13 ene 2011

La burocracia de CCOO y UGT prepara la próxima gran canallada


Caricatura: Juan Kalvellido
Las reuniones entre Toxo y Méndez con el Gobierno han entrado en una nueva fase. Siguen adelante mientras Zapatero se reafirma en que no cederá un milímetro en su pretensión de llevar la jubilación a los 67 años. Hablamos de una bajada del orden del 25% de las ya míseras pensiones, de una reforma que atenta especialmente contra los jóvenes y las mujeres. Hablamos de que un trabajador/a que comience su vida laboral a los 24 años deberá trabajar cada día de su vida, en un país con cerca de 5 millones de parados, para llegar a los 67 años y cobrar una prestación que habrá sido ya limitada por la ampliación de los años de cálculo. Mientras tanto bancos y aseguradoras se frotan las manos con la expectativa de negocio de los planes privados de pensiones.
El Gobierno también ha dejado claro que ni hablar de echar atrás la reforma laboral y que en Marzo vendrá la de la negociación colectiva, donde pretende eliminar la ultractividad en los convenios colectivos, es decir que carezcan de eficacia al final del período firmado y comiencen de cero cada vez, sin respetar derechos adquiridos. Mientras, miles están siendo despedidos, el paro sigue aumentando, se suceden las privatizaciones y miles de trabajadores de ayuntamientos y subcontratas acumulan meses sin cobrar. En este panorama, Toxo había afirmado rotundo el 18 de Diciembre que si el Gobierno mantenía sus propuestas habría huelga general. El gobierno las mantiene y reafirma, pero Toxo y Méndez siguen negociando y anuncian un giro. Ahora, según Toxo, hay “oportunidad de acuerdo”, “la situación es excepcional y merece un esfuerzo excepcional, un Pacto de estado, una gran concertación”.

Vistas las posiciones de Gobierno y patronal, la única “gran concertación” posible pasa por el acatamiento de los sindicatos de todo el “plan anticrisis” de los banqueros, la UE y el FMI. Una “concertación” donde las direcciones sindicales se dediquen a desmovilizar a los trabajadores/as y a evitar las protestas, a cambio de favores y dinero para preservar el aparato, como los 27 millones entregados días atrás a CCOO y UGT para “formación”, y sin obligación de “justificación” de los gastos corrientes. O se dedican a garantizar la paz social o se acaban los privilegios, los “liberados” y la financiación, ese es el ultimátum que les dieron y que se expresó en los decretazos de Murcia y de la Comunidad de Madrid, y de ahí este giro. Esa es su “gran concertación: vender a los trabajadores/as y avalar un retroceso social de décadas para preservar unos aparatos cada vez más decadentes y desacreditados.

Lejos de dar continuidad a la huelga general del 29-S, Toxo y Méndez preparan la enésima canallada, intentando repetir unos Pactos como los de la Moncloa de 1977, que marcaron la liquidación de la lucha obrera, salvaron la continuidad de los aparatos estatales franquistas, impusieron un retroceso histórico en derechos laborales y prepararon el desmantelamiento industrial y largos años de desempleo masivo.

Unir fuerzas para construir un referente sindical alternativo
El papel infame de los Toxo y Méndez es posible porque la brutalidad del ajuste sigue teniendo aturdida, confusa y desmoralizada a una clase obrera que reacciona como puede, de manera explosiva a veces, como los parados de Melilla, los empleados públicos en Murcia o los controladores, y como sucederá en nuevas explosiones sociales. La burocracia sindical, en ausencia de un referente sindical y político alternativo, encuentra en esta debilidad su margen de maniobra.

Pero también es cierto que, a diferencia de etapas anteriores como cuando los Pactos de la Moncloa, hoy la burocracia sindical no cuenta con el prestigio y el crédito social de entonces. Por eso el reto y la oportunidad para el llamado sindicalismo de clase alternativo es enorme. Se trata de redoblar esfuerzos para unir fuerzas y ampliar la base obrera del sindicalismo alternativo. La decisión de la mayoría sindical vasca y de la CIG de convocar huelga general para el día 27 de enero en Galicia y Euskal Herria, debe ser saludada y aprovechada para convertir el 27 en una jornada estatal de lucha, con paros para celebrar asambleas y movilizaciones en la calle. El apoyo de la mayoría de las organizaciones de la Plataforma Hay que Pararles los pies a esta iniciativa es un paso importante. Pero faltan muchos más. Falta la CGT que debe asumir sus responsabilidades y formar parte de esta iniciativa unitaria. Falta sumar a multitud de comités de empresa e incorporar a los sectores de oposición de CCOO. Hay que preparar entre todos una respuesta superior para antes de la aprobación de la ley.

El papel de los sectores critiCCOOs no puede ser el desempeñado hasta ahora. Quedarse en una oposición testimonial interna que no sale a la calle, no se suma a iniciativas unitarias y no esté dispuesta a movilizar, empezando por el 27 de enero, sería acabar como cómplices de la dirección del Sindicato

No hay atajos ni desesperaciones para responder a la situación, no hay otro camino que seguir aunando fuerzas para levantar un referente sindical de clase y alternativo que crezca y se fortalezca arropando las luchas y trabajando desde la base, para convertir en un clamor de millones la exigencia de huelga general y de una salida obrera a la crisis.

Corriente Roja | Para Kaos en la Red |

Tomado: kaosenlared.net

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