9 feb 2012

Seymour Hersh: La propaganda que sirvió para preparar la guerra de Iraq está siendo reutilizada en Irán


Mientras Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá tienen previsto anunciar en estas fechas un conjunto coordinado de sanciones contra la industria del petróleo y petroquímica de Irán, el periodista de investigación de larga trayectoria, Seymour Hersh, cuestiona el creciente consenso sobre el supuesto programa iraní de armas nucleares.



La presión internacional ha ido en aumento contra Irán desde que la Agencia Internacional de Energía Atómica reveló en un informe las “posibles dimensiones militares” de las actividades nucleares de Irán, citando pruebas “creíbles” que “indican que Irán realizó actividades relacionadas con el desarrollo de un artefacto explosivo nuclear”. En su último artículo para el blog del The New Yorker, titulado “Irán y el OIEA” (1), Hersh afirma que el reciente informe es un “documento político”, no un estudio científico. "Ellos [el Comando Conjunto de Operaciones Especiales] no encontraron nada. Nada. No hay ninguna prueba del emplazamiento de armas", afirma Hersh. "En otras palabras, no hay pruebas de que exista un lugar donde puedan construir la bomba. Tienen instalaciones para enriquecimiento, pero no tienen otras instalaciones para construir una bomba. Esto es sencillamente así".
AMY GOODMAN: Hoy, Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá tienen previsto anunciar un conjunto coordinado de sanciones contra Irán. ABC News y el Wall Street Journal informan que las sanciones irán dirigidas contra la industria del petróleo y petroquímica de Irán. La semana pasada, el presidente Obama advirtió de que no se han excluido ningún tipo de opciones.


BARACK OBAMA: Las sanciones tendrán efectos drásticos y enorme alcance, y estamos construyendo una plataforma que ya ha sido establecida. La pregunta es, ¿existen medidas adicionales que podemos tomar? Vamos a explorar todas las vías para ver si podemos resolver este asunto diplomáticamente. He dicho muchas veces, y lo confirmo hoy, que no estamos excluyendo ninguna opción.

AMY GOODMAN: La presión internacional sobre Irán ha ido en aumento desde que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) reveló en un informe –cito textualmente – “las posibles dimensiones militares” de sus actividades nucleares. EL OIEA dijo que había pruebas “creíbles” e indicó [que] “Irán ha llevado a cabo actividades relacionadas con el desarrollo de un dispositivo nuclear explosivo.” Asimismo, el OIEA aprobó una resolución el pasado viernes, expresando su “creciente preocupación” por el programa nuclear de Irán de acuerdo con las conclusiones del informe.

El presidente del Parlamento de Irán, Alí Larijani, anunció ayer que Irán revisará sus relaciones con el OIEA como consecuencia del informe. Larijani indicó que podría resultar difícil para Irán seguir cooperando con el organismo de control nuclear.


ALÍ LARIJANI: Si este organismo actúa en el marco de la Carta lo aceptamos, como miembros de las Naciones Unidas, y cumpliremos con nuestras responsabilidades. Pero si la agencia pretende desviarse de sus responsabilidades, entonces no debe esperar cooperación de la otra parte.

AMY GOODMAN: Palabras del presidente del Parlamento iraní. Mientras tanto, algunos iraníes han expresado el deseo de una mayor cooperación con el OIEA.


SAÍD BAHRAMI: Teniendo en cuenta el hecho de que el gobierno ha hecho un montón de aclaraciones, sería mejor que aumentara su cooperación con el OIEA y que éste vea por sí mismo, de cerca; con lo que no habría pretexto para las grandes potencias.

AMY GOODMAN: La semana pasada, el Pentágono confirmó que ha recibido nuevas bombas anti-búnker –bunker-busting bombs- de alto poder destructivo, capaces de destruir sitios subterráneos, incluidas las instalaciones nucleares de Irán. Estas bombas, de cerca de quince toneladas de peso, tienen seis veces el tamaño del actual arsenal anti-búnker de la Fuerza Aérea.

Las nuevas sanciones contra Irán son también una continuación de las denuncias estadounidenses del mes pasado en el sentido de que funcionarios iraníes estuvieron involucrados en un frustrado complot para matar al embajador saudí en Washington. EE.UU. tiene previsto anunciar hoy que el sector financiero de Irán constituye una “preocupación de primer orden en materia de lavado de dinero.” Esta frase desencadena una disposición de la USA Patriot Act que advierte a las empresas europeas, asiáticas y latinoamericanas que se les podría impedir hacer negocios con Estados Unidos si continúan trabajando con Irán.

Así pues, para hablar más sobre las sanciones y las implicaciones del informe del OIEA, nos vamos a Washington, DC, para hablar con el periodista de investigación, ganador del Premio Pulitzer, Seymour Hersh, que ha estado informando sobre Irán desde hace una década. Su último trabajo para el blog del The New Yorker, se titula “Irán y el OIEA” y se puede leer en ese sitio (1).

Bienvenido a Democracy Now!, señor Hersh. Háblenos de lo que usted considera que debería saberse sobre lo que está pasando en Irán en este momento en lo que respecta al sector de la energía nuclear.

SEYMOUR HERSH: Bueno, usted ha mencionado Iraq. Es precisamente eso, casi el mismo tipo de… no sé si llamarlo “psicosis”, pero es una especie de mundo de fantasía que se está construyendo allí, como se construyó en Iraq, el mismo tipo de… se trata de lecciones no aprendidas, obviamente. Mire, he estado escribiendo sobre Irán y podría decirle que desde 2004, con George Bush, y en particular con su vicepresidente, Cheney, estábamos… Cheney estaba particularmente preocupado por que hubiera centros secretos de construcción de un arma atómica, lo que es muy diferente al simple enriquecimiento. Tenemos enriquecimiento de uranio en Irán. Ellos mismos lo han reconocido, tienen inspectores allí, hay cámaras allí, etc. Irán es un país signatario del Tratado de No Proliferación y nadie les está acusando de hacer trampas. De hecho, ese último informe que tanto ha conmocionado a todos dice también que, una vez más, no han encontrado ninguna evidencia de que Irán esté desviando el uranio que está enriqueciendo. Y también que lo está enriqueciendo básicamente a niveles muy bajos para fines pacíficos, según dicen, un 3,8 por ciento. Así pues, hay un pequeño porcentaje enriquecido al 20 por ciento para uso médico, pero eso es bastante pequeño y también está bajo las cámaras, bajo inspección.

Lo que tenemos es que en aquellos días, en los años 2004, 2005, 2006, 2007, hasta el final de su mandato, Cheney mantuvo su Mando conjunto de operaciones especiales (Joint Special Operations Command–JSOC) que envía equipos al interior de Irán. Trabajan con diferentes grupos de la disidencia –azeríes, kurdos, incluso jundallah, que es un grupo sunita de oposición muy fanático– y hacen todo lo posible para tratar de encontrar pruebas de una instalación subterránea no declarada. Monitoreamos todo, ejercimos una vigilancia increíble. En aquellos días, lo que hicimos entonces, podemos incluso mejorarlo hoy día. Y algunas de estas cosas son muy técnicas, muy secretas, pero te puedo asegurar que no hay muchas cosas que puedes hacerse en estos momentos en Irán sin que nos enteremos de alguna manera. No han encontrado nada. Nada. No hay evidencia alguna de armas. En otras palabras, no hay pruebas de que haya instalaciones para construir la bomba. Tienen instalaciones para enriquecer, pero no instalaciones separadas para construir una bomba. Esto es así, simplemente es un hecho. No lo hemos encontrado, si es que existe. Sigue siendo una fantasía. Todavía queremos pensar –mucha gente piensa en efecto– que exista.

El gran cambio, en las últimas semanas, fue que el OIEA salió con un nuevo informe. Y no es un informe científico, es un documento político. Recoge muchas de las viejas acusaciones que se han hecho en los últimos años, acusaciones que fueron examinadas por el OIEA, bajo la dirección de Mohamed El-Baradei, que dirigió el OIEA durante 12 años, el egipcio que ganó un Premio Nobel de la Paz por su trabajo, alguien muy escéptico respecto a Irán al principio y que fue haciéndose menos escéptico a medida que Irán se fue abriendo más y más. Sin embargo, hay ahora nuevo director del OIEA, un funcionario japonés llamado Amano, perteneciente a un partido japonés de derechas. Estoy seguro de que es un hombre honorable, que se cree lo que dice creer. Pero resulta que tenemos una serie de documentos que WikiLeaks consiguió de la embajada estadounidense en Viena, una de las embajadas en Viena, informando de lo maravilloso que era que Amano estuviese allí. Esto es del último año. Estos documentos fueron publicados por el grupo de Julian Assange y son muy importantes, porque lo que dicen los documentos es que Amano ha prometido lealtad a Estados Unidos. Tengo entendido que fue elegido siendo un candidato marginal. Los estadounidenses lo apoyamos mucho. Hicieron falta seis votaciones. Todo el mundo lo consideraba débil, pero nosotros seguimos apoyando su candidatura al puesto. Y conseguimos que lo pusieran allí. Él respondió dándonos las gracias y afirmando que comparte nuestros puntos de vista, que comparte nuestros puntos de vista sobre Irán. Él va a hacer… básicamente… era toda una expresión de amor. Él va a hacer lo que nosotros queramos.

Este nuevo informe no dice nada nuevo. Esto no lo digo yo. Está en el artículo que hice para el blog del New Yorker… tiene más información. Hablé con ex inspectores. Son voces distintas de las que se leen en el New York Times y el Washington Post. Hay otras personas de las que no se informa, que son mucho más escépticas sobre este informe pero que no los vemos en la cobertura de la noticia. Así que lo que estamos recibiendo, aquí en la prensa diaria mayoritaria, es una pequeñita porción del análisis de este informe. Hay un análisis completamente diferente, que se resume en estas palabras: muy poco de nuevo.

Y la forma en que funcionan estas cosas, Amy, es también vieja. Un informe que aparece en un periódico de Londres, que resulta ser falso, que resulta ser propaganda, lanzado por nosotros o por servicios secretos europeos, no está claro... Todo esto sucedió, si recordamos bien, con la historia de Ahmed Chalabi, durante la preparación para la guerra en Iraq, todo esto, ya sabes, los grandes arsenales grandes que existían en el interior de Iraq. El mismo tipo de propaganda que se está utilizando ahora se ha visto en los últimos años, en la última década, en varios periódicos. El OIEA lee estas cosas y decide que no es verdad… que es un montaje, o que al menos no está fundamentado en nada que ellos conozcan. Todos estos informes antiguos, creo que con la excepción de un nuevo estudio que fue puesto publicado el OIEA… había probablemente 30 ó 40 documentos antiguos, con sólo tres posteriores a 2008, todos los cuales son, según muchas personas dentro del OIEA, montajes que no merecen casi ninguna confianza. Así que ahí estamos.

AMY GOODMAN: Así que, Hersh, nos dice usted que no es información nueva. Que se trata de un nuevo jefe del OIEA, que es lo que hace la diferencia. ¿Puede hablarnos más sobre la infiltración de EE.UU. en Irán, el JSOC en Irán, la vigilancia sobre Irán?

SEYMOUR HERSH: Por supuesto. Es decir, el tipo de cosas que hacían. Te podría decir cosas que eran secretas ocho, nueve años atrás. Por ejemplo, si había una instalación subterránea que pensábamos que era… en la que veíamos movimientos de excavación, digamos, en una zona de montaña, poníamos en el camino, cuando había camiones arriba y abajo de la carretera, poníamos a lo largo de la carretera lo que aparentaban ser piedras. De hecho, eran sensores que podían medir el peso de los camiones que entraban y salían. Si un camión entraba ligero de peso y salía con carga se podía suponer que estaba saliendo con tierra, que estaban excavando. Hacíamos este tipo de control.

También hemos puesto todo tipo de contadores pasivos, de medidores de radiactividad. Uranio, incluso plutonio… la mayor parte del material que manejan es uranio enriquecido. No están fabricando plutonio. Sin embargo, se le puede seguir el rastro porque en un momento dado hay que moverlo. Una vez se saca y se empieza a transportar, se puede rastrear. Es fácil encontrar contadores Geiger, si se quiere, para usar ese término pasado de moda. Se puede medir la radiactividad y ver si hay aumento. En ocasiones, entrábamos en un edificio –nuestras tropas quiero decir, a veces incluso con estadounidenses–, un edificio en Teherán, donde se pensaba que había algo sospechoso en marcha, organizábamos un tumulto en la calle, mientras sacábamos unos cuantos ladrillos y colocábamos otros con un contador Geiger, si se quiere, o un dispositivo de medición para ver si en ese edificio se estaban haciendo algún tipo de enriquecimiento que no conociéramos.

Y también tenemos una capacidad increíble de buscar aberturas de ventilación desde el aire, desde los satélites. Si usted está construyendo una instalación subterránea, tiene que ventilarla. Tiene que conseguir que entre aire limpio. Que se elimine el aire contaminado y que entre aire fresco. Así que, tenemos chicos que son expertos, gente tremenda incrustada en la comunidad. Algunos de ellos se retiraron y crearon una empresa privada para llevar a cabo esta misión. Ellos monitorizan la vigilancia aérea en busca de aberturas de ventilación, a fin de encontrar un patrón, tratar de encontrar un patrón, de una instalación subterránea. Nada. No se encontró nada.

Y lo más importante es que nosotros y el OIEA, incluso también este nuevo informe, afirmamos que –permítanme hacer hincapié en esto– si no se está desviando uranio, si no está desapareciendo uranio de los libros y se está transportándolo a escondidas a otro lugar a fin de construir la bomba –y en este sentido el OIEA es absolutamente categórico– todo lo que se están enriqueciendo, cualquiera que sea el porcentaje al que lo enriquezcan, está bajo la vigilancia de las cámaras y la inspección de los inspectores. Todo está abierto, en virtud del Tratado, el tratado de salvaguardia. Nadie está acusando a Irán de violar el Tratado. Sólo los acusan de hacer trampas al margen, o de que hay alguna prueba de que las están haciendo. Y no ha habido evidencia de un desvío. Así que si usted va a hacer una bomba, va a tener que traer el uranio de otro lugar. Y teniendo en cuenta el tipo de vigilancia que tenemos, esto va a ser difícil de conseguir, importarlo de un tercer país, traer el uranio y enriquecerlo, o traer uranio enriquecido. Es sólo una posibilidad remota.

Y lo que tenemos es, como ya he dicho, una especie de histeria, la misma que había sobre Iraq que vuelve sobre Irán. Y esto no es un alegato en favor de Irán. Hay un montón de cosas que los iraníes hacen y que son inaceptables, la manera en que tratan a la disidencia, etc. etc. Así que sólo estoy hablando en el contexto de la algarabía que se está montando. Y en cuanto a las sanciones se refiere, disculpen pero hemos estado sancionando a Cuba durante 60 años, y Castro… ya sabes, puede que esté enfermo, pero todavía está allí. Las sanciones no van a dar resultado. Estamos ante un país que produce petróleo y gas, cada vez menos pero sigue habiendo mucho. Y tienen clientes en el Lejano Oriente. Los iraníes tienen compradores de su energía. Nosotros somos los perdedores en este asunto.

AMY GOODMAN: ¿Podemos comparar el gobierno de Obama con el de Bush en lo que respecta a Irán?

SEYMOUR HERSH: No puedo encontrar una comparación. Lo mismo, un poco menos belicoso, pero lo mismo… Tengo razones para creer que, a diferencia de Bush, el presidente Obama está realmente preocupado por un ataque. No quiere que los israelíes bombardeen Irán. Ese es el tipo de discurso que hemos estado leyendo en la prensa últimamente.

Y hay nuevos artilugios, como usted mencionó, bombas de 14.000 kg, construidas por Boeing, creo. El problema es que la mayoría de las instalaciones de Irán, las que conocemos, las instalaciones declaradas para ser inspeccionadas con cámaras, un lugar llamado Natanz, están a 20 ó 25 metros bajo tierra. Y tendríamos que lanzar un montón de bombas para hacerle algún daño de consideración. Por supuesto que podríamos dañarlo, pero el costo a nivel internacional sería tremendo. La justificación para ir y bombardear es tan vaga y tan nimia. Se han hecho estudios, estudios técnicos del MIT y otros lugares, que muestran que el gobierno israelí también ha participado con sus científicos en estos estudios, que muestran que sería muy difícil hacer un daño significativo dada la profundidad de las instalaciones subterráneas. Pero se sigue oyendo hablar de este asunto.

Además, mira, este presidente no ha dicho nada acerca de lo que está pasando otra vez en la plaza Tahrir. Estamos mudos. Ha estado mudo ante este tipo de belicosidad. Pero mi opinión, a partir de información interna, él comprende mejor estos asuntos. Creo que lo que hay ahora es un juego político para hacerlo aparecer como un duro. Ya sabes, todo el mundo va detrás del voto independiente. No sé por qué. No sé por qué es tan importante ir tras personas que no pueden decidir si son demócratas o republicanos, pero parecería que estamos jugando a eso.

AMY GOODMAN: Bueno, pasemos a la respuesta de Israel al informe del OIEA. Ayer, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, dijo en una entrevista con la CNN ha llegado el momento para lidiar con Irán. Cuando se le preguntó concretamente si Israel atacaría a Irán, respondió así:


EHUD BARAK: No creo que sea un tema de debate público. Pero te puedo decir que el informe del OIEA ha tenido un impacto preocupante en muchas partes del mundo, en los líderes y la opinión pública. Y la gente entiende que ha llegado el momento. Amano reveló sin ambages lo que encontró, a diferencia de Baradei. Y se ha convertido en un problema importante, que creo que se ha convertido, correctamente, en un motivo importante de sanciones, de intensa actividad diplomática, con carácter de urgencia. La gente entiende ahora que Irán está decidido a conseguir armas nucleares. No hay otra explicación posible o concebible para lo que han estado haciendo. Y es preciso pararlo.

AMY GOODMAN: He aquí al ministro de Defensa israelí, Ehud Barak. ¿Su respuesta?

SEYMOUR HERSH: Bueno, lo que me pone nervioso es que Barak y Bibi, Bibi Netanyahu, estén de acuerdo en esto. Ellos no están siempre de acuerdo en muchas cosas. Ambos están de acuerdo, y esto es preocupante porque, de nuevo, es un tema político. El país se está derechizando rápidamente; Israel, por supuesto. Y yo sólo puedo decir que también he hablado, por desgracia, de que las reglas del juego están tan mal en Israel. No no lo puedo escribir, pero he hablado con gente de muy alto nivel en los servicios de inteligencia de Israel. Si te fijas, no se oye mucho sobre eso, pero el ex jefe del Mossad, Meir Dagan, que dejó su puesto –el hombre que orquestó los intentos de asesinato en Dubái, etc., es decir, no una paloma precisamente– ha afirmado con toda vehemencia la locura que significa atacar Irán, con el argumento de que no está claro lo que tienen. Están sin duda muy lejos de la bomba. Israel ha estado diciendo desde hace 20 años que están a seis meses de fabricar una bomba.

Pero te puedo decir que he hablado con altos funcionarios israelíes, en Israel, que me han dicho, que están al corriente de que Irán, tal como informaron los servicios de inteligencia estadounidenses, creo que fue en 2007, en su informe National Intelligence Estimate (Estimación de inteligencia nacional–NIE), dijo, en esencia, que Irán pretendió conseguir la una bomba. Irán sufrió una guerra de ocho años con Iraq, una guerra terrible, de 1980 a 1988, en la que, por cierto, Estados Unidos se puso del lado de Iraq, de Saddam Hussein en ese momento. Entonces Irán, en los años siguientes, comenzó a preocuparse por los rumores lanzados por Iraq sobre la construcción de un arma nuclear, lo que parecía viable en ese momento, digamos en 1987; pero de 1997 a 2003 nada de nada, según afirmó el NIE estadounidense en 2007, aumentado en 2011. Escribí sobre ello hace un año en The New Yorker, afirmando que sí, que Irán contempló la fabricación de una bomba, pero de ninguna manera –sabían que no podían– como disuasión ante Estados Unidos o Israel. No son tontos. La sociedad persa tiene ya alrededor de veinte siglos. No nos pueden disuadir. Tenemos demasiadas bombas. Ellos pensaron que quizás podían disuadir a Iraq. Después nuestra invasión y ocupación de Iraq en 2003 se detuvieron. Así que habían hecho algunos estudios. Estamos hablando de modelos de computadora, etc. no de edificios. Sin duda abrigaban la idea de conseguir una bomba o llegar al punto en el que tal pudieran fabricar una. Lo hicieron, pero se detuvieron en 2003.

Hasta ahí el consenso americano. Y los israelíes te dirán en privado, “Sí, estamos de acuerdo.” Abandonaron la mayor parte de su planificación, incluso sus estudios, en 2003. La posición israelí es que no se detuvieron porque vieran lo que hicimos en Iraq, sino porque –según me dijo un general israelí– lo poco que nos llevó destruir Iraq. Hicimos en tres semanas, lo que ellos no pudieron hacer en ocho años. Ellos pensaban que serían los próximos. Sin embargo, el consenso era que sí, que se detuvieron. Y además, si usted le pregunta a gente seria, israelíes inteligentes de los servicios secretos –y hay muchos– “¿de verdad cree que si consiguen la bomba –y no tienen una ahora– podrían atacar Tel Aviv?” la respuesta sería, “¿crees que están locos? Los incineraríamos. Por supuesto que no. Ellos llevan ahí 2.000 años. Eso no va a suceder”. Su temor es que les facilitasen la bomba a alguien más, etc.

Pero hay un elemento de racionalidad de la comunidad de inteligencia israelí que no está siendo expresado por sus dirigentes políticos. Es la misma locura que tenemos aquí. Hay un elemento de racionalidad en nuestra comunidad de inteligencia que dice –en 2007 y lo ha dicho de nuevo el año pasado– que no tienen la bomba. No la están fabricando. Está en la NIE, dieciséis organismos están de acuerdo, dieciséis a cero en una votación interna; antes de eso, hicieron una actualización en el año 2011 del estudio de 2007 y llegaron al mismo lugar. No hay nada. Eso no quiere decir que no tengan sueños. Esto no significa que los científicos no hagan estudios informatizados. Esto no quiere decir que los físicos de la Universidad de Teherán no hagan lo que a los físicos les gusta hacer, escribir artículos y hacer estudios. Pero simplemente no hay evidencia de ningún esfuerzo sistemático para pasar del enriquecimiento de uranio a la fabricación de una bomba. Es un proceso enorme, difícil. Usted tiene que tomar un gas muy caliente y convertirlo en metal y luego hacer de él un núcleo. Y usted tiene que hacer eso por control remoto, ya que no hay manera de acercarse a estos materiales. Te mataría. Así es de radiactivos.

Mira, yo soy una voz solitaria. Y sabes hasta qué punto es cuidadoso The New Yorker con lo que publica, incluso en una entrada de un blog. Ese artículo fue comprobado y vuelto a comprobar. Y cito a personas concretas, por ejemplo a Joe Cirincione, un estadounidense que ha estado involucrado en cuestiones de desarme durante muchos años. Son voces diferentes de las que estamos leyendo en los periódicos. A veces me ofende tener que leer siempre las mismas voces en el New York Times y el Washington Post. No leemos a persona con puntos de vista diferentes. Y las hay, no sólo dentro de la comunidad de inteligencia estadounidense sino también dentro del OIEA en Viena. Hay muchas personas que no pueden soportar lo que Amano está haciendo, y… Básicamente, recibo correos electrónicos. Además el artículo salió, se puso, creo, en fin de semana. Y me envían mensajes de correo electrónico, como locos, gente del interior que me dice: “¡Así se hace!” Estoy hablando de dentro del OIEA. Es una organización que no tiene tratos con la prensa, pero que en el interior están muy preocupados por la dirección que Amano está tomando.

No es un estudio científico, Amy. Es un documento político. Y es un documento político en el que Amano está jugando nuestro juego. Y es el mismo juego que los israelíes están utilizando, igual que los contrarios a Irán. Y me gustaría que pudiéramos separar nuestros sentimientos acerca de Irán y los mulás y lo que ocurrió con los estudiantes a partir de 1979 de la realidad, que es que creo que hay una posibilidad muy seria de que los iraníes seguramente nos darían el tipo de inspecciones que queremos, en a cambio de un poco de cariño: poner fin a las sanciones y ofrecer un respeto que ellos insisten en que quieren obtener de nosotros. Y no está sucediendo con este gobierno.

AMY GOODMAN: Seymour Hersh, quiero darle las gracias por estar con nosotros. Su último trabajo se halla en el blog de The New Yorker. Se titula “Iran and the IAEA” (Irán y el OIEA.)

Traducción por S. Seguí, www.rebelión.org

Amy Goodman

Tomado: Democracy Now.org

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