La escritora sobre seguridad nacional para Associated Press vio a través de la propaganda, pero al parecer decidió publicarla a pesar de todo.
“El secretario de defensa Robert Gates, con la intención de mostrar progreso en la guerra expandida contra insurgentes en el sur de Afganistán, emprendió un breve paseo, fuertemente protegido, el martes por una calle llena de surcos en esta destartalada ciudad-mercado en la que los talibanes disparaban morteros contra las fuerzas de EE.UU. hace sólo semanas,” Anne Gearan informa para AP.
Nawzad (Now Zad) fue la escena de la primera ofensiva militar significativa después del anuncio del presidente Barack Obama a comienzos de diciembre de que agregaría 30.000 soldados adicionales sobre los 17.000 que ya había enviado a la debilitada guerra.
Con el poder de fuego adicional, los marines entraron a Nawzad en diciembre pasado, expulsaron rápidamente a los combatientes talibanes que habían capturado la ciudad hace cuatro años y obligaron a todos los civiles a huir. Familias que habían vivido en Nawzad durante generaciones huyeron de sus casas dejando colgada la ropa recién lavada, dijo un alto oficial estadounidense en el distrito, el brigadier general Larry Nicholson de los marines.
“Hace unos pocos meses este lugar era un pueblo fantasma, una zona prohibida,” dijo Gates según informes. “Ahora, como comprobé personalmente, los negocios están abriendo, la gente vuelve.”
Después de ocho párrafos, la periodista de AP señala que “el paseo de Gates” necesitó “guardias armados frente a y detrás de su persona y soldados con tenida de combate situados a lo largo de su breve ruta.”
Después de trece párrafos, Gearan termina por señalar: “Irónicamente, para demostrar que la ciudad era suficientemente segura para la visita de Gates, las fuerzas de EE.UU. mantuvieron a raya a toda la gente por cuyo retorno habían combatido los marines.”
El lunes, el periodista e historiador Gareth Porter escribió sobre cómo los medios cayeron en la trampa “para presentar Marja como el objetivo de la ‘Operación Moshtarak’ creando la falsa impresión de que es una ciudad de de gran tamaño.”
Durante semanas el público de EE.UU. siguió la mayor ofensiva de la Guerra de Afganistán contra lo que se dijo era una “ciudad de 80.000 personas” así como el centro logístico de los talibanes en esa parte de Helmand. Esa idea fue un elemento central en la impresión general creada en febrero de que Marja era un importante objetivo estratégico, más importante que otros centros de distrito en Helmand.
Resulta, sin embargo, que la visión de Marja presentada por funcionarios militares y obedientemente repetida por importantes medios noticiosos es uno de los más claros y dramáticos actos de desinformación de toda la guerra, aparentemente orientada a publicitar la ofensiva como un hito histórico en el conflicto.
Marja no es una ciudad o siquiera un verdadero pueblo, sino más bien unos pocos grupos de casas de agricultores o una gran área que cubre parte del valle del río del sur de Helmand.
“No es en nada urbana,” admitió el domingo ante IPS un funcionario de la ISAF que pidió que no se le identificara. Calificó a Marja de “comunidad rural.”
Porter señaló que la campaña de propaganda probablemente se ordenó desde arriba.
Una tarea central de “operaciones de información” en las guerras de contrainsurgencia es “establecer la narrativa de COIN [contrainsurgencia]”, según el Manual de Campo de Contrainsurgencia del Ejército tal como fue revisado por el general David Petraeus en 2006.
Esa tarea es usualmente cumplida por “comandancias superiores” en lugar de responsables en el terreno, como señala el manual.
El manual de COIN establece que los medios noticiosos “influencian directamente la actitud de audiencias clave hacia los contrainsurgentes, sus operaciones y la insurgencia que se les opone.” “El manual se refiere a “una guerra de percepciones… realizada continuamente utilizando los medios noticiosos.”
El general Stanley A. McChrystal, comandante de la ISAF, estaba evidentemente preparándose para librar una guerra semejante antes de la operación Marja. En observaciones hechas justo antes del comienzo de la ofensiva, McChrystal invocó el lenguaje del manual de contrainsurgencia diciendo: “Todo esto es una guerra de percepciones.”
El Washington Post informó el 22 de febrero de que la decisión de lanzar la ofensiva contra Marja tenía en gran parte la intención de impresionar a la opinión pública estadounidense con la efectividad de los militares de EE.UU. en Afganistán mostrando que pueden lograr una “victoria grande y resonante.”
La falsa impresión de que Marja era una ciudad importante formaba parte integral de ese mensaje.
El año pasado, Brad Jacobson de RAW STORY informó: “un alto personaje clave en el programa encubierto del Pentágono en el gobierno de Bush, que utilizó a analistas militares en retiro para producir una cobertura noticiosa positiva de tiempos de guerra, sigue actualmente en el mismo puesto como portavoz jefe del Departamento de Defensa de Obama y jefe de todas las operaciones mediáticas de la agencia.
En un examen de los documentos del Pentágono que el New York Times obtuvo a través de una solicitud según la Ley de Libertad de la Información –que el periodista David Barstow presentó en su denuncia del programa de abril de 2008 que ganó el Premio Pulitzer– Raw Story ha establecido que Bryan Whitman aparece en más de 500 correos electrónicos y transcripciones, revelando que el vicesecretario adjunto de Defensa para operaciones mediáticas fue uno de los altos participantes y miembro activo del programa.
El programa fue ostensiblemente dirigido por la oficina de asuntos públicos para relaciones con la comunidad del Pentágono, como parte de su esfera de acción, con la participación de encargados políticos, de modo más visible en esos documentos por la entonces jefa de relaciones con la comunidad Allison Barber y el director Dallas Lawrence.
Pero como Barstow señaló en su informe, al realizar el programa desde esa oficina en lugar de la oficina regular de prensa de la agencia, “la decisión recordó otras tácticas del gobierno de Bush que socavaron la base del periodismo tradicional.” Aparte de ocultar la verdadera naturaleza del programa y la participación de oficiales militares en retiro, esa táctica produjo otro efecto.
Suministró a Bryan Whitman, un empleado civil de carrera y alto funcionario del Departamento de Defensa que supervisa la oficina de prensa y todas las operaciones mediáticas, una cobertura si y cuando el programa fuera revelado.
Ron Brynaert
ICH/Raw Story
Tomado de Rebelión
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