10 feb 2011
Brecha: La crónica. 40 páginas sobre 40 años del FA.
La crónica de Brecha (04/02/2011), palabras, análisis, historias y anécdotas, y, la falta casi por completo, de las causas, los motivos, que un 5 de febrero de 1971 surgiera ese fenómeno llamado Frente Amplio, salvo algunas puntuales excepciones.
El FA, nacido en el medio de la lucha del pueblo uruguayo, por sus intereses más inmediatos, por la libertad, la democracia, por la participación de todos en la construcción de su destino. Nacido de la conjunción de intereses de los sectores postergados, de la clase obrera, de las capas medias de la ciudad y del campo, de sectores de la intelectualidad, los estudiantes, como su expresión política, irrumpe en la vida nacional como una gran avalancha, en momento de grandes luchas.
Pero no fue relámpago en cielo sereno, como lo piensan algunos, lo imaginan otros y podrían verlo las nuevas generaciones que no tuvieron la felicidad de vivirlo.
No fue el diseño de un producto, como parece a Carolina Porley ([ii]), donde no ve nada auténtico, sino: “versión funcional del pasado y de una tradición política ha ayudado al Frente Amplio en esta cuatro décadas a generar una identidad partidaria que le permitió retener y acrecentar su respaldo electoral.”, en el título de la nota, más adelante agrega: “Se trata de un esfuerzo realizado desde 1971 por construir una tradición propia (¿querrá decir una marca propia?) que se apoye en una lectura funcional de la historia nacional..”. También recurre a Jaime Yaffé: “..el FA pudo presentarse como síntesis de esos procesos inconclusos (el artiguista, el Battlista y el de Saravia) para proyectarlos al futuro a través de un programa de cambios que se pretende continuador de los mismos”
Como no poda faltar en un producto político nos dice: “..a construir su tradición y a forjar una identidad ….la izquierda sumó los mártires del pachequismo y la represión militar” …”..-dice Yaffé- dieron lugar a una epopeya, de tono fuertemente épico y heroico, con una larga lista de mártires…”
Así la nueva tradición “..se alimentó de ex votantes blancos y colorados (quienes adormecidos los vínculos afectivos los abandonaban)”
Po otro lado, la crónica de Blixen ([iii]), del ombliguismo, en 1970 “los tupamaros eran fuerza poderosa”.
En frase bastante ambigua Continúa: “Precisamente las razias masivas… para rescatar al agente de la CIA Dan Mitrione, las presiones del gobierno de Estados Unidos y los inconfesables contactos blancos ante una eventual caída de Jorge Pacheco Areco, aceleraron la idea que cobraba forma entre la oposición de nuevo cuño (sic)”… “y que sintetizaron los independientes de Marcha”, y prosigue: “En diciembre de 1970 ya estaban dadas la condiciones para el surgimiento de una nueva fuerza política”. Además, todas las fuerzas políticas –menos los comunistas- le fueron a pedir opinión a la dirección del MLN, por entonces presos en Punta Carretas.
Alude al documento de apoyo crítico al FA, por un lado no creían y por otro apoyaban, para superar disidencias internas. De allí cita: “Al apoyar al Frente lo hacemos en el entendido de que su tarea principal debe ser la movilización de las masas trabajadoras y que su labor dentro de las mismas no empieza ni termina con la elecciones”
Estudiado en el mundo como un raro fenómeno político, Botinelli ([iv]) dice que el FA obedece a lo que la ciencia política llama un Partido: “No hay ninguna diferencias estructural entre el Partido Colorado, el Partido Nacional y el Frente Amplio”. Más adelante plantea: “La dirigencia ha tenido …un gran retraso en entender a la gente” …”..la militancia de sectores y comités no es un reflejo de la base del FA. ..particularmente la de los comité de base es muy sesgada. Y la visión que los dirigentes recogen ahí no es un reflejo de la gente común.”
En fin.
Brilla por su ausencia en sus 40 páginas sobre 40 años de historia del Uruguay, los aciertos y los errores (aunque de éstos algo siempre se dice) de un importante conglomerado de uruguayos que jugó un papel singular en la forja, en el nacimiento de una fuerza política que nació con historia.
Los comunistas uruguayos tuvieron su papel en esa historia.
Fruto de la lucha en las calles, donde se forjó la unidad. La propia experiencia de las masas en la lucha fue generando conciencia. Fue el “fruto maduro”, también, de una teoría de la revolución uruguaya, del análisis de la realidad, de la estrategia y una táctica llevada adelante en forma conciente, planificada, ordenada, empleando todas sus fuerzas en el cumplimiento de los objetivos planteados. Y, en esta historia jugó un gran papel Rodney Arismendi.
Es malo andar proclamando por ahí virtudes propias. Hay quienes se las arreglan para salir siempre en la foto. No es justo dejar en el olvido, cuando no esconder premeditadamente algunos hechos.
Sentimientos encontrados que sobrellevamos en los últimos 20 años. ¿Quizás los errores impidan hablar de algunos aciertos?
En fin. Esas 40 páginas me hicieron reflexionar sobre los últimos 60 años, -no 40- y como ya se han dicho cosas, vamos a rescatarlas. Quizás algunas de ellas merecieran haber estado en esa reseña. Comenzaremos por estas palabras de Gerardo Cetano:
“Sin duda uno de los uruguayos más relevantes del siglo XX. Una de las figuras políticas centrales de este país. Tal vez las anteojeras del provincianismo o del anticomunismo han podido opacar esa realidad que rompe los ojos. Rodney Arismendi por su trayectoria política, por su proyección internacional que lo hizo una de las figuras de referencia de una de las dos superpotencias del siglo XX. Fue sin duda una de las figuras políticas más relevantes. Diría algo más, fue tal vez uno de los políticos más renovadores y más exitosos con una mirada estratégica, cargada de historia.
Y un hombre serio, un político serio. Tan serio que no ocultaba sus diferencias. Incluso con sus amigos. Hay una imagen inolvidable de Rodney Arismendi. En el documental de la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, en la OLAS, en donde toda la tribuna aplaudía y había un solo hombre con los brazos cruzados que no aplaudía. Ese hombre era Rodney Arismendi.
Era Rodney Arismendi que, en épocas donde con mucho amor, y con mucho romanticismo y con mucho idealismo, que hay que reivindicar, generaciones y generaciones de jóvenes dieron su vida pero muchas veces la dieron sin el continente necesario de figuras gigantescas y serias como ese Rodney Arismendi que fue dique contra los violentismos. Que supo serlo en el peor momento.
Honra permanente para una figura capaz de fundar sus convicciones en momentos tan difíciles y de manera tan radical. Porque era un radical, claro que era un radical. Su radicalismo genuino, no impostado, era el radicalismo de los trabajadores que no necesitan –como decía Zitarrosa- tener una pistola en la cintura para saberse plenamente revolucionarios.”
Fue ese político serio que mirando lejos, en 1955, mirando lejos y reivindicando esa dimensión de historia que tiene la política, la política bien entendida, que no mira la elección del próximo año sino mira por los tiempos, mira más allá de uno, mira la historia, tiene un sentido de historia. Él lo tuvo y cuando era difícil imaginarlo, imaginó un gran partido comunista, un partido que no se consolidara solamente como un aparato político. ¡No! Que fundara una tradición, que incorporara redes de trabajadores, de la cultura, que convocara a los jóvenes, que los convocara seriamente, con responsabilidad, cuidándolos, porque son la clave del cambio. Sin paternalismos, pero cuidándolos. Que convocó a tantas familias, porque si hablo de una tradición comunista estoy hablando de familias en donde, no por imposición sino por amor, los hijos y los nietos se hicieron orgullosamente comunistas como sus padres y sus abuelos.
Fue desde esa seriedad que miró lejos. Y vio la necesidad de fundar un movimiento sindical único, marcando junto a una generación de gigantes uno de los perfiles más importantes de la democracia uruguaya: una central sindical única, sin corruptos, una central sindical seria, pluralista, que en los momentos más difíciles supo demostrar su compromiso inclaudicable con la democracia.
Esa misma seriedad estratégica que lo llevo a imaginar -cuando casi era inimaginable….., fue la que lo llevó a pensar en la unidad política de la izquierda como una contribución central para la democracia uruguaya y para la transformación del país.
……….
Por eso cuando cayó la dictadura el partido comunista estuvo allí. Y créanme, he tenido el calvario de ver los archivos de la represión, es un calvario. No se imaginan hasta donde esa dictadura fue siniestra. Y créanme, lo dice el historiador, desde la verdad debo decir que el gran partido de la resistencia fue el partido comunista.”([v]) {VER}
Creemos que se construye con la verdad, aprendiendo de los errores y los aciertos. Negando los hechos, siempre tercos, para quienes los vivimos, para quienes estudian desde la academias, será difícil encontrar los caminos para la liberación de nuestros pueblos.
Por supuesto que no fue, no podría haber sido, obra de una persona, de un partido. La unidad no existe sin voluntad colectiva, de partidos, agrupamientos, ciudadanos. Cientos de miles de ciudadanos, en la lucha codo a codo, unidos en su rebeldía ante el desborde del poder oligárquico. Hubo un espíritu amplio de los sectores políticos, de trabajadores y pueblo, que forjaron su unidad en la lucha de esos años difíciles.
La experiencia de grandes masas en lucha por sus reivindicaciones, abrió su conciencia a la necesidad de cambios, en una sociedad que sólo beneficia a los dueños de la riqueza.
De ahí a comprender la necesidad de crear la herramienta para esos cambios, hubo un solo paso.
[i] Rodney Arismendi. Infome al XVI Congreso del Partido Cominista de Uruguay. Setiembre de 1955
[ii] ) Carolina Porley. Brecha. 4/02/2011. Pag. 14
[iii] )Samuel Blixen. Brecha. 4/02/2011. Pag.15
[iv] ) Oscar Botinelli. Brecha. 04/02/2011. Pag.2
[v] ) Gerardo Caetano. Homenaje a Rodney Arismendi. Noviembre de 2008
Ruben López
Tomado: Que Hacer.com.uy
Etiquetas:
40 Aniversario,
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