Imagen: PCF Balaruc Economista, especialista en protección social, nos da pistas para construir un nuevo sistema sanitario basado en la solidaridad |
¿El objetivo perseguido por los promotores de la ley Bachelot es realmente privatizar nuestro sistema sanitario ?
CATHERINE MILLS. Yo no diría que persigan la privatización completa. Lo que quieren es un nivel público básico, especialmente para los más enfermos, los más viejos, los más pobres, en resumen para todo lo que es demasiado caro y no es rentable. Y una parte privada para todos los que pueden pagar. Lo que significa la demolición completa de nuestros principios de sanidad solidaria, con igualdad de acceso a la atención sanitaria en todo el territorio y una atención de calidad para todos. La idea es por tanto mantener un “mix”, recurriendo cada vez más a la cooperación público-privada. En la lógica liberal en práctica hay que reducir los gastos públicos y sociales sanitarios, hacer aumentar la parte correspondiente a lo complementario y lo privado, que no forman parte de las prestaciones obligatorias. Lo que permite, en la misma jugada, reducir estas prestaciones, como reclama la patronal para rebajar los “costes laborales”.
El sector mercantil se jacta de ofrecer la misma atención sanitaria que el sector público a menor coste ¿Qué opina de ello ?
CATHERINE MILLS. Las reformas apuntan a armonizar la financiación de los sectores sanitarios público y privado poniendo a los dos en competencia, este es el objetivo de la tarificación de los servicios. El hospital público, que debe acoger a todos los que el privado nunca acogerá porque es demasiado caro, y que asume la investigación, los equipamientos pesados, las enfermedades raras, la formación, es evidentemente caro. El privado acoge todo que puede ser estandarizado, fácil de tratar. Se puede hablar de una competencia falseada y desleal.
Otro aspecto : la disminución de la cobertura de la Seguridad Social y la mayor demanda de seguros privados. En su opinión ¿Cuál es la perspectiva en este tema ?
CATHERINE MILLS. Nos alejamos cada vez más del principio de la Seguridad Social según el cual cada uno cotiza según sus medios y recibe según sus necesidades. Contra la idea de cuidados sociales a cubrir, se promueve la idea de riesgos individuales, se estará mejor cubierto cuanto más se pague. Avanzamos a un sistema de varias velocidades, a imagen de los Países Bajos, donde las mutuas privadas tienen un papel muy importante, y donde se produce una selección según la naturaleza del riesgo, grande o pequeño, según los ingresos, la edad… Un sistema portador de desigualdades sociales, desigualdades de salud, y que degrada los resultados sanitarios : los indicadores de esperanza de vida y de mortalidad infantil son peores en los Países Bajos que en Francia.
Construir un sistema sanitario a la vez solidario y eficaz, ¿Qué implica para usted ?
CATHERINE MILLS.
En primer lugar debatir los que son los gastos sanitarios. Estos van a crecer, vinculados al nivel de desarrollo, al envejecimiento, pero esto no es una desventaja, un hándicap. Contribuye al crecimiento (al nivel del 10% del PIB), a la creación de empleo, a desarrollar las oportunidades de las empresas a nivel territorial, a renovar la fuerza laboral. Por supuesto, los gastos sanitarios deben ser reorientados, especialmente hacia la prevención, la sanidad laboral, los riesgos medioambientales. Hay que definir objetivos sociales para un nuevo sistema que vaya hacia la gratuidad, es decir hacia un reembolso al 100% de la Seguridad Social, las mutuas deben jugar otro papel, especialmente en la prevención. Vemos que cuanto más gratuito es un sistema sanitario, como en los países escandinavos, más económico es, en el buen sentido del término, con más coordinación, seguimiento del paciente, mejores relaciones entre el hospital y su entorno. Y mejores son los indicadores de salud. Es necesario reformar la financiación de la Seguridad Social adaptando los tipos de cotización patronales según la política de empleo y de salarios de las empresas, lo que aumentaría los recursos. Además, una cotización sobre los ingresos financieros de los bancos y de las empresas, al mismo nivel que la cotización patronal al seguro de enfermedad (12,8%) reportaría decenas de miles de millones de euros. Construir un nuevo servicio público implica también salir de la gobernanza autoritaria establecida por la ley Bachelot, concentrada sobre el director del hospital, y que desprecia los derechos del personal y de los pacientes. Es necesario ir hacia nuevos poderes de los usuarios, en el seno del hospital y a nivel local. Frente a las ARS (agencias regionales de sanidad, NDT), para hacer contrapoder, son necesarias asambleas regionales de la salud, que partan de las necesidades de los ciudadanos.
Entrevista realizada por Yves Housson
Traducción: J.A.Pina
Tomado: L`Humanité
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