30 sept 2011

Violencia en Siria, una realidad que azota a ambos lados del conflicto


Todos los días, la violencia se hace presente en Siria. Es cierto que las protestas no se extienden por todo el territorio, pero los gritos, llantos y disparos no dan tregua desde hace seis meses.

Los edificios y las casas se han convertido en testigos del dolor que reina entre los ciudadanos sirios. Esquinas marcadas por el sufrimiento. Lugares reducidos casi a cenizas. Y rostros que ya no se verán más. Los familiares de uno de ellos aseguran que fueron las bandas armadas contrarias al presidente Al-Assad las que asesinaron a su hijo.

”Cuando supe de su muerte no me sorprendí porque él me decía que si lo asesinaban, yo me convertiría en la madre de un mártir que había defendido a su país. Por eso, me decía que no debía preocuparme”, recuerda su madre.

Otros hogares sirios no se tienen que enfrentar a días de duelo, pero se han convertido en pequeñas clínicas improvisadas. Manifestantes heridos en las protestas se ocultan por miedo a las represalias del gobierno. Su temor llega a tal punto que no acuden a los hospitales porque allí pueden ser directamente arrestados al saber que son opositores. Por eso, muchos de los disparos de bala del ejército se cicatrizan en las propias casas.

”Yo sólo quiero saber por qué las fuerzas armadas y los servicios secretos de inteligencia nos están disparando”, exclama un opositor, que prefirió mantener su anonimato. “Quiero saber por qué el presidente Al-Assad nos está matando¨.

Los negocios también están siendo víctimas del conflicto. Una de las tiendas locales, que ahora funciona con cierta normalidad, estuvo vacía durante varias semanas. Cuando los enfrentamientos recrudecieron en el noroeste del país, su dueño, Ahmed, tuvo que desplazarse a un campo de refugiados en Turquía. Él afirma que son los grupos terroristas los que están generando el caos.

”Todos los días pasa lo mismo en nuestra ciudad”,comenta.“Algunos grupos armados comienzan a quemar las ruedas de los coches o roban en las tiendas. Además, secuestran a los ciudadanos”. Las palabras de los opositores no se puedan escuchar con tanta facilidad en la calle. Hay que acudir a sitios escondidos para que los manifestantes muestren no sólo su opinión sino también las marcas de las palizas que el ejército les ha propinado. El gobierno sostiene que algunos de los manifestantes van armados. Un hecho que rechaza rotundamente este ciudadano. Este sirio recalca que la represión no va a amedrentar las demandas de la mayoría de la población.

"Antes no sabíamos qué sabor tenía la libertad", dice otro opositor anónimo. "Ahora nuestras esperanzas son mayores y ya podemos entrever el rostro de la libertad".

Asesinados, desplazados y reprimidos. Son las víctimas de un conflicto que no parece ver la luz al final del túnel. Por el contrario, a medida que van pasando los meses en esta crisis, la violencia no sólo destroza las vidas de muchos sirios sino que además, reduce el espacio para una solución dialogada y aumenta la polarización en la sociedad.

Por su parte, la analista Nagham Salman cree que uno de los problemas de la gente sencilla son las sanciones impuestas por los países de Occidente, ya que les afectan más a ellos que al actual régimen del país.



Tomado. RT.com

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