En las escuelas se enseña que Estados Unidos de América es una democracia. El gobierno se estableció “de, por y para el pueblo” y más tarde un presidente, Abraham Lincoln, pidió al pueblo de la nación que se uniera a la guerra civil y muriera en ella para que semejante cosa nunca pereciera de la faz de la tierra. Aparte del hecho de que la frase nunca fuera acorde con la verdad, hoy se ha convertido en un absurdo total. El Tribunal Supremo ha declarado de una vez por todas que son las corporaciones quienes gobernarán. Ahora, Estados Unidos de América se describe mejor como una "corporatocracia". Estas creaciones capitalistas cuyo Dios es Mammon* son las dueñas del gobierno y de quienes lo establecen. Las corporaciones son, por supuesto, diferentes del pueblo. Carecen de emociones humanas. Por su propia naturaleza son incapaces de generar empatía. No sienten nada si el pueblo sufre explotación, si el pueblo vive en la miseria o si el pueblo muere horriblemente. A Union Carbide no le afectaron las miles de personas que murieron y que mueren en Bhopal. Únicamente registró en la hoja de balance 470 millones de dólares de pérdidas dedicados a la futura viabilidad corporativa bajo un nuevo nombre, Dow Chemical.
No se razonará con la corporación ni se le suplicará o se le recriminará para que cambie su curso, ni siquiera cuando la vida en el planeta está pendiente de un hilo. McDonald's se encuentra en el proceso de enseñar a Starbucks que incluso el hecho de fingir tener conciencia social es una estrategia de marketing fallida. La corporación sólo reconoce y reacciona ante las amenazas a sus suministros-beneficios. Así que un sentido las corporaciones comparten algo con los seres humanos. Tienen un instinto de autoconservación y mueren si se ven privadas de un elemento vital. Mientras que los seres humanos necesitan aire y agua, el elemento vital de las corporaciones son esos beneficios trimestrales. La corporación debe tener beneficios y después aún mayores beneficios en el futuro. Los beneficios de las corporaciones deben crecer, ¡siempre! Irracional, imposible e insostenible, pero así es la naturaleza de la bestia, como los lemming que se precipitan en manada al mar.
Los parámetros son los mismos en cada rincón de la economía globalizada. El mayor beneficio posible es producto de la mayor productividad posible y el salario más bajo posible. Las corporaciones estadounidenses han deslocalizado todo lo que no está establecido en países con bajos salarios. En el desindustrializado Estados Unidos hoy no se fabrica nada. Las llamadas del servicio a los consumidores estadounidense se responden en Irlanda, India, Filipinas y la República Dominicana. Las pelotas que se usan en la liga de béisbol se fabrican en Haití y el reciente terremoto mortal no va a cambiar esto. [Las deportivas] AirJordans salen de las fábricas de Nike donde se explota a los trabajadores que están situadas en Indonesia.
Microsoft lleva a cabo el 85% de sus investigaciones en Estados Unidos de modo que Bill Gates lucha para eliminar las restricciones del visado de trabajo básico estadounidense para traer de India o Taiwan trabajadores cualificados en alta tecnología que cobran bajos salarios. La sede central de Halliburton está ahora en Dubai y se prepara para recibir a su antiguo jefe, Dick Cheney, en su jubilación. Para sobrevivir bajo su imperativo del beneficio, las corporaciones deben emprender un interminable proceso de consolidación. Hay una consolidación por integración horizontal. Por ejemplo, antaño muchas corporaciones estadounidenses salpicaban el paisaje de fabricación estadounidense de coches. En los últimos años todo dependía de los Tres Grandes... Hoy, Chrysler está condenada, se mantiene a Ford artificialmente con vida y General Motors está hincada de rodillas. En el mundo corporativo del futuro inmediato los coches se fabricarán en Japón, China o India. En última instancia, la industria instalará una entidad corporativa. Hay consolidación por integración vertical y su campeón es Wal-Mart, la mayor corporación del mundo. Wal-Mart ha convertido al gobierno chino en socio. Trabajando juntos, los dos socios han convertido China en un campo de trabajo con salarios de hambre. China provee a Wal-Mart, así que ésta no necesita vendedores locales como el ahora destruido Rubbermaid.
Armado con los costes más bajos de producción, Wal-Mart se alza en una esquina cada dos calles vendiendo todo tipo de artículos que se pueda imaginar y cada servicio al que la corporación puede echar el anzuelo. Wal-Mart arrasa las economías locales y luego recoge sus pedazos para convertirse en la única carnicería, panadería y fabricante de velas de la población. Recientemente la corporación ha dado el paso de ofrecer servicios bancarios en sus tiendas. Durante el ascenso al poder absoluto de las corporaciones se ha vaciado al gobierno estadounidense. Las elecciones se han convertido en un elaborado “reality show” que actúa en las televisiones de las corporaciones para entretenimiento de la audiencia. Si usted mira [el canal de television] FOX, su realidad es filtrada a través de Newscorp de Rupert Murdoch, NBC es las noticias de General Electric, CNN es las de Time/Warner, ABC le lleva al mundo de Disney y Viacom comprueba regularmente el icónico departamento de noticias de CBS para asegurarse de que Edward R. Murrow sigue muerto. Es entonces cuando Viacom está preparando a la juventud estadounidense para la esclavitud y la muerte a través de MTV y B.E.T.
Las corporaciones son quienes hacen el recuento real de los votos del pueblo estadounidense. No es de extrañar que el gigante contratista de defensa haya recibido recientemente esta tarea de manos de Diebold. Los centinelas de las corporaciones, los miembros de los lobbies, deambulan por los vestíbulos del gobierno haciendo respetar la disciplina entre sus manos asalariadas, permitiendo a los más serviles alimentarse abundantemente a costa del público. Así, en treinta años el Congreso no ha aprobado ninguna legislación ni el Tribunal Supremo ha sentenciado sobre ningún caso en el que haya por medio una riquezaa significativa a favor del pueblo. Ahora todas y cada una de las decisiones del gobierno estadounidense transfieren riqueza del pueblo a los amos de las corporaciones.
Ahora las corporaciones tienen puesta la vista en lo último que queda de los pilares institucionales de la democracia estadounidense.
El Business Roundtable**, la Fundación Gates y la Fundación de la Familia Walton han estado trabajando con todas sus fuerzas para aplastar las escuelas públicas. Wall Street está financiando la campaña para lograr que sus banqueros obtengan control del fondo del trust de la Seguridad Social. Y toda la pandilla corporativa está resuelta a “hacer pasar hambre a la bestia” o acabar con a los gobiernos estatal y local. Donde mejor se expresa el éxito de su campaña probablemente sea Hawaii, en la que la cantidad de días que los niños pasan en el colegio ha pasado de 180 a 163; Detroit, donde los profesores devolverán al Estado 500 dólares de una paga; Nueva Orleans donde ya sólo queda un puñado de escuelas públicas; y los Estados desde California a Nueva York y Florida, donde los presupuestos de las escuelas públicas han sido rebajados drásticamente al mínimo. Y, finalmente, está el acontecimiento de peor agüero de todos. Las corporaciones han empezado a formar su propia Guardia Pretoriana. La masacre de civiles iraquíes y las patrullas por las calles de Nueva Orleans arrasadas por el huracán han convertido a Xe, antes Blackwater Worldwide, antes Blackwater USA, en uno de los más famosos nuevos ejércitos corporativos. Contrariamente a cualquier noción de efectividad en los costos, los mercenarios protegen al personal del Departamento de Estado estadounidense en Iraq en vez del ejército regular. No parece que tenga sentido, a menos que la corporatocracia esté mirando hacia el futuro al día en que no puedan confiar en el ejército estadounidense para llevar a cabo los ataques contra una resistencia del pueblo estadounidense.
Paul A. Moore
Information Clearing House
Tomado de Rebelión
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