesar de una naturaleza despiadada.

Sí, podemos.

Fue el grito de los obreros que se sindicalizaban; de las mujeres que luchaban por el derecho a votar; de un presidente que hizo de la Luna nuestra nueva frontera; y de un rey que nos condujo a la cima de la montaña y nos mostró el camino hacia la Tierra prometida.

Sí, nosotros podemos lograr la justicia y la igualdad. Sí, podemos conseguir las oportunidades y la prosperidad. Sí, podemos curar a esta nación. Sí, podemos reparar este mundo.

Sí, podemos".

Discurso de campaña en el estado de New Hampshire, 10 de enero de 2008


Notas:

(1) Es decir, ciudadanos que eligen no estar afiliados a ninguno de los dos grandes partidos en el momento en que se inscriben en las listas electorales. La pregunta sobre su preferencia política se les plantea en ese momento, con el fin de determinar en qué primaria podrán participar. Porque en muchos Estados, un elector inscrito como "demócrata", o como "republicano", no podrá participar en otra primaria que la de "su" partido. En la elección general, naturalmente cada elector tiene la libertad de votar por el candidato del partido contrario.

(2) Para datos relativos a los grupos demográficos y a la participación electoral, véase el "United States Election Project", en http://elections.gmu.edu

(3) Este esbozo histórico se inspira en la obra de John Gerring, Party Ideologies in America, 1828-1996, Cambridge University Press, Cambridge, 1998.

(4) Medidas económicas y sociales tomadas en Estados Unidos entre 1933 y 1939, bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt.

(5) El 2 de octubre de 2002, mientras una mayoría de estadounidenses apoyaba la política del presidente George W. Bush, Obama participó en una manifestación anti-bélica y pronunció un discurso importante.

John Gerring es profesor de ciencias políticas de la Universidad de Boston (Massachusetts, Estados Unidos) y autor de Party Ideologies in America, 1828-1996 (Cambridge University Press, Cambridge 1998).
Yoshua Yesnowitz hace su doctorado en la Universidad de Boston.

Tomado de Le Monde Diplomatique
 
 

Ahora, otra vez la “seguridad”





José Pablo Feinmann


El capitalismo del siglo XXI es necesariamente xenófobo. Las sociedades opulentas, las que ocupan la centralidad del sistema y a las que, por eso, llamamos sociedades centrales, no sólo pueden generar riqueza en sus territorios. Hay una impúdica fracción de este planeta que no pertenece al mundo de la vida civilizada, aquella que, al menos, asegura trabajo, educación y comida a sus habitantes. O no lo asegura o lo asegura insuficientemente. No digo esto desde el proyecto de otra sociedad que sí lo haría, pues ese proyecto, para fortalecimiento del actual, ha fracasado en el siglo XX y llevará tiempo levantar otro, que sea lo necesariamente sólido como para enfrentar a éste. Pero sociedades como Estados Unidos, Francia, Italia o Inglaterra –en suma: las sociedades de Occidente– no pueden proyectar un capitalismo de integración. Dejan de lado, aisladas, a las sociedades del hambre, de la pobreza. Cuyos habitantes invaden la centralidad. Así, son capaces de morir en el intento (y, en efecto, mueren), pero no dejarán de asaltar la centralidad, los países donde podrían trabajar, comer, vivir. El problema de la inmigración indeseada –como la llama Huntington en El choque de las civilizaciones– es el problema de Occidente. El Islam –para peor– experimenta una explosión demográfica. Los musulmanes emigran a Occidente. Los africanos también. Los mexicanos buscan la tierra de Bush. Contra los musulmanes, Europa se prepara duramente. No en vano han surgido los gobiernos de derecha dispuestos a ejercer esa dureza. La banlieue de París es un espacio de temor, de constante peligro, un espacio del que sólo puede esperarse, en el mejor de los casos, una inmediata explosión social, poblacional e invasora de la centralidad. Eso que vendría a constituir un Mayo musulmán, sin consignas deslumbrantes, con malos modales, poca educación y brutalidad rencorosa y justificada. En Italia temen la invasión africana. Temen al "indocumentado". Al ilegal. De aquí la existencia de gobiernos como los de Berlusconi y Sarkozy. Ellos sabrán qué hacer. Carla Bruni, entre tanto, seduce a la Europa comme il faut.

El problema argentino –y latinoamericano– tiene semejanzas. Buenos Aires es una ciudad opulenta que ofrece trabajo a ciertas franjas de habitantes del conurbano. Pero a pocos. También teme ser invadida por ellos y abomina de la invasión de sus "hermanos latinoamericanos", a los que detesta. Si bien la última rebelión social, el último movimiento invasor fue protagonizado por los ricos, superado ese problema, el del "campo", vuelve el otro: el de la seguridad. Lo han instalado los medios porque para eso están, no sólo aquí sino en el mundo entero, para manejar la agenda. Y se ha podido instalar porque es un tema siempre sensible al porteño, personaje que sabe que habita un espacio de privilegio y exige que se lo cuiden. Macri no ha cumplido hasta ahora esas expectativas. Se ven demasiados "negros" por Buenos Aires. Demasiados "perucas", "bolitas", "brasucas", "yoruguas" o "paraguas". Aunque, es notorio, los "brasucas" vienen con buen dinero y se compran todo, conque se los tratará bien. Pero los otros (que llevan en la cara, además, ese color oscuro que da tan feo, como tierra, o como sucio) vienen a quitarnos lo nuestro. Aquí aparece la figura del xenófobo.

Hoy, como siempre, en la Argentina es muy fácil sentirse alguien, sentir que uno es algo más que un pelafustán asustado que vive en un país que es de otros. Basta con hablar pestes de los "bolitas" o de los "paraguas" para sentir que uno es dueño de la patria, ya que nos la vienen a robar. Sartre, en Reflexiones sobre la cuestión judía, afirmaba que cuando el antisemita dice que el judío "le roba Francia" siente que Francia es suya, que le pertenece. No hay modo más directo y simple para el antisemita francés que decir que el judío le está robando el país para, de inmediato, sentirse dueño de ese país, dueño de Francia, para sentirse encarnación de la patria, casi un símbolo de pureza y de poder. Pobre tipo. Pobres, también, todos los tipos que hoy, aquí, en la Argentina, andan cacareando contra los extranjeros. Sienten, de pronto, algo que hace mucho no sentían: que tienen una patria, un país que les pertenece. Que tienen un ser. Que valen algo. Que valen, al menos, más que los inmigrantes. Que son argentinos y que la Argentina es de ellos, ya que son los otros quienes se la vienen a robar.

Qué fácil les resulta reinventar la patria, reencontrarse con el orgullo, con cierto linaje. Qué fácil les resulta no sentir que son poco, infinitamente poco, sólo un número de una estadística que no conocen, que manejan otros. De pronto, son, otra vez, como en el Mundial, como en Malvinas, ¡argentinos! La patria los convoca. Nos están invadiendo. De todos los rincones de la América oscura y pobre vienen a quitarnos lo nuestro. Son ellos: son esos mestizos zarrapastrosos, ajados, descosidos, que se acumulan en nuestras oficinas de migración, o que abultan las villas miseria. Están llenos de codicia y de furia delictiva. Porque a alguna de esas dos cosas es que vienen: o a robarnos nuestros trabajos o a robarnos nuestro dinero. Si trabajan, le están quitando ese lugar a un compatriota (a uno de los nuestros) que lo necesita. Si roban, si delinquen, nos están agrediendo. Que nos asalte un compatriota vaya y pase; es, al cabo, una contingencia nacional, una cuestión de la patria que ya solucionaremos entre todos. Pero que nos asalte un extranjero es intolerable. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo se atreve a agredir a uno de los nuestros, a uno de los dueños de la patria, a un argentino? Duro con él.

La xenofobia surge de creer que la patria nos pertenece sólo a nosotros y que el otro (el extranjero que quiere integrarse a ella) será siempre un sospechoso. Simplemente porque no nació aquí. Lleva la condena eterna en la sangre y en el alma: jamás será un argentino, jamás podrá amar la patria como nosotros la amamos. De aquí, en consecuencia, que será el primero en agredirla. En agredirnos. La xenofobia es una actitud humana cruel y abyecta. Siempre habrá xenófobos, es una de las más bajas pasiones de la condición humana. En la abundancia dirán que vienen a "disfrutar de lo nuestro". En la escasez dirán que vienen a robárnoslo.

Hoy, entonces, pasado, por el momento, el vendaval del campo (que huele distinto del de la villa y la delincuencia) ha retornado el tema de la seguridad. Se lo deposita en el Otro inmigratorio. Pero también en el Otro nacional villero, porque la villa es el espacio de la delincuencia, el lugar desde el que se sale para sorprender a los ciudadanos honestos. Es así: así en todas partes. La derecha reacciona como sabe, como siempre lo hace: no da trabajo, reprime. La única arma contra la inseguridad es el trabajo, el salario digno. Pero el neoliberalismo, por su propia dinámica, crea una sociedad de ricos muy ricos y de pobres muy pobres. Los primeros piden al Estado que los proteja de los segundos, reprimiéndolos. En sociedades donde no hay trabajo para todos nunca habrá seguridad. Esto se sabe, pero no se puede hacer. Salvo que cambien el sistema. Algo que aún menos se puede hacer porque nadie querrá hacerlo. Seguirá todo así, en la virtualidad de la explosión social, de la invasión de los nuevos bárbaros, de la ira y del fuego. ¿Cuántos autos quemará la próxima invasión musulmana a París? Hitler ordenó incendiar esa bella ciudad. Hay una película muy célebre con ese nombre, basado en una pregunta que el mismísimo Führer habría hecho: ¿Arde París?. No ardió. Un sensible general alemán desobedeció la orden. Pero, ¿arderá París?

Tomado de Página 12


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