Caricatura: El Roto |
La historia también recoge los datos de 6 millones de personas conducidas a la muerte en brutales campos de concentración y exterminio manejados por Adolfo Hitler y el nazismo. Nombres como Auschwitz-Birkenau, Manthausen, Dachau, Treblinka, Maidanek, Sobibor, Belzec, Buchanwald, Bergen-Belsen, Chelmno, Ravensbruck, Sachenhausen, Flossenburg, Sutthof, Theresienstadt, entre otros, han quedado grabados, en forma indeleble, como sinónimo de perversión inhumana incalificable, en la conciencia de los seres dotados de un mínimo de convicciones humanistas elementales.
Es mundialmente conocida la relación de lo que los nazis hicieron en los referidos campos de concentración. Desde entonces la palabra 'Holocausto' adquirió ribetes de dolor, angustia e indignación general. A partir de la difusión de esos inhumanos acontecimientos -para muchos incomprensibles- existen esos nombres y sitios que se hicieron famosos por constituir expresión el horror más brutal y de la capacidad criminal ilimitada de los seres degenerados en la prácticas del tormento cobarde e degradante.
No puede tampoco dejar de anotarse, en forma expresa, que existe un ánimo visible para que estas páginas de horror sean extraviadas en el olvido de los pueblos, sobre todo en la desmemoria de las nuevas generaciones, merced al apoyo cómplice de determinadas grandes cadenas informativas de alcance planetario y a un sistema educativo mutilante, entre cuyos condueños y guías aparecen las empresas y accionistas del más grande complejo industrial-militar del planeta.
De existir otra vida, como enseñan todas las religiones, y de haber dispuesto de frenesí por la eliminación física de seres humanos, y desprecio por la existencia de los pueblos, por parte de Adolfo Hitler, hoy revolcaría de envidia ante la capacidad depredadora de los mayores entes genocidas que han conocido los pueblos a lo largo de los últimos milenios, como han resultado en la práctica comprobable el Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial, BM, conforme lo vamos a demostrar.
I. Las cifras del horror
¿En qué nos fundamentamos para proceder a formular semejante afirmación?
El 25 de septiembre del 2000, en la primera página de los diarios del mundo rebotó, como una simple noticia más, el siguiente dato traído por la agencia informativa AFP: 'Unos 19.000 niños mueren diariamente por las políticas monetarias' (El Universo, de Guayaquil, lunes 25 de septiembre del 2000, lra. página.). El dato se originaba en Praga, capital de la República Checa, donde se llevaba a efecto la asamblea anual conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y donde estaban presentes los delegados de los países más ricos del planeta.
La misma información daba cuenta que en el marco del Encuentro 'unos 600 miembros del movimiento Jubileo 2000 participaron ayer en una marcha fúnebre en recuerdo de los 19.000 niños que mueren a diario en el Tercer Mundo'
Estos niños víctimas de las políticas fondomonetarista y del Banco Mundial constituyen una parte importante de los cerca de once millones de menores de cinco años que perecen cada año por estos y otros motivos previsibles en gran parte, según cálculo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
De estos 11 millones de vidas infantiles que desaparecen al año, en esas condiciones, según la Organización Mundial de la Salud, OMS, el 15% perecen por enfermedades que se pueden prevenir con simples vacunas, el 18% a causa de infecciones controlables de las vías respiratorias, 17% por enfermedades diarreicas, 20% por trastornos perinatales, 7% por paludismo y 23% por otras causas previsibles. (El Universo, martes 2 de enero del 2001, pág. 8, 2da. sección.). Y conste que no hacemos la cuenta con los datos de las personas mayores de cinco años, situación que multiplicaría los alcances de este genocidio incalificable.
Si por estas políticas monetaristas, de hambreamiento social indiscriminado a consecuencia de políticas esquilmadoras, que impide la atención de salud y nutrición básica a países enteros, se determina, según Jubileo 2000, que perecen 19.000 niños al día en el mundo, ello entraña que (sin tomar en cuenta a los mayores) son 6'935.000 los infantes que fallecen cada año -por la misma causa-; esta cantidad inmensa de seres humanos, y formada sólo por criaturas de la más tierna edad, es mucho grande que la de todos los fallecidos en los campos de concentración en la II Guerra Mundial a manos del hitlerismo!
El FMI y el BM, a la luz de los datos y las cifras, es mucho más rápido y eficaz que la tarea macabra del Holocausto nazi, que se llevó adelante en varios años! íSólo que ahora ya no usan el gas sino a gobiernos sicarios, encargados de colaborar en la matanza masiva de sus propios pueblos!
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Y cada día, sólo en relación a los infantes, perecen más de seis veces todos los fallecidos en el atentado consentido del World Trade Center, el 11 de septiembre del 2001, en Nueva York! Debemos destacar eso sí que el FMI y el Banco Mundial han actuado en forma impune en nuestros pueblos, con la complicidad de los gobiernos de turno, con regímenes de variado signo, no sólo en una década, sino en varias.
Y al tenor de las cifras facilitadas por Jubileo 2000, entidad que reúne a las Iglesias del más distinto signo, tenemos que cada década se pierden casi el doble de vidas que todas las que produjo la II Guerra Mundial, y sólo contando a los seres humanos de la más tierna edad! íCon estas políticas genocidas perecen cada cuatro días tantos niños como el número de personas que fallecieron el día 6 de agosto de 1945 a consecuencia del impacto directo de la bomba atómica de Hiroshima, en Japón! íLa única diferencia es que estas otras bombas atómicas son silenciosas porque nadie reclama por ellas!
Más todavía: si a todos los fallecidos en los campos de concentración sumaríamos las víctimas de otras matanzas conmovedoras, impulsadas por las fuerzas más regresivas del orbe, como la de Lídice, en Checoslovaquia; Guernica, en España; Orandur, en Francia; Bataki, en Bulgaria; My Lai y Songmy, en Vietnam; Sabra y Chatila, en el Líbano, entre otros, no se llegaría ni lejanísimamente al número de víctimas que provocan los acreedores internacionales por intermedio de las políticas homicidas del FMI y el BM, aplicadas por sus instrumentos complacientes y mercenarios, los gobiernos apátridas y sicarios encaramados mediante procedimientos fraudulentos en la dirección de nuestros países.
II. Nuevo Holocausto; nuevos métodos
Los métodos han variado, en tanto la capacidad depredadora se ha multiplicado. Partamos desde el punto en que casi todos los datos de los asesinatos masivos consumados en los conocidos campos de concentración o cementerios inimaginables (donde a los seres humanos se los encerraba peor que al ganado y eliminaba con duchas de gas letal y luego se los cremaba los restos para evitar dejar vestigios humanos, y, a la vez -aunque resulte paradójico y brutal-, utilizar las cenizas como abono para los campos), en base a revisar varias enciclopedias y datos de la II Guerra Mundial, hablan de seis millones de muertos en varios años de aplicar esta llamada 'solución final' en contra de comunistas, judíos, socialistas, cristianos, gitanos, ciudadanos de otras nacionalidades, discapacitados, entre otras víctimas de este genocidio tan inconcebible que todavía estremece al mundo, a pesar de todos los esfuerzos para acallar este verdadero crimen sin nombre.
Sin embargo, a pesar de lo criminal de este holocausto dantesco, inimaginable hasta en mentes pervertidas, ése no es el peor holocausto que conoce la humanidad. Existe uno peor, pero silenciado: el holocausto que aplica -con sus políticas de exterminio social y verdadero aniquilamiento biológico- el FMI y el BM. Cada año superan, y con víctimas de solamente niños menores de cinco años, en número y en dolor, en base a datos incontrovertibles, lo que hicieron los nazis en los campos de extermino de la última guerra mundial con ciudadanos de toda edad.
Remarcamos pues que quizá ahora solo exista una diferencia cualitativa, pues mientras los nazis utilizaron métodos fulminantes directos de exterminio, los instrumentos de Wall Street y los acreedores internacionales, tanto el FMI como el Banco Mundial -y otros organismos multilaterales de carácter regional-, recurren a procedimientos muchísimo más extensos, disimulados y masivos en forma incomparable, pero igualmente eficaces, crueles, irreversibles y perversos, y que además los aplican en forma paralela a saquear toda la riqueza y recursos posibles de las naciones que han caído en sus garras, entregadas a la depredación con el apoyo cómplice y traidor de los gobiernos de turno de los países sometidos a un pillaje extenuante y a un holocausto igualmente conmovedor y espantoso, aunque silenciado por los dueños de la opinión mundial al ser éstos los mismos acreedores internacionales, esto es los representantes de los colosales grupos financieros y transnacionales que dominan y atracan al mundo.
¿Quiénes son los responsables de estas políticas de exterminio social de los pueblos de América Latina?
íLos socios de los colosales grupos financieros y transnacionales (el verdadero poder del planeta, a quienes deben todos los países), responsables de haber convertido en un nuevo pero más gigantesco campo de concentración a todos las naciones en vías de desarrollo, para saquearlas, piratearlas y exprimirlas a niveles inauditos e inconcebibles (en los hechos para debilitar y extinguir biológicamente a los pueblos), son los círculos dominantes, oligarquías, roscas, argollas, las trincas cerradas, dueñas del poder político y económico, de cada uno de nuestros países.
Si revisamos los efectos de las políticas del FMI y del BM (instrumentos de extinción poblacional y racial) en todos los confines del mundo, pero sobre todo en el llamado Tercer Mundo, avistaremos el incremento ilimitado de la pobreza y sus secuelas de mortalidad infantil, insalubridad, desnutrición, analfabetismo, migración masiva, reducción marcada de las expectativas de vida, entre otros males sociales. Sin la menor duda podríamos sumar muchas decenas -y acaso centenas- de millones de difuntos, muchísimos más de los seis millones que se calcula murieron, conforme anotamos, en todos los campos de concentración utilizados en los años de la II Guerra Mundial.
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Fuente: Visiones Alternativas.com
Tomado: Visiones Alternativas.com
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