Caricatura Lattuf
El ejército israelí puede ser mucho menos eficaz ganando guerras que en el pasado gracias a la rigidez de la resistencia árabe,pero sus estrategas militares son tan astutos e impredecibles como siempre. La retórica que se escucha cada vez más en Israel sugiere que una futura guerra en Líbano tendrá como objetivo probablemente también a Siria. Aunque ello no signifique necesariamente que Israel tenga la intención de dirigirse contra cualquiera de estos países en un futuro próximo, sin duda se trata del tipo de lenguaje que a menudo precede a las maniobras militares israelíes.
Descifrar las pistas disponibles sobre la naturaleza de los objetivos militares inmediatos de Israel no siempre es fácil, pero es posible. Un indicador que podría servir como base para una predicción rigurosa de las acciones de Israel es la tendencia histórica de Israel a mantener un perpetuo estado de guerra. La paz —la verdadera paz— nunca ha sido una política a largo plazo.
"A diferencia de muchos otros, considero que la paz no es un fin en sí mismo, sino sólo un medio para garantizar nuestra existencia", afirmaba Yosi Peled, ex general del ejército y ministro del actual gobierno de extrema derecha de Binyamin Netanyahu. La política oficial de Israel —militar o de otro tipo— se rige por los mismos dictados sionistas que precedieron al establecimiento del Estado de Israel. Si algo ha cambiado desde que los primeros sionistas esbozaron su visión ha sido la interpretación de dichas directivas. Su esencia se ha mantenido intacta.
Por ejemplo, el visionario sionista Vladimir Jabotinsky declaró en 1923 que "...la colonización sionista puede continuar y desarrollarse sólo bajo la protección de una fuerza independiente de la población local; un muro de hierro que la población autóctona no pueda franquear". No se refería en aquellos momentos a un muro real. Si bien su visión se llevó a cabo en distintas manifestaciones a lo largo de los años, en 2002 se tradujo en un verdadero muro destinado a perjudicar cualquier solución justa con los palestinos. Ahora, desgraciadamente, Egipto también ha comenzado a construir su propio muro de acero a lo largo de su frontera con la devastada por la guerra y empobrecida Franja de Gaza.
Una cosa que todos sabemos ahora es que Israel es un país altamente militarizado. Su definición de "existencia" sólo puede garantizarse mediante su dominio militar indiscutible en todos los frentes. Ahí radica el vínculo devastador entre Palestina y Líbano. Este vínculo hace que cualquier análisis sobre las intenciones militares de Israel en Gaza que excluya a Líbano —y de hecho, a Siria— sea muy deficiente.
Consideremos, por ejemplo, la represión israelí sin precedentes en la segunda intifada palestina que comenzó en septiembre de 2000. ¿De qué manera estaba vinculada con Líbano? Israel había sido recién derrotado por la resistencia libanesa dirigida por Hezbolá y se vio obligado a poner fin a su ocupación de la mayor parte del sur de Líbano en mayo de 2000. Israel quería mandar un mensaje inequívoco a los palestinos de que esa derrota no lo era en absoluto, de que cualquier intento de repetir el modelo de la resistencia libanesa en Palestina sería suprimido sin contemplaciones. La exageración de Israel en el uso de su altamente sofisticado ejército para sofocar una revolución en gran parte popular fue extremadamente costosa para los palestinos en términos de vidas humanas.
Los 34 días de guerra israelí en Líbano en julio de 2006 fueron un intento de Israel de destruir la resistencia árabe y de restaurar su metafórico muro de hierro. Fue contraproducente pues dio lugar a una verdadera —no figurativa— derrota israelí. Israel entonces hizo lo que mejor sabe hacer. Utilizó su superior fuerza aérea destruyendo gran parte de la infraestructura civil de Líbano y mató a más de 1.200 personas, la mayoría civiles. La resistencia, con medios humildes, mató durante el combate a más de 160 israelíes, principalmente soldados.
Hezbolá no sólo penetró el muro de hierro israelí sino que también lo llenó de agujeros. Desafió como nunca antes la idea de la invencibilidad del ejército israelí y la ilusión de la seguridad. Algo fue terriblemente mal en Líbano. Desde entonces, el ejército israelí, el aparato de inteligencia, los propagandistas y los políticos han estado en constante preparación para otro enfrentamiento. Pero antes de la siguiente batalla la nación necesitaba renovar la fe en su ejército y en la inteligencia del gobierno; de allí la guerra en Gaza a finales de diciembre de 2008.
Siendo espantoso como lo fue que las familias israelíes se reunieran en masa cerca de la frontera de Gaza con Israel para ver vertiginosamente como Gaza y sus habitantes eran volados en pedazos, la acción fue de lo más racional. Las víctimas de la guerra pueden haber sido los palestinos en Gaza pero la audiencia era israelí. La brutal y muy desigual guerra unió a los israelíes, entre ellos a sus autoproclamados partidos de izquierda, en un raro momento de solidaridad. Allí estaba la prueba de que el ejército israelí tenía todavía fuerza suficiente para brindar logros militares.
Por supuesto, los estrategas militares de Israel sabían muy bien que sus crímenes de guerra en Gaza eran un torpe intento de recuperar la confianza nacional. Los taciturnos políticos y los generales del ejército querían dar la impresión de que todo estaba funcionando según lo previsto. Pero el apagón total de los medios de comunicación y las imágenes orquestadas de los soldados israelíes silbando canciones militares u ondeando banderas en su camino de vuelta a Israel fueron claros indicios de un intento de mejorar una imagen problemática.
Así, los comentarios calculados de Yossi Peled el 23 de enero: "Según mi opinión, mi comprensión y mis conocimientos, es casi evidente que un enfrentamiento militar en el norte es cuestión de tiempo". Además, afirmó: "Vamos hacia una nueva confrontación pero no sé cuándo tendrá lugar, al igual que no sabía cuándo estallaría la segunda guerra del Líbano". Peled, por supuesto, tiene razón. Habrá un nuevo enfrentamiento. Se emplearán nuevas estrategias. Israel subirá las apuestas y tratará de atraer a Siria y empujar a una guerra regional. Un Líbano que se define sobre la base de los términos de la resistencia —después del fracaso de cooptar políticamente a Hezbolá— es totalmente inaceptable para Israel. Dicho esto, Peled podría estar creando una distracción calculada con el objetivo de encender otra guerra contra la resistencia sitiada en Gaza o algo completamente diferente. (El reciente anuncio de Hamás de que su dirigente de más alto rango Mahmud al Mabhuh ha sido asesinado a finales de enero en Dubai a manos de los servicios de inteligencia israelí es también es una indicación de que las tentativas de Israel van mucho más allá de las fronteras inmediatas).
¿Qué será primero, Gaza o Líbano? Israel está enviando mensajes contradictorios y lo hace deliberadamente. Hamás, Hezbolá y sus simpatizantes comprenden bien la táctica israelí y se deben de estar preparando para diversas posibilidades. Saben que Israel no puede vivir sin sus muros de hierro y están decididos a impedir que se construyan más a sus expensas.
Ramzy Barud
Tomado de Rebelión
Traducción para Rebelión de Loles Oliván
* Ramzy Barud es editor de PalestineChronicle.com.
Fuente: http://palestinechronicle.com/view_article_details.php?id=15725
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