27 jun 2011

"Sin el libro de Hessel, la revuelta española no se habría producido"


Sylvie Crossman y Jean-Pierre Barou. Editores. La pareja inventó ‘¡Indignaos!', el fenómeno editorial que ha dado la vuelta al mundo
Indignaos! nació en sus cabezas. Sylvie Crossman, antigua corresponsal de Le Monde en EEUU y Australia, fue educada en la Polinesia francesa, donde se familiarizó con las poblaciones indígenas y su lucha contra el genocidio cultural. Mientras tanto, Jean-Pierre Barou combatía al lado de los maoístas franceses durante los años setenta, cuando frecuentó a Sartre, y fue uno de los fundadores del diario Libération antes de convertirse en editor de textos filosóficos para una gran editorial. Hace 15 años, ambos lo dejaron todo para fundar Indigène, una minúscula editorial con sede en Montpellier, respetada por sus escritos sobre las culturas primitivas. Pero nadie podía imaginar que este microscópico proyecto acabaría protagonizando el mayor fenómeno editorial de los últimos tiempos. Conversadores apasionados e infatigables, atendieron a Público desde el desván de su casa, donde sigue instalada la editorial que se inventó un libro que aspira a cambiar el mundo.

PÚBLICO: ¿Qué influencia ha tenido el libro de Stéphane Hessel en el Movimiento 15-M?

"Sin nosotros, el libro no existiría. Hessel nunca lo habría escrito"
Crossman: Sin este libro, la revuelta española no se habría producido. Existía un movimiento en gestación desde hace tiempo, pero el libro de Hessel ha sido la chispa que ha provocado este incendio. No nos extraña la intensidad que ha cobrado en España, donde ya nació una de las primeras resistencias a los totalitarismos del siglo pasado. La llama se reanima en el lugar donde se originó.

Barou: Lo que estamos viendo es el contagio imparable del virus del electrón libre. Se decía que los jóvenes estaban despolitizados, pero no es cierto. Lo que sucedía es que no querían ser representados por esos viejos políticos que han confiscado el sistema democrático. Son esos mismos jóvenes quienes deben reinventar el sistema. El resto no tenemos ningún derecho a indicarles el camino.

PÚBLICO: ¿Fue Hessel quien tuvo la idea de publicar el libro?

"Redactamos el texto a partir de tres entrevistas que él corrigió y validó"
Barou: La iniciativa fue nuestra, lo cual no siempre nos ha sido reconocido. Sin nosotros, el libro no existiría. Creo que Hessel, por su propia voluntad, nunca habría escrito este libro. Fuimos nosotros quienes fuimos a llamar a su puerta. Y fuimos nosotros quienes redactamos el texto a partir de tres entrevistas con Hessel, que después él corrigió y validó antes de su publicación. No me malinterprete: Hessel es la pieza maestra y no quiero minimizar su papel. Pero él mismo reconoce que, sin nuestra intervención, nada habría sido posible.

Crossman: La idea se nos ocurrióal ver a Hessel pronunciando un discurso improvisado durante una ceremonia conmemorativa de la Resistencia francesa. Hessel decía a los jóvenes que fueran con cuidado porque iban a perder todas las conquistas sociales. Les decía que tenían "el deber de indignarse". Así debía titularse el libro, pero lo cambiamos porque sonaba demasiado profesoral [risas]. Puede parecer extraño que una editorial especializada en culturas indígenas publique un libro así. En realidad, existen muchos parecidos. Las sociedades primitivas han sido víctimas del sistema económico occidental, del progreso tecnológico y de cierto totalitarismo mucho antes que nosotros mismos. Los aborígenes australianos figuran entre los más feroces opositores a los dictados de la modernidad occidental. Nos pareció que Hessel se encontraba en fase con ese espíritu de resistencia cultural.

PÚBLICO: ¡Indignaos!' ha sido un fenómeno político y social, pero también editorial. Aunque sus competidores les reprochan que los libros a tres euros nunca serán rentables.

"No nos extraña la intensidad que el movimiento ha cobrado en España"
Barou: Sí, todo el mundo nos imita, y a la vez nos dicen que vamos a hundir la industria editorial francesa Lo que no han entendido es que, para que el invento funcione, hay que seguir una práctica artesanal y no industrial. Hay que ser consecuente: si publicas libros a tres euros, también tienes que vivir gastándote tres euros. Es decir, renunciar a un sueldo de banquero. Lo que queremos es participar en un levantamiento de las conciencias y no hacernos ricos. Los demás copian nuestra idea, el precio, el autor y el formato, pero venden un 5% de lo que vendemos nosotros. Lo que nos diferencia de ellos es la credibilidad. Un gran grupo editorial nunca tendrá la credibilidad necesaria para publicar un libro como este.

Crossman: El sector se ha sentido amenazado, pero pueden estar tranquilos. No tenemos ninguna intención de competir con la edición tradicional. Hemos creado un nuevo género: el libro como arma no violenta, que nos incita a ser radicales en nuestras intenciones y no violentos en nuestras prácticas. Vamos a mantenernos fieles a él.

PÚBLICO: ¿Es cierto que Hessel renunció a su porcentaje por derechos de autor?

"A Hessel no le interesa el dinero. No cobra por los derechos de autor"
Crossman: No es exacto. Hesselno cobra nada por derechos de autor, pero sólo porque nos pidió que hiciéramos donaciones equivalentes a lo que habría ganado con el libro. ¿Que si se arrepiente de su decisión, después del éxito que hemos obtenido? No lo creo. A Hessel no le interesa el dinero. Vive con una pensión más que aceptable y no necesita más. Nosotros hemos cumplido con nuestra palabra. Acabamos de donar 100.000 euros al Tribunal Russell sobre Palestina [del que Hessel es presidente de honor]. Y también 30.000 euros al Collegium International, un think tank para el desarrollo internacional [en el que Hessel participa].

Barou: Le propusimos hasta tres veces que cobrara derechos de autor, pero se negó. Diría que Hessel entendió que el concepto de derechos de autor era ambiguo, puesto que el libro era hijo de los tres. Mire, somos transparentes sobre estos temas, porque no tenemos de qué avergonzarnos. Durante los últimos 15 años hemos ganado 600 o 700 euros al mes. Éramos felices, porque vivíamos de nuestra pasión, pero puede imaginarse lo difícil que ha sido criar a nuestros hijos. Todo el mundo nos dice que nos lo merecemos.

PÚBLICO: De los tres euros que cuesta cada libro, ¿cuántos se llevan ustedes?

"Hemos creado un nuevo género: el libro como arma no violenta"
Barou: Todo el mundo nos pregunta lo mismo [risas]. No es por esquivar la pregunta, pero es difícil calcularlo con precisión. Ahora estamos en pleno proceso de devoluciones, así que no puedo darle una cifra. En todo caso, cuando se publica un libro a tres euros, le aseguro que el margen de beneficio es muy pequeño. Si se descuenta lo que se lleva el impresor y el precio del papel, no nos queda casi nada. Nosotros queríamos publicar el libro a dos euros, pero nuestro contable nos lo prohibió. Después del éxito, lo primero que hicimos fue aumentar el salario de nuestros colaboradores y trabajadores a más del doble, como recompensa justa a muchos años de sacrificios.

PÚBLICO: Ambos tenían trabajos dignos y vidas confortables, pero lo dejaron todo para fundar esta editorial. ¿Les frustraban sus vidas anteriores?

Crossman: Yo iba para profesora de Literatura en la Escuela Normal Superior, uno de los centros universitarios más importantes en Francia. La idea de tener un destino tan banal me horripiló. Me dije que no había venido al mundo para adaptarme a ese molde. Me mudé a California a finales de los setenta, donde empecé a escribir para Le Monde y tuve la suerte de conocer a Henry Miller, que tuvo una gran influencia en mí, y me inculcó la misma idea. A Jean-Pierrelo conocí cuando era editor en una gran editorial de París. Creo que él tuvo miedo de convertirse en el típico editor parisiense pomposo y con una amante [risas]. Así que nos mudamos a Montpellier y montamos esto. Todo el mundo nos trataba de locos. Pero ahora podemos decir a nuestros hijos que hemos hecho algo nuevo con nuestras vidas. Y que nuestra existencia es única e irreemplazable. Se trata de un orgullo inmenso.

Barou: Si me muriera mañana, creo que lo dejaría todo en regla. Tendría la sensación de haber venido a la Tierra para hacer algo valioso.

Àlex Vicente

Tomado: La República.es
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