27 mar 2012

¿Cuántos más?



Trayvon Martin acababa de cumplir 17 años cuando fue muerto a tiros en Sanford, Florida, un suburbio de Orlando. Murió por ser un joven afroestadunidense o, como dicen aquí, su crimen fue “caminar siendo negro”.
Su asesino, un voluntario de “seguridad de la colonia”, George Zimmerman, no fue arrestado, tras declarar a la policía que había disparado en un acto de autodefensa. La víctima estaba desarmada.
El “sospechoso” era el joven afroestadunidense. Iba caminando en una colonia enrejada de casas, de regreso de una tienda donde compró un bolsita de dulces Skittles y una lata de té helado. Iba hablando con su novia por celular y de repente le dijo que lo estaban siguiendo. Ella le aconsejó que corriera, él dijo que caminaría más rápido, y perdió contacto. En las grabaciones de personas que llamaron a la policía se escuchan gritos de auxilio y después dos disparos. Zimmerman afirmó después que él fue quien pedía ayuda, pero los padres de Martin reconocieron la voz de su hijo.
Al dar vueltas en su camioneta para “vigilar” la colonia, Zimmerman vio a un joven afroestadunidense con una sudadera negra con capucha. Informó a la policía que había un “hombre negro” sospechoso. La policía dijo que enviaría una patrulla y que lo dejara de seguir. No les hizo caso. Lo siguió, se bajó de la camioneta con su pistola, lo correteó y le dio un tiro fatal.
Cuando llegó la policía a la escena no examinaron a Zimmerman por drogas o alcohol. Esos exámenes fueron reservadas sólo para la víctima, una vez que llegó a la oficina del forense como cuerpo no identificado. Sus angustiados padres no sabían dónde estaba; informaron a las autoridades de la desaparición del joven y lo encontraron luego de llamar desesperadamente a los hospitales locales.
Zimmerman fue interrogado y después se fue a su casa, con la ley de su lado. En Florida, una ley promulgada por el ex gobernador Jeb Bush, llamada”defiende tu terreno” (Stand your Ground), permite que un ciudadano utilice una arma en autodefensa según su criterio, si piensa que es necesario para evitar la muerte o daños físicos. Para los críticos es un permiso de “disparar primero y hacer preguntas después”. Según reporta ProPública, 23 estados más tienen leyes modeladas sobre la de Florida.
La policía explicó que si arrestara a Zimmerman se expondrían a una demanda legal en su contra; esa ley de autodefensa implica que los fiscales tienen que comprobar lo opuesto a lo que declara el que la invoca. No importaba que Martin fuera un estudiante de segundo año de preparatoria conocido por su buen humor, ni que no tuviera historial criminal, mientras Zimmerman había sido arrestado otras veces y vecinos se habían quejado de su actitud agresiva y racista.


Todo esto sucedió hace casi un mes (el 26 de febrero) y, sólo por la persistencia de los padres de Martin, el asunto empezó a captar mayor atención en todo el país. Se involucraron organizaciones de derechos civiles y los medios empezaron a fijarse en el caso. Poco a poco se volvió un asunto nacional, con miles de manifestantes expresando su furia por varias ciudades, huelgas de estudiantes en Florida y otros lugares y más de un millón de firmas recaudadas para pedir el arresto de Zimmerman. Los miembros del equipo de basquetbol profesional Heat de Miami se tomaron una foto vestidos con sudaderas negras con capucha para sumarse a las expresiones de protesta.
La semana pasada el Departamento de Justicia anunció que abrió una investigación, y los fiscales en Florida ya han convocado, por fin, un gran jurado para presentar cargos.
Todo culminó con esta declaración del presidente Barack Obama hace unos días: “si yo tuviera un hijo, se parecería a Trayvon”.
Esto ha llegado a tal nivel no sólo por la tragedia protegida por una ley, sino porque el caso es un asunto a la vez muy personal para millones de afroestadunidenses y latinos, por su tinte tan racial y la experiencia tan cotidiana para tantos (aunque el padre de Zimmerman asegura que su hijo es mitad latino; supuestamente la madre es peruana).
Charles Blow, columnista del New York Times, escribió: “como padre de dos adolescentes negros, este caso me pega en casa. Este es el temor que me abruma cada vez que mis hijos salen al mundo: que un arma y un dedo cosquilloso los encuentre ‘sospechosos’… Ésta es la carga de los jóvenes negros en Estados Unidos y de quienes los aman”. Describe que uno de los testigos del incidente fue un niño afroestadunidense de 13 años, que cuenta con tristeza al final lo que vio:”yo sólo creo que a veces la gente cae en el estereotipo, y yo pertenezco al estereotipo de la persona que fue tiroteada”.
Por eso en las manifestaciones muchos vistieron una playeras negras con capucha (un hoodie) y llevaban Skittles y té helado, coreando: “yo soy Trayvon Martin”.
Por eso este caso expone de nuevo la profunda injusticia del racismo que continúa presente en este país, a pesar de los enormes avances y el hecho de que el presidente es afroestadunidense.
Pero también revela lo que ocurre en una cultura donde las armas son más protegidas que los menores de edad. Marian Wright Edelman, fundadora del Children’s Defense Fund, reporta que 5 mil 740 menores de edad fueron muertos por armas en 2008 y 2009 (las cifras más recientes), más que el total de muertes de soldados en Irak y Afganistán. Agrega que los menores de edad afroestadunidenses representaban 45 por ciento de los muertos por armas de fuego en esos dos años, a pesar de que sólo representan 15 por ciento de esa población total; de hecho, el homicidio por armas fue la principal causa de muerte de adolescentes negros entre 15 y 19 años (en los blancos fueron los accidentes de automóvil). Desde 1979, 116 mil 385 menores de edad han muerto por arma de fuego en este país.
Datos de los 23 países de más altos ingresos revelan que 87 por ciento de todas las muertes por armas de fuego de menores de 15 años ocurrieron en Estados Unidos; la tasa de homicidios por armas en los de 15 a 24 años fue 42.7 por ciento más alta que la tasa general en los otros países. “Como nación tenemos que aspirar y actuar para hacernos líder mundial en proteger a niños contra las armas, en lugar de ser líderes mundiales en menores de edad víctimas de las armas”, afirmó Wright Edelman.
¿Cuántos Trayvon se necesitarán para eso?

David Brooks

(Tomado de La Jornada)

Tomado: CubaDebate.cu

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