11 mar 2009

Storytelling, el arma de distracción masiva

Imagen Kalvellido
El secretario de Estado norteamericano Colin Powell, en la ONU en 2003. Agita un frasco que supuestamente contiene ántrax para justificar una intervención militar en Irak, país que tendría armas de destrucción masiva. De hecho, no había más ántrax en el frasco que en Irak.
“Erase una vez”… así comienzan los cuentos para niños. Pero, hoy, las fábulas están destinadas a los adultos… los dirigentes han aprendido a “contar historias” a sus empleados, a sus soldados, a sus electores. En “Storytelling” documental de 52 minutos producido por Capa para Canal Plus, Anthony Oliange y Chistian Salmon sacan a la luz, apoyándose en el libro de este ultimo (1), los métodos de los comunicadores para “vender” los méritos de una marca, de un acontecimiento o de un político.
Los nuevos cuentacuentos y fabulistas han codificado el “storytelling” en los años 1960, asociando organismos de investigación (y hoy a autores de Hollywood) a la escritura de guiones de política-ficción. El “Camelot” es el más célebre : la creación por un grupo de universitarios de Cambridge de una simulación informática, “Política”, destinada a prevenir una guerra civil en un país de América Latina. En Chile, “Salvador Allende había estado a punto de ganar las elecciones un año antes”, escribe Salmon en su libro. El guión se había escrito antes, la simulación servirá en 1973, para guiar la acción de la CIA. Uno de los primeros ejemplos de aplicación futura del storytelling : en adelante “la política será informada, inspirada, legitimada por la ficción”, subraya Chistian Salmon en el documental.
En 2004, George W. Bush aprovechaba para su reelección una amplia experiencia de los “spin doctors”, las eminencias grises de la comunicación política. El documental de Canal Plus retoma el encuentro entre Ashley Faulkner, hija de una víctima del 11 de septiembre de 2001, con el presidente Bush. Lynn Faulkner, el padre de Ashley, consultor publicitario próximo a los republicanos, escribió la historia. Su video, visto millones de veces, hizo inclinar la balanza a favor del presidente saliente. Del mismo modo algunos observadores de la ultima elección presidencial norteamericana atribuyen una parte de la victoria de Barack Obama a su video “Historias Americanas, Soluciones Americanas”, difundido masivamente en los “Swinging States” los Estados con voto incierto, hasta el último momento. Antes de la reelección de Georges Bush, uno de sus consejeros (“sin duda, Karl Rove” aventura Salmon -NDLR) confiaba la fórmula infalible del storytelling al periodista norteamericano Ron Suskind, que la cita en el “New York Times” del 17 de octubre de 2004 : “Cuando nosotros actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras vosotros estudiáis esta realidad, nosotros actuamos de nuevo y creamos otras realidades nuevas, que vosotros podéis estudiar igualmente, y es así como pasan las cosas. Nosotros somos los actores de la historia. Y a vosotros, a todos vosotros, sólo os queda estudiar lo que nosotros hacemos”.El método ha hecho escuela : “En Francia, no tenemos los medios de Hollywood, pero sabemos contar historias” Nicolás Sarkozy, respaldado por su “spin doctor” Henry Guaino, y los publicistas Thierry Saussez (hoy responsable de la comunicación del gobierno) y Jacques Attali (encargado de la “pedagogía” en los medios), inventan cada día una nueva historia. Para desviar la atención de la opinión pública de un tema embarazoso o al contrario para focalizarlo sobre él. El 5 de julio de 2005, en pleno debate sobre el proyecto de ley de prevención de la delincuencia, el ministro del Interior estigmatizaba en Europa1 a un delincuente de 14 años, “responsable él sólo del 10 % de la delincuencia” cometida en Tarbes. Una afirmación que “probaba” la utilidad de una reforma de la legislación de 1945 sobre los menores… Respuesta de la magistratura (“Liberation” del 6 de julio de 2005) : “en ningún caso, puede ser responsable del 10% de los 10110 crímenes y delitos registrados en Tarbes durante el año 2004”.
Por más que los jueces denunciasen los “intereses” contrarios del “ministro y sus manifestaciones políticas” y los de “las víctimas y la justicia”, el argumento se repetía incesantemente entre los apoyos de Sarkozy. En el documental de Capa, Christian Salmon subraya la eficacia de estas “anécdotas víricas” : la transmisibilidad de las historias es más importante que su veracidad.
A veces, estas historias, están al servicio del horror. En 2007, para justificar el envío de tropas suplementarias a Afganistán – mientras que en la campaña presidencial había insistido en el poco interés de la presencia militar en aquel país – Nicolás Sarkozy contó una terrible historia en los medios. “La de la niña a quien los talibanes habían cortado la mano porque se había puesto esmalte de uñas”. Semejante tortura hecha a las mujeres merecía una intervención, clamaba el presidente y el ministro de Defensa en todas las ondas. Pero la historia había servido, en los EE.UU., en 2001. Una mujer, unas jóvenes, un pulgar cortado, o la mano o las dos… El relato es impreciso y con razón ; proviene de un informe de Amnistía Internacional de 1996 sobre la situación afgana, redactado en condicional, sin fuentes contrastadas y sin testigos, establece el documental de Anthony Orliange y Christian Salmon. Poco importa, para los partidarios de la guerra era necesario “un mensaje para vender la guerra a la opinión pública”, explica el coronel de las Fuerzas aéreas de los EE.UU. en el retiro Sam Gardiner. Una vez fue aceptada la idea de la presencia en Afganistán del ejército norteamericano, “la campaña a favor de las mujeres afganas desapareció”. Con el envío de Sarkozy de 700 hombres suplementarios al combate, la campaña tampoco fue reanudada.
Francia tiene una larga tradición de historias en la historia : los romances de la vida de Juana de Arco la han magnificado para reunir a la nación vacilante en torno a una figura simbólica ; al invitar a su mesa a los barrenderos africanos a la hora del desayuno, Valéry Giscard d´Estaing esperaba humanizarse… Si algunas puestas en escena han sido torpes, nosotros hemos entrado ya en la era del storytelling. Porque “no se transforma un país sin ser capaz de escribir y de contar una historia”, explica Henri Guaino. Lo que Christian Salmon llama “la puesta en escena de la democracia, antes que su ejercicio…”
Traducción J.A. Pina
(1). “Storytelling, la máquina de fabricar historias y de formatear mentes” de Christian Salmon.
Tomado de L`Humanité

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